Incrementar el salario mínimo / Excelsior


  • El pasado 8 de septiembre, la SHCP presentó el paquete fiscal para el 2016. Pronósticos poco esperanzadores para el año entrante.

Entre 3.6 o 2.6% de incremento del PIB (poco creíble por cierto), un tipo de cambio de 15.90 pesos por dólar, y un duro recorte de 1.5 puntos del PIB en el gasto público derivado de la caída en los precios del petróleo.

La presentación por parte de las autoridades estuvo acompañada de las frases que los mexicanos hemos escuchado desde hace ya muchos años: “El gobierno presenta un paquete económico con responsabilidad”, y “no podemos arriesgar lo mucho que hemos avanzado en materia de estabilidad”.

Sin embargo, los problemas estructurales de nuestra economía, que mantienen vacíos los bolsillos de los mexicanos persisten; crecimiento mediocre, desigualdad en la distribución del ingreso, y empobrecimiento de grandes sectores de la sociedad.

Desde los 90, la política económica de nuestro país se ha restringido a buscar un buen desempeño macroeconómico, sin atender condiciones micro, que son las que podrían evidenciar verdaderas mejorías. Un ejemplo claro de ello es el salario mínimo que ha perdido prácticamente el 75% de su poder adquisitivo en los últimos 35 años. Es decir, con lo que hoy se compra un kilo de tortillas antes se podían comprar cuatro.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) ha señalado que a lo largo del siglo XXI, y en las últimas décadas del siglo pasado, México ha sido el único país de América Latina que ha mantenido los salarios mínimos estáticos, y ha sido la única economía importante que no hizo, ni ha hecho nada para propiciar su recuperación. La organización subraya: “se mantiene como un caso atípico y excéntrico de inercia y congelamiento salarial”.

Desde hace décadas, en nuestro país, los salarios mínimos, al quedarse estancados, no han seguido la evolución y crecimiento de la productividad. Lo anterior ha generado una enorme distancia entre los ingresos de los trabajadores y los de los dueños del capital; con ello, la desigualdad se ha incrementado exponencialmente.

Es indispensable incrementar los salarios en el país y en particular el salario mínimo, no sólo por la mejoría que esto podría significar en alrededor de 6.8 millones de mexicanos que hoy lo perciben, sino por el incentivo positivo que ello puede significar para la formalidad, en una economía donde dos de cada tres trabajos están en la informalidad.

Conscientes de que una recuperación salarial sensata y permanente impide lograr incrementos disparados de un solo golpe, debemos iniciar un intenso esfuerzo político para lograr un acuerdo nacional en lo económico y social. Se requiere un nuevo mecanismo de diálogo entre empresarios y trabajadores que permita una recuperación progresiva y sostenida.

El objetivo de este gran acuerdo con visión de Estado sería mejorar los ingresos de asalariados y sus familias, y con ello mejorar el consumo e impulsar el mercado interno.

Por lo pronto, esta semana en el Senado, el GPPRD, buscará destrabar la discusión e impulsará el cambio constitucional para desindexar el salario mínimo. El objetivo es desvincularlo como unidad de referencia de otros precios de trámites, multas, impuestos, prestaciones, e impedir que esta situación lo mantenga anclado. Esta medida debe ser el banderazo para configurar una política de recuperación del poder adquisitivo, que resarza gradualmente la pérdida acumulada por más de treinta años.

Aprobar este cambio constitucional eliminará ataduras y permitirá una discusión mayor. Debemos incrementar de aproximadamente 60 a 83 pesos diarios, con el objetivo de alcanzar en los próximos seis años un monto de 171 pesos, a precios constantes. Con esto podremos garantizar la canasta mínima de bienestar (vivienda, salud, alimentación, educación) de las familias mexicanas.

Ésta sí sería una buena forma de dar un grito de independencia… independencia económica, para millones de ciudadanos mexicanos. Tenemos que evitar que los que anduvieron haciendo campaña con ese lema, pero que en los hechos estancaron la discusión en beneficio de unos cuantos empresarios, intenten frenar el debate y volver a engañar a la ciudadanía.

Twitter: @RiosPiterJaguar