La educación sin rumbo en el contenido / Revista Siempre


A dos años de que concluya el gobierno de Enrique Peña Nieto el saldo en materia educativa es magro y poco. No se observan mejoras estratégicas, prácticamente en ningún rubro.

Durante estos cuatro años se ha hablado de un compromiso con la educación, sin embargo los hechos muestran una realidad diferente.

La campaña de publicidad sobre “las cosas buenas no se cuentan, pero cuentan mucho”, que no es otra cosa que la apropiación de los resultados de los ciudadanos, frente a la ausencia de los avances del gobierno, es un buen ejemplo de esta visión perturbadora.

En esta campaña se habla del programa de escuelas al cien.  Se menciona que se ha invertido en ciencia, tecnología e innovación y que se aumentaron las becas para estudiantes en el extranjero. Sin embargo, estas cosas que cuentan mucho, cuentan poco en el presupuesto de egresos, ya que la cantidad de recursos públicos que inicialmente el Ejecutivo planea destinar al rubro de educación para el siguiente ejercicio fiscal, implica una reducción del 4.8%; es decir, 12 mil 132 millones de pesos menos, en comparación con este año.

Con este recorte en el presupuesto, programas como el de la reforma educativa y el de desarrollo profesional docente disminuyen en 72.8% y 39.5%, respectivamente. También impactará en el programa de escuelas de tiempo completo, que afectará a estados como Chiapas, con 44 millones de pesos menos, Michoacán, con 16 millones y Oaxaca, con 15 millones.

Estas decisiones vulneran uno de los pilares para construir el futuro del país. A las universidades autónomas se les está aplicando un recorte en su financiamiento de más del 1%. A ello se suma, una reducción en los recursos para becas que asciende a más de 800 millones de pesos, lo que podrá traducirse entre 62 mil y 119 mil becas menos, por nivel.

¿Cómo supone este gobierno que saldrá adelante la economía del país, con un entorno internacional adverso y disminuyendo el presupuesto a la educación, cuando es un mecanismo para fortalecer el mercado interno?

Siendo México uno de los países en el mundo con un mayor número de jóvenes que ni estudian ni trabajan (ni-ni), es difícil asegurar que hay un compromiso serio.

Se observa con preocupación que en la etapa final del sexenio, la educación ha sido un tema de relaciones laborales, sin orientación ni dirección, que no avanza en resolver los problemas del pasado, pero tampoco abona al futuro inmediato.

Vemos un gobierno que se atropella, pareciera que se atraviesan los unos con los otros.

Se dividió el país con costos tan altos que van desde pérdidas humanas hasta las incomodidades que pagamos todos los ciudadanos por marchas, plantones, para que al final del día no haya un resultado favorable.

Frente a este panorama, las preguntas que quedan sin resolver son:

—¿A qué se puede comprometer el gobierno con la sociedad sobre los avances en materia de educación al finalizar este sexenio?

—Hoy la situación con el magisterio es una tensión social. ¿Cuál es la ruta de distensión?, ¿se resolverá en este sexenio el conflicto magisterial o simplemente se aplicará la lógica de “el de atrás paga”, de postergar los costos? Si fuera el caso, no sólo sería irresponsable, sino de gran riesgo para la nación.

—El mundo está cambiando. Las demandas de educación y desarrollo de capacidades se modifican de manera vertiginosa. ¿Qué acciones se han implementado y cuáles se planea realizar para que los mexicanos puedan insertarse en la economía del conocimiento?

El futuro de México será tan brillante como las capacidades de los mexicanos. Si no resolvemos las contradicciones, estaremos condenados a seguir el espiral de deterioro en el que estamos.

@LuisHFernandez

Senador de la República