Cambio climático, un tema más que parece no urgir mucho al gobierno de Trump: Dolores Padierna Luna


¿A qué pareciera que le está huyendo el presidente norteamericano con esta decisión?

Una vez más es calificado de “Irresponsable y decepcionante” el gobierno del presidente norteamericano Donald Trump, cuando el pasado 5 de junio oficializó ante la ONU su retirada del Acuerdo de París, un acuerdo global histórico pactado en 2015, y ratificado por 195 naciones, en materia de cambio climático.

Y es que a pesar de haber argumentado que ese pacto pone en «permanente desventaja» a la economía y los trabajadores estadounidenses, según afirmó el mandatario,  lo cierto es que la desventaja de la que habla el presidente Trump en realidad pone en riesgo el equilibrio ecológico del mundo y vulnera la existencia de todas las especies vivas que habitan en éste, incluyendo por supuesto la nuestra.

No obstante, antes de anunciar su retiro de dicho acuerdo, su Departamento de Estado aseguró que «El presidente está dispuesto a volver a implicarse en el Acuerdo de París si Estados Unidos puede identificar términos que sean más favorables para el país, sus negocios, sus trabajadores, su pueblo y sus contribuyentes».

¿A qué pareciera que le está huyendo el presidente norteamericano con esta decisión? Antes que todo no hay que olvidar, que en materia ambiental Estados Unidos es el segundo país a nivel mundial, después de China, en ser uno de los principales emisores de gases de efecto invernadero, lo cual significa que con su retirada pospone y arriesga el logro de los objetivos trazados por el Acuerdo de París para frenar el calentamiento global y con ello evitar desastres naturales irreversibles y fatales para todo el mundo.

Sin embargo, lo anterior pareciera no tomarlo muy enserio el mandatario norteamericano negando públicamente y en diversas ocasiones que el calentamiento global exista, calificándolo de  “un engaño de los chinos” y reiterando que este acuerdo representa una «redistribución masiva de la riqueza estadounidense a otros países», condenando de «draconianas» a las cargas financieras y económicas impuestas por el pacto a su país.

Y es que recordemos que como parte de las líneas de acción consideradas en el Acuerdo de París se encuentra la del compromiso por parte de los países más ricos del mundo, entre ellos Estados Unidos, por realizar donaciones que alcancen los 100,000 millones de dólares al año, a partir de 2020, para que los países agregados a este acuerdo y en condiciones económicas menos beneficiadas puedan financiar infraestructuras energéticas limpias y adaptarse al impacto negativo del calentamiento global.

¿Se le habrá de creer entonces al presidente Trump cuando dice que Estados Unidos seguirá participando en negociaciones y reuniones internacionales sobre cambio climático, incluyendo la Cumbre del Clima a celebrarse en noviembre en la ciudad alemana de Bonn, para «proteger los intereses estadounidenses y asegurar que la Administración tenga abiertas todas las opciones posibles en el futuro» para su política sobre el clima?

Ante este complicado panorama, lo que sí queda claro es que todas aquellas negociaciones que impliquen la salida de divisas de la nación norteamericana serán atajadas por la política de Trump, pues éste, en su faceta de magnate y empresario, no puede dejar de ver a Estados Unidos como una gran empresa y no como un territorio con principios éticos, solidarios y humanistas y con la cualidad de crear lazos diplomáticos con otras naciones.

Por ahora lo que preocupa, además de que la administración estadounidense no tome acciones más radicales como retirarse de la Convención Marco de la Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, dejando de participar en cualquier cumbre o discusión al respecto a través de la ONU, son las repercusiones ecológicas y ambientales que esta decisión conlleva, pues de acuerdo a diversos estudios científicos  si las emisiones de los llamados GEI (gases de efecto invernadero) continúan como hasta ahora, las temperaturas atmosféricas seguirán aumentando y podrían pasar el umbral de los dos grados Celsius más respecto a la temperatura preindustrial. Esto significa que el mundo poco a poco será más caliente, la temperatura del mar se incrementará, las tormentas e inundaciones serán más fuertes y constantes, al igual que las sequías, y que habrá escasez alimentaria y condiciones ambientales más extremas para el mundo entero.

 

Sen. Dolores Padierna Luna

Coordinadora del Grupo Parlamentario PRD

 

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