La causa y lo causado: No debemos acostumbrarnos a los abusos / Milenio


  • Lamentablemente, la elaboración de una estrategia del Estado mexicano frente al gobierno de Donald Trump se debilita, se ha perdido un tiempo valioso y lo más lamentable, se percibe la ausencia de voluntad para lograrlo.

En los dos meses que han transcurrido desde la toma de posesión de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, las agresiones contra migrantes mexicanos han aumentado. Dichas agresiones quedan registradas en los medios de comunicación y en las redes sociales, pero sólo como testimonios o denuncias. Lamentablemente ante esta creciente tendencia discriminatoria y xenofóbica, el gobierno mexicano ha permanecido esencialmente pasivo. Nuestros representantes en Estados Unidos no han puesto en práctica acciones contundentes en defensa de nuestros compatriotas. Da la impresión que el gobierno mexicano tiene el propósito de que poco a poco la sociedad considere los abusos, las vejaciones y la discriminación de migrantes mexicanos como parte de la nueva relación entre México y Estados Unidos durante los próximos cuatro años.

 

No debemos acostumbrarnos a los abusos, nunca podemos pensar que estas circunstancias son normales entre personas y, mucho menos, entre naciones. Suponer que los ataques de Trump en nuestra contra son parte del paisaje cotidiano resulta inaceptable. Nuestros migrantes y sus familias necesitan de un Gobierno que los defienda. Se requiere de representantes que denuncien cada detención ilegal, que protesten ante cada acto discriminatorio y que alcen la voz ante cada deportación. Nuestro embajador, cónsules y personal del servicio diplomático en Estados Unidos tienen la obligación de salvaguardar los intereses nacionales, que en el fondo son los intereses de nuestros compatriotas y de sus familias.

 

El Servicio Exterior Mexicano es una de las fortalezas de nuestro Estado. Estoy convencido que la representación de nuestro país en el mundo posee un alto nivel. Conozco y reconozco el trabajo que embajadores y cónsules han desarrollado en muchas naciones. Pero debemos poner énfasis en la situación que actualmente vivimos ante el gobierno de Trump. Insisto en que lo peor sería que los servidores públicos o los representantes populares, como los senadores, consideremos que los agravios a los mexicanos sean cosa de todos los días.

 

En días recientes diversos factores monetarios y financieros se han combinado para que nuestra moneda adquiera cierta estabilidad frente al dólar. Donald Trump, en sus declaraciones y tuiters, ha disminuido su beligerancia en nuestra contra. Esto no cambia nada, suponer que Trump ya modificó sus objetivos sería un autoengaño, porque las acciones ejecutivas que firmó continúan y se cumplen con puntualidad. Mientras esto ocurre en Estados Unidos, en México aún no se conoce cuál será la estrategia de nuestro gobierno en materia de migración, defensa de los derechos humanos, seguridad e incluso, tratados comerciales, que parecía ser la única prioridad del actual gobierno federal.

 

Lamentablemente, la elaboración de una estrategia del Estado mexicano frente al gobierno de Donald Trump se debilita, se ha perdido un tiempo valioso y lo más lamentable, se percibe la ausencia de voluntad para lograrlo. La posibilidad de que el Senado de la República contribuya a la elaboración de dicha estrategia por medio de la aprobación de un decreto legislativo que definiera puntos clave o ejes de esta estrategia, se ha diluido.

 

Ante la pasividad del Poder Ejecutivo, ante la imposibilidad del Senado de por lo menos expresar alguna posición de firmeza en el ámbito de su competencia, no debemos perder la capacidad de indignación. XXX TWITTER: @MBarbosaMX