Intervención de Sen. Dolores Padierna durante la inauguración del IV Encuentro Parlamentario del XXI Foro de Sao Paulo


VERSIÓN ESTENOGRÁFICA DE LA INTERVENCIÓN DE LA VICECOORDINADORA DEL GRUPO PARLAMENTARIO DEL PRD EN EL SENADO, DOLORES PADIERNA LUNA DURANTE LA INAUGURACIÓN DEL IV ENCUENTRO PARLAMENTARIO DEL XXI FORO DE SAO PAULO

 

Sen. Dolores Padierna Luna: Compañeras, compañeros legisladores de América Latina y El Caribe, de Europa sean ustedes bienvenidos a este Encuentro Parlamentario del Foro de Sao Paulo

 

Hace unos días, cuando reflexionaba sobre la importancia del XXV aniversario del Foro de Sao Paulo, los medios recordaron una frase del comandante Fidel Castro, pronunciada hace 42 años: “Estados Unidos vendrá a dialogar con nosotros cuando tenga un Presidente negro y haya en el mundo un Papa latinoamericano”.

 

Bueno,  ahí están los dos, el Presidente y el Papa, en un mundo que nadie imaginaba hace 42 años, como es muy distinto el mundo respecto de 1990, el año en que las fuerzas progresistas y de izquierda del subcontinente nos dimos este instrumento de confluencia, de reflexión, de acuerdos, que es nuestroForo de Sao Paulo.

 

Hace 25 años vivíamos todavía el shock de la caída del Muro de Berlín y el neoliberalismo entraba, como decimos aquí en México, en caballo de hacienda, con sus jinetes Tatcher y Reagan al frente, para anunciarnos el comienzo de un mundo unipolar gobernado sólo por el mercado.

 

¿Cómo íbamos a imaginar que pocos años después comenzaría una verdadera sacudida en nuestra región que llevaría a compañeros de la izquierda a los gobiernos en la mayoría de las naciones latinoamericanas y de El Caribe?

 

En estos años, no sin dificultades y tropiezos, las fuerzas democráticas y progresistas de América Latina hemos demostrado, en primer lugar, que sí hay una alternativa al neoliberalismo, que sí podemos tener modelos que no pongan por delante al mercado, maneras de gobernar y de vivir con inclusión, justicia y libertades, hemos demostrado que sí hay de otra frente a la codicia y los intereses del imperio.

 

Ahora que Estados Unidos tiene un presidente negro y El Vaticano un papa latinoamericano, algunos de nuestros países han visto llegar a la presidencia a un obrero metalúrgico, a un cocalero y a un mulato.

 

El arribo de gobiernos progresistas ha propiciado cambios fundamentales. Uno de ellos es que millones de habitantes de la región han salido de la pobreza y han aprendido, en la práctica, que la democracia es mucho más que un asunto electoral, que se construye día a día, desde abajo, porque ahí es donde se enriquece y se hace auténtica. Nuestros pueblos han aprendido a defender sus conquistas y lo hacen en los países donde gobierna la izquierda y también donde no hemos conseguido los gobiernos nacionales, pero ya damos ejemplos nítidos de una forma distinta de actuar desde el poder en los ámbitos locales.

 

En varios de nuestros países ha comenzado a ser desmontado esta nefasta obra de los neoliberales que todavía hoy nos muestra cuánto daño puede hacer a la gente.

 

Aquí en México hemos padecido el empecinamiento antidemocrático de la derecha que ha recurrido a todas las trampas posibles para evitar la llegada de la izquierda al poder nacional.

 

En estos años estamos viendo los resultados de haber debilitado al Estado, de haber anulado los derechos de los trabajadores y de haber abierto de par en par las puertas al “libre mercado.

 

A contrapelo de lo que aquí ocurre, vemos que en otras latitudes se recupera la rectoría del Estado en sectores estratégicos, cómo se redistribuye el ingreso cerrando la brecha de la desigualdad y cómo se han recuperado conquistas de los obreros y los campesinos.

 

Se trata, en suma, de políticas post neoliberales que van configurando un nuevo modelo, aterrizado en las condiciones de cada país; un modelo que no propone el aislamiento, sino la inserción en el mundo global, pero acorde a las necesidades de cada país.

 

Tenemos claro que en los países de nuestra región se han conseguido importantes avances, que han sacado a millones de la pobreza y que han reducido la brutal desigualdad, las viejas elites no están contentas.

 

Eso explica la dura batalla contra Dilma Rousseff en Brasil, echada adelante por los poderes financieros y un sector de la clase media; eso explica la “guerra económica” contra el pueblo venezolano; eso también nos hace entender la sucia guerra mediática en contra de Cristina Fernández en la Argentina y las duras presiones contra Correa en el Ecuador.

 

Una tarea que compartimos es defender y ampliar los avances logrados hasta la fecha. Tenemos un largo camino andado en la solidaridad y debemos mantenernos en esa ruta, con un añadido esencial: tenemos que informar, compartir experiencias de avances, contrarrestar a los grandes poderes mediáticos que venden versiones distorsionadas de lo que sucede en nuestros países. La revolución tecnológica ha puesto en nuestras manos herramientas que debemos usar con mayor eficacia.

 

Estamos construyendo una nueva “hegemonía”, es decir, una idea compartida por la mayoría de que hay un camino distinto al neoliberal.

 

El poderoso caballero que manda en los centros financieros mundiales no se ha cruzado de brazos frente a la irrupción de los gobiernos progresistas en nuestra región. Se han intentado golpes de Estados contra los presidentes de Ecuador y Bolivia; consiguieron sus objetivos, parcialmente, con los “golpes blandos” contra Paraguay y Honduras; y no han cesado sus guerras contra Brasil y Argentina, solo  por citar algunos casos.

 

La unidad subcontinental y la existencia de nuevos organismos de integración sur-sur han hecho posible que los daños no sean mayores, pero hay mucho camino por andar en lo que toca a la integración económica y tecnológica. En el nuevo escenario geopolítico ninguna nación puede tener un proyecto viable en solitario.

 

Este espacio nos convoca a compartir nuestra experiencia, pero sobre todo a escuchar, porque es aprendiendo de ustedes, compañeras y compañeros de la gran patria latinoamericana, como lograremos andar en esta senda de justicia y libertad, en este nuevo mundo que nos espera y nos exige alcanzarlo.

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