Importante, reconocer la lucha libre como un símbolo de la mexicanidad: Zoé Robledo


Intervención en tribuna del senador Zoé Robledo, del Grupo Parlamentario del PRD, para hablar a favor del dictamen con proyecto de decreto por el que el Honorable Congreso de la Unión declara el 21 de septiembre de cada año, como «El Día Nacional de la Lucha Libre y del Luchador Profesional Mexicano».

 

Zoé Robledo A. (ZRA): Gracias, presidente. Seré muy breve.

 

El día que Jesús Casillas, senador por Jalisco a quien yo reconozco su entusiasmo, me invitó a firmar esta iniciativa, debo confesar que tuve algunas dudas.
Y sé que hay quienes dicen que esto no es relevante o que hay otros asuntos más importantes que tratar; sin duda que hay muchos asuntos relevantes que tratar.

 

Pero por qué creo que era justo tener un día en nuestro calendario que recordara esta actividad tan hermosa, tan compleja, que mezcla al mismo tiempo lucha grecorromana, coreografía, ballet, teatro y todo lo demás.

 

La lucha libre, al final de cuentas es una expresión de lo que es ser mexicano.

 

Hoy justamente, 14 de septiembre, es el día de la Charrería, y claro todos estamos de acuerdo en que la Charrería sea considerado un deporte nacional; los charro mexicanos son la imagen y el símbolo de orgullo de ese México rural que cada día desaparece.

 

Pero tenemos que reconocer que la Charrería tienen un elemento, es una actividad particularmente cara de practicar, ser charro sin duda es algo que llena de orgullo a las familias y a los estados en los que se práctica.

 

Pero lo mismo el Charro mexicano que el Santo, son símbolos de lo que somos.

 

No porque una sea una actividad elegante, estéticamente bella; y no porque la otra sea una actividad popular, deberían de estar significadas de manera distinta, porque son miles los mexicanos que no en la Arena México o en la Coliseo, en los pueblos más lejanos, la única diversión que llegan a tener es esa, ver una función de lucha libre.

 

Una función en la que se representa el bien y el mal, una función en la que se representa al bueno y al tramposo, una función que a final de cuentas en el ring más miserable del pueblo más lejano del país está representando el desafío que significa ser mexicano.

 

Apostarle por hacer las cosas bien, apostarle por seguir las reglas, combatir a quienes las violentan, ¿qué no es eso también ser mexicano?

 

Por eso yo estoy orgulloso de que este día se esté impulsando la iniciativa de Casillas.

 

Sí, hay que imaginarnos a los mexicanos como el charro bravo que montando un caballo hermoso logra una de sus extraordinarias suertes.

 

Pero también debemos de imaginarnos como esos mexicanos, que como dijo alguna vez Botellita de Jerez, no son los buenos los que luchan un día, son los indispensables los que luchan todos los días; pero también reconocer a los que luchan cada domingo por llevarle un poquito de diversión, un poquito de distracción de sus problemas a miles y miles de mexicanos.

 

Enhorabuena y felicidades, Jesús.

 

 

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