México demanda una nueva constitución que refleje su realidad en el siglo XXI: Luis Sánchez Jiménez


Intervención en tribuna del senador Luis Sánchez Jiménez, del Grupo Parlamentario del PRD,para presentar el posicionamiento respecto al aniversario de la promulgación de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

  •  Necesario reivindicar el carácter de la Carta Magna.

Luis Sánchez Jiménez (LSS): Muchas gracias, señora presidenta.

Compañeras y compañeros.

El día de mañana 5 de febrero, se conmemora el 99 aniversario de la promulgación de la Constitución de 1917.

Una Constitución producto de una revolución social y política, el pueblo en armas, en lucha por más de seis años, plasmó sus ideales y demandas en el texto constitucional.

Esta Constitución es un acto fundacional de la República, es la continuidad de la herencia liberal, federal y republicana de la Constitución de 1857, pero fue mucho más.

La Constitución de 1917 fue la expresión de un nuevo proyecto nacional el que emanó de la revolución iniciada en 1910 bajo la convocatoria de Francisco I. Madero.

Un millón de vidas fue el costo que se tuvo para derrotar una dictadura y transformar a México hacia casi un siglo.

En la Constitución de 1917 se expresa no sólo la visión de los vencedores en la lucha armada, el Ejército Constitucionalista. La Constitución retomó e integró en su texto la lucha y las reivindicaciones de los militarmente derrotados o traicionados pero políticamente triunfadores. Esto es, la herencia liberal y anarquista del magonismo, la lucha democrática de Madero, el programa agrario del villismo y zapatismo.

El texto constitucional de 1917 postuló la reorganización política del Estado mexicano, asumió el principio del sufragio efectivo y la no reelección; pero también la reorganización de la propiedad, de la riqueza y del poder. Reivindicó la soberanía nacional, el control y el aprovechamiento de recursos naturales a favor del desarrollo nacional y el bienestar colectivo.

Fue así, una Constitución democrática, federal, liberal, municipalista a la par que nacionalista, agraria y con un profundo sentido de justicia social, en especial, para la clase obrera y los campesinos del país.

Y reiteró, fue un carácter municipalista, ahora que se amenaza con prácticamente desaparecer a los municipios, quitándoles la oportunidad de brindarles seguridad a sus ciudadanos.

99 años han pasado desde su promulgación, las 642 reformas contenidas en 225 decretos que ha sufrido el texto original, en muchos casos, han trastocado de fondo el espíritu de la alerta revolucionaria que le dio origen, así ha sido en el caso de las reformas salinistas al artículo 27 en materia agraria, y las más recientes en materia energética.

Las visiones conservadoras y regresistas han insistido una y otra vez en imponerse en el texto constitucional. Hoy, es un gran reto para las visiones democráticas y populares defender las conquistas históricas del pueblo de México, el fruto de luchas, de vidas, de ideales y esperanzas que se han levantado por tener una patria libre, justa, soberana y democrática.

Hay que defender y ver a futuro, es muy importante conmemorar la promulgación de nuestro texto constitucional, debemos honrar la memoria de millones de mexicanos y mexicanas que se comprometieron para cambiar a nuestro país, quienes lo hicieron por la vía armada, ante el autoritarismo y la sin razón de una dictadura es lo menos que podemos hacer por quienes han luchado y nos han heredado la nación que hoy tenemos.

Pero el compromiso de ir más allá, sabemos de dónde venimos y hacia dónde vamos, debemos conocer la historia para proyectar el futuro, el México de hoy nos demanda un nuevo proyecto de nación, congruente con nuestra historia, y consistente para darle viabilidad, presente y futuro a la nación.

El México de hoy está en crisis, en decadencia, sometido a la corrupción, al afán de lucro sin medida, al entreguismo, al crimen y la violencia, a la falta de empleos y salarios dignos; una nueva oligarquía inspirada en los científicos y la oligarquía terrateniente del Porfiriato nos domina.

Pretende someternos a sus visiones e intereses, es tiempo de revelarse, de alzar la voz ante la decadencia de poner un freno al cinismo, con la fuerza de la ciudadanía, con la razón, con la ley, con la fuerza de la conciencia y la organización debemos hacer frente a los grandes problemas nacionales de nuestro tiempo, de nuestra generación, como en su momento lo planteó Andrés Molina Enríquez.

La Revolución mexicana y la Constitución de 1917 son una gran herencia, a 99 años de su promulgación, la necesidad de un nuevo constituyente es insoslayable, tenemos que transformar de fondo y refundar a nuestro país; debemos generar las condiciones para que los verdaderos intereses populares y nacionales sean los que prevalezcan, los que nos unifiquen, los que marquen el destino de la nación para los años por venir.

Un nuevo constituyente para un México con esperanza, con futuro, con dignidad y justicia para todas y todos, es el compromiso que debemos asumir hoy a 99 años de la promulgación de la Constitución de 1917.

Nuestra Constitución requiere de una revisión integral tanto en lo formal como en lo material, México demanda una nueva constitución que establezca un trazado formal, correcto y que refleje la realidad mexicana del siglo XXI.

Así entonces, será posible determinar con precisión y claridad la generalidad constitucional de la particularidad legal.

El día de ayer, en el marco del inicio de la conmemoración del Centenario de la Constitución, el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, en voz de Pedro Salazar refería la recomendación de los constitucionalistas Diego Valadés y Héctor Fix Fierro a la par de nuestra Carta Magna, que exista una Ley de Desarrollo Constitucional en la que se regule la particularidad legal que hoy está inserta en la Constitución.

Me parece una propuesta provocadora y queda luces a un camino hacia el quehacer a 100 años de nuestra Constitución.

La otra mirada, la de no hacer nada, no es más que no entender a esta nueva sociedad del siglo XXI.

Muchas gracias.

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