Nace la resistencia / Excélsior


  • Este viernes 17 de febrero llevamos a cabo el evento #MuroHumanoMx en dos puntos de la frontera mexicana con Estados Unidos. 

A mí me tocó estar en Ciudad Juárez y otro grupo de colegas, ciudadanos y paisanos se organizaron en Tijuana. Fue algo muy significativo, pues, de entrada, en ambos lugares se reunió gente de distintos perfiles, orígenes y participación social.

En Chihuahua conviví con políticos, líderes campesinos, personas de organizaciones religiosas, gente de todos los partidos y sin partido, en fin. Acudió también Oscar Leeser, el alcalde de El Paso, Texas, invitado por el presidente municipal de Ciudad Juárez, Armando Cabada. Oscar dijo que él es de Chihuahua y que se sentía muy contento de volver a su tierra.

Me llena de alegría haber cumplido con el objetivo que nos planteamos al promover esta acción: dejar claro que un muro de personas tomadas de la mano y acercándose, corazón con corazón, es más potente y va a ser mucho más fuerte y lleno de energía que un muro de piedra y de cemento, como el que hoy quiere Donald Trump.

Para los que estuvimos ahí vibrando juntos, el significado fue muy profundo. Somos una nación que está dividida, que está peleada consigo misma y entre sí misma; pero el #MuroHumanoMx es una imagen nítida de que, cuando hay retos comunes enfrente, podemos agarrarnos de la mano y enfrentarlos.

Todos los que estábamos ahí éramos una sola fuerza ante la amenaza que estaba enfrente, literalmente; justo del otro lado del río Bravo. Cuando actuamos juntos y se diluye el miedo, brota la fortaleza de un país como México, representada en un microcosmos que en ese momento se miraba a los ojos y dejaba hablar a su corazón.

Para mí, y para el equipo cercano con el que trabajo en este momento, este día nació la posibilidad franca de reunificar nuestra nación, sin excluir a nadie. Y eso quiere decir resistir frente a la división, los prejuicios y el egoísmo de siempre, en todos los ámbitos, no sólo en la política.

Antes de ir a formar nuestro muro humano, participamos en el foro En Defensa del Interés Nacional, ahí mismo en Juárez, en el Centro Cultural Paso del Norte. Una conclusión central de este encuentro es que necesitamos de inmediato una política pública bien definida, pues hay mucha preocupación de que no existe, a estas alturas, una posición contundente del Estado mexicano frente al reto del nuevo paradigma en la relación con Estados Unidos.

Justo en este foro hablamos de oportunidades para la participación de gobiernos locales como el del estado de Chihuahua que, siendo fronterizo, puede incidir en los estados vecinos. También hablamos de la participación de nosotros los senadores con nuestro proyecto Operación Monarca, que ya está dando resultados importantes, entre ellos la asignación de 50 millones de dólares para que los consulados en EU atiendan a nuestros paisanos y una iniciativa preferente para la revalidación en México de los estudios de dreamers que sean deportados.

Además, estuvieron las visiones de los académicos, quienes coinciden en que ahorita hay una gran oportunidad para identificar, dentro de nuestro modelo nacional de desarrollo, patrones a modificar para corregir sus fallas y acciones a tomar para emprender una nueva ruta.

Vamos a llevar al Senado un documento producto del encuentro. Invitaremos a los actores ahí presentes y, a propuesta del gobernador Javier Corral, también a los gobernadores. Porque hoy se trata de dejar de pensar de manera tradicional y escucharnos todos, cada quien tiene algo que aportar y, así, el diagnóstico y sus acciones derivadas serán más potentes.

La realidad mexicana no se puede separar de lo que sucede con Estados Unidos. Sea por las remesas, por la vida fronteriza, por la interacción comercial o por el turismo; varios estados de la República tienen una vocación y dinámica de zona de frontera, hay diez estados en otras regiones que tienen una migración realmente trascendente y, básicamente, un país entero que vive el impacto, de una u otra forma, del Tratado de Libre Comercio con América del Norte.

La relación con Estados Unidos tiene que ser una relación para bien. Esa debe ser nuestra prioridad como tomadores de decisiones. Y la resistencia que hoy nace debe decir no a la indignidad, tanto en un tema bilateral como en todos los asuntos pendientes de resolver en nuestra propia casa.