David contra Goliat / Excélsior


Según los relatos bíblicos, un soldado gigante del ejército filisteo, llamado Goliat, fue derrotado por David, un joven pastor, muy inferior en tamaño y peso, pero superior en audacia y agilidad. En un combate cuerpo a cuerpo, y aprovechando sus ventajas, David hirió a Goliat con una hon-da y una piedra que se le hundió en la frente, así lo derrumbó, para después decapitarlo con la espada del propio guerrero gigante.

 El jueves pasado, John Kerry, secretario de Estado de Estados Unidos, equiparó el problema de la corrupción con el terrorismo. Durante su participación en la Cumbre Mundial Anticorrupción en Londres, dijo que la corrupción destruye naciones al igual que lo hacen algunos grupos extremistas. Declaraciones como ésta, en paralelo con las revelaciones de los Papeles de Panamá, ubican a la corrupción como un Goliat de nuestra era.

Pero, afortunadamente, estamos observando cada vez más ejemplos de Davides que están poniendo en jaque a los Goliats, usando los movimientos rápidos y virulentos de las hondas y las piedras de las redes sociales, y el impulso del espíritu emprendedor.

Mientras Kerry declaraba en Londres, de este lado del Atlántico, en Brasil, la presidenta de la República, Dilma Rousseff, era separada de su cargo por un periodo de seis meses para llevar a cabo un juicio político en su contra, pues desde hace meses fue acusada de manipulación de cuentas públicas. Este proceso podría culminar en su destitución definitiva.

Este caso representa un nuevo triunfo en América Latina en la batalla contra la corrupción en las más altas esferas del poder, y no puede entenderse sin el involucramiento de millones de brasileños que demandaron, en las calles y en las redes, un alto al uso indebido del dinero público por parte de un gobierno.

El David en esta historia se llama Kim Kataguiri, nieto de inmigrantes japoneses de 19 años, que pasó de ser un estudiante contestatario al fundador y líder del Movimiento Brasil Libre, cuyo propósito ha sido promover los valores del libre mercado y el juicio político contra Rousseff. Este movimiento social se ha convertido en uno de los más influyentes en ese país.

¿Y cómo pasó Kim de ser un estudiante rebelde a un activista brasileño estrella?

Todo inició cuando, en 2013, subió un video a YouTube para refutar el argumento de uno de sus profesores en la universidad, que respaldaba la política económica del partido en el gobierno. Lo que Kim pensó que sería una anécdota universitaria, en instantes se volvió viral en todo el país. Como resultado de este éxito en las redes sociales, él continuó creando videos ingeniosos y disruptivos para criticar el modelo económico vigente.

El artículo “Millones en Brasil siguen a un líder adolescente hacia la libertad” describe la historia de Kim como un perfecto ejemplo de algo que resulta esencial para el futuro de la libertad: “Empaquetar nuestras ideas en formas accesibles y emocionantes para la gente joven, para después transmitirlas por las vías que esos jóvenes utilizan”. Y señala más adelante: “Cuando ideas atractivas convergen con eventos catalizadores y personalidades fuertes, suceden cosas grandes e impredecibles”.

En lo personal, veo la oportunidad para consolidar un momento trascendente en América Latina, una gran revolución cultural. Para que esto ocurra, y a la luz de las experiencias recientes, habrá que dejar de ver solamente lo que NO hay, para enfocarnos en las fortalezas que SÍ tenemos, para dar esta batalla.

Hay que potenciar el uso de tecnología, impulsar el acceso masivo a internet y a las redes sociales y, sobre todo, aprovechar la vitalidad y energía de la juventud latinoamericana, con una visión moderna e incluyente.

La semana pasada en el Senado, durante la sesión mensual del proyecto Nosotros, de la Comisión de Población y Desarrollo que presido, el doctor Miguel Székely nos compartió el dato de que, en 2010, había 20 millones de los denominados ninis en América Latina, de los cuales se estima que alrededor de ocho millones habitan en México. Lejos de considerar a este grupo poblacional como un lastre, debemos verlos como una fuente potencial de talento.

Es momento de dejar de sólo hablarles y dejarlos hablar, porque ahí en ell@s están contenidas ideas brillantes para ser desarrolladas y ganar la tracción que necesitamos hacia el futuro, donde cada vez más Goliat se vea amenazado y derrotado por estos representantes de David.