Crímenes de Iguala no deben quedar impunes: Fidel Demédicis


Fidel Demédicis

Intervención en tribuna del senador Fidel Demédicis Hidalgo, del Grupo Parlamentario del PRD, para presentar posicionamiento sobre el caso Iguala.

 

Fidel Demédicis HIdalgo, (FDH): Muchas gracias, presidente, con su venia.

 

Compañeros senadores, compañeras senadoras:

 

No rehuyamos la lucha cuando se trata de preservar el derecho o la dignidad del hombre, sólo así podremos congratularnos de pertenecer a la humanidad, Alberto Einstein.

 

Hay muertes que cuando ocurren se llevan pedazos del alma y dejan un profundo dolor más cuando son producto de un crimen, y los criminales gozan de impunidad; las huellas de estos miserables crímenes son tan profundos que los criminales no podrán ocultarlas.

 

Las matanzas, los genocidios en nuestro país, casi todos han quedado en la impunidad. Dos de octubre 1968, matanza de estudiantes en Tlatelolco, resultado impunidad, hasta la fecha el Estado Mexicano se ha negado a que haya una Comisión de la Verdad, para que se dé con los responsables y se castigue a los que cometieron este crimen.

 

Junio, 1971, matanza de estudiantes, resultado impunidad; junio 1995, matanza de campesinos en Aguas Blancas, Guerrero, impunidad; diciembre de 1997, matanza de indígenas en Acteal, Chiapas, impunidad; junio 1998, matanza de campesinos en El Charco, Guerrero, impunidad; febrero del 2006, muerte de mineros, en Pasta de Conchos, Coahuila, resultado, impunidad; diciembre del 2011, asesinato de dos estudiantes de la  Normal de Ayotzinapa, resultado hasta la fecha, impunidad; 26 de septiembre de 2014, matanza de estudiantes de la Normal de Ayotzinapa, Guerrero.

 

Hoy estamos discutiendo que rumbo le vamos a dar a este asunto para que no quede la impunidad, igual como han quedado todos los que estamos señalando.

 

El Senado de la República debe decir un ya basta, a que la impunidad siga cabalgando sin control a lo largo y ancho del país, ante la pasividad de quien tiene la obligación constitucional de combatirla, sin miramientos, pensando siempre en el bien del pueblo y no el interés político que traería como consecuencia, abrir una cloaca que es imposible contener ya porque su contenido por la acumulación de sociedad, producto de la impunidad y corrupción , que México ha padecido por años y años de regímenes autoritarios que encontraron en la represión de Estado, dígase la implementación del terror a través del encarcelamiento, producto de la fabricación de delitos, las desapariciones forzadas o las masacres como la ocurrida, de los estudiantes normalistas el pasado 23 de septiembre del 2014, en Iguala, Guerrero.

 

La salida para silenciar los reclamos de una sociedad que ya no aguanta más, y que encuentra en la protesta social una vía para hacerse escuchar ante los oídos sordos de un gobierno indiferente e insensible.

 

En este terrible caso, en el cual perdieron la vida seis personas, entre ellos tres estudiantes, 20 heridos y hay 57 desaparecidos, este crimen de Estado, crimen de lesa humanidad no debe quedar impune, se tiene que investigar hasta sus últimas consecuencias por el bien del país se debe encontrar la verdad histórica y se tienen que deslindar responsabilidades hasta dar con los responsables materiales e intelectuales para castigarlos de manera ejemplar, basta de impunidad.

 

Hay preguntas que se está haciendo el pueblo, y que es necesario que se le aclaren aunque duela, el tratar de tapar el sol con un dedo, solo agravaría el problema y solo traería una reacción ciudadana de consecuencias impredecibles.

 

¿Por qué no actúo el gobierno federal, si los titulares de la PGR, y de Gobierno tuvieron conocimiento del secuestro de nuestro compañero, luchador social, y asesinato del mismo ingeniero Arturo Hernández Cardona? Esto a través de una declaración notarial firmada por uno de los sobrevivientes del secuestro colectivo perpetrado por el alcalde de Iguala, José Luis Abarca, en la cual se detalla:

 

Uno. El secuestro del ingeniero Hernández Cardona.

 

Dos. La tortura de que fue objeto.

 

Tres. ¿Quién ordenó el secuestro?

 

Cuatro. ¿Quién lo ejecutó?

 

La respuesta del Secretario de Gobernación al ciudadano que presentó el caso fue, lo voy a revisar. ¿Cuántas veces hemos escuchado estas respuestas de funcionarios de todos los niveles a ciudadanos que se acercan a pedir justicia?  Y cómo dice el pueblo, y como dice el pueblo, hasta que se ahoga el niño se quiere tapar el pozo.

 

Ahora sí la PGR  atrajo el caso, la gendarmería ya tomó el control de la seguridad en Iguala, ahora si Monte Rubido ya volteó los ojos a Iguala, ahora sí después del crimen perpetrado en contra de 43 normalistas, la federación toma las riendas de Iguala.

 

¿Por qué hasta ahora? Son las preguntas reiteradas que el pueblo de Guerrero y el pueblo de México se hacen con una profunda tristeza, pero también con una profunda indignación.

 

El Senado de la República, ante estos momentos de dolor colectivo por la muerte de ciudadanos y de estudiantes de la Normal de Ayotzinapa, no le debe regatear al pueblo la exigencia de que se haga justicia, acompañando en todo momento hasta que se dé con el paradero de los responsables sean quienes sean, y provengan de donde provengan, para llevarlos ante la justicia y así mitigar en algo el profundo dolor que padecen los familiares y el pueblo de México en  general por la muerte de estos profesores en ciernes, que su único delito, por eso protestan, es exigir mejores condiciones como estudiantes para llevar acabo con eficiencia el proceso de enseñanza, aprendizaje, y así lograr ser mejores maestros de México.

 

Se equivocan los asesinos, y los que mandaron a estos asesinos, si creen que los normalistas de Ayotzinapa van a dar un paso atrás en su lucha histórica por tener mejores condiciones como estudiantes.

 

Se equivocan si piensan que con estos crímenes el normalismo en México va a desaparecer.

 

Los profesores, los maestros, estamos hechos de una pasta que nos obliga a seguir luchando para lograr la emancipación definitiva de México.

 

Compañeros senadores, compañeras senadoras.

 

Por todos los muertos ciudadanos y estudiantes de la histórica Normal Isidro Burgos de Ayotzinapa, Guerrero, nuestros muertos, por este crimen de Estado, tenemos el deber ético y político de honrarlos y exigir que los asesinos materiales e intelectuales sean castigados con todo el rigor de la ley. Junto con ello debemos de exigir justicia para los muertos de México 68 y 71. Agua Fría de Oaxaca, Aguas Blancas y El charco, Guerrero; los de Acteal, Chiapas, los de San Salvador Atenco, los de la APPO, de Oaxaca, los de Pasta de Conchos, entre los más conocidos.

 

Hay que luchar también por la libertad de los presos políticos y por la presentación con vida de los desaparecidos por esas mismas causas.

 

Cuando esto suceda, compañeros senadores, compañeras senadoras, ellos, nuestros muertos, podrán descansar y nosotros tal vez podamos vivir con un poco de tranquilidad.

 

Por su atención, muchas gracias.