Abraham Bandala (parte 2) / Tabasco Hoy


Durante finales del siglo XIX en Tabasco, lo más importante que sucedió, fue la creación del Instituto Juárez en 1879. La fundación de este Instituto fue el reconocimiento del gobierno de la República hecho a Tabasco y a su sociedad por haber sido garante de la lucha independista y liberal en ese siglo, de dolor y desgarro en el alma y territorio nacional. México se pacificó en las últimas décadas de ese siglo con el gobierno de Porfirio Díaz; en todos los estados de la República el general oaxaqueño tuvo sus guardianes de plaza.

En Tabasco fue: Abraham Bandala. Nuestro estado gozó de paz social y, por primera vez, de una institución educativa de nivel superior. Entre las acciones de progreso en ese periodo podemos citar: la construcción y la posterior inauguración de la línea de tranvías que iba de la “Casa Maldonado e Hijos”, en la capital San Juan Bautista, y que llegaba hasta las cercanías del pueblo de Atasta; como obra civil se inauguró el teatro Merino, que fue el primero con el que contó la capital, y que sería auditorio de eventos de gran trascendencia de la vida social del estado; y fue en esa administración que se enfrentó el problema de límites territoriales que tenía Tabasco con Chiapas.

Agrego que más que “problema”, este es un tema de gran interés y de gran dignidad para ser retomado desde el punto de vista histórico por los estudiosos tabasqueños. Entre sus cosas negativas: que mantuvo un control político total en el estado. Comprendemos en la perspectiva que da el tiempo que Bandala reprodujo en Tabasco el modelo de control político propio del porfirismo en el territorio nacional. Como un dato curioso, en sus apuntes biográficos y de su vida doméstica, publicados por el gobierno de Tabasco, el gran gobernante y filólogo tabasqueño Francisco J. Santamaría, lo describe como un hombre bueno, pues fue Bandala quien lo becó para continuar sus estudios, cuando Santamaría era un niño pobre y carente de ayuda.