Alegato por la dignidad de México


México no debe rehuir el desacuerdo, ni mucho menos ceder en aspectos estratégicos buscados por Estados Unidos

Hay una peligrosa esquizofrenia mexicana en las negociaciones del TLC. Por un lado, se rechaza la retórica, el chantaje y las amenazas de Trump, diciendo que son sólo eso: palabras. Por otro lado, se actúa como si no se quisiera hacer irritar a los negociadores estadunidenses: se habla de finales felices, de concluir la negociación en corto tiempo y, desde luego, de avanzar en la integración energética anhelada por los estadunidenses, lo que nos colocaría en un escenario de franca inseguridad energética.

Pero, a juzgar por las declaraciones de Trump en el sentido de sacar a su país del TLC, y por el respaldo que le dio Lighthizer —representante comercial de Estados Unidos— hace apenas unos días, no se ha logrado ni lo uno ni lo otro. Más aún: los negociadores del vecino del norte parecen optimistas porque, ante las bravuconerías encuentran, más que respuestas, evasiones.

Quizá por eso, recientemente, el representante del Partido Republicano en México, Larry Rubin, dijo que ve una conclusión exitosa del TLC para inicios de 2018. El deseo de que las negociaciones y la ratificación terminen en el primer trimestre de 2018 responde, en cierta medida, al deseo de aprovecharse de la debilidad de Enrique Peña Nieto. Yo creo, al contrario, que México no debe rehuir el desacuerdo, ni mucho menos ceder en aspectos estratégicos buscados por Estados Unidos, como el de promover una mayor ambigüedad en la resolución de controversias.

Se entiende que haya temores fundados ante un eventual cambio en la relación con los Estados Unidos, pero no por ello podemos permitir que sean ellos los que gobiernen nuestra política exterior. Si las negociaciones se endurecen en el sentido que Trump pretende, el resultado puede ser peor que lo que se tiene ahora, que no es sino un entramado para proteger mínimamente los intereses de nuestra nación frente a la más poderosa del mundo. En Estados Unidos, los negociadores han adoptado un tono muy agresivo, eco de Trump y su base, olvidando del todo la asimetría de la que se benefician, que incluye que puedan seguir contratando mano de obra mexicana sin garantías.

Embajadores de doce naciones alertaron, al entregar sus cartas credenciales a Peña Nieto, sobre diversos retos del mundo. Entre ellos, hicieron énfasis en la retórica xenófoba de ultraderecha, las amenazas a las instituciones, el orden global, el desarrollo y el libre comercio. Se trata de la solidaridad de los pueblos frente a una amenaza imperial, pero también de la muestra de que la posición de México puede concitar apoyo y soporte, para constituirse en una muestra y bandera de la dignidad ante el aspirante a tirano del norte. Siendo ese el escenario, no podemos sentarnos a ceder en todo, guiados por el temor. Como dijo Soledad Loaeza, en este caso vale más un buen pleito que un mal arreglo.

Sen. Dolores Padierna Luna

Coordinadora del Grupo Parlamentario PRD