La educación para las personas adultas mayores tiene que convertirse en un compromiso por parte del Estado y de toda institución: Raúl Morón Orozco


Intervención en tribuna del senador del PRD, Raúl Morón Orozco, para  presentar la iniciativa de reforma a la Ley General de Educación para el desarrollo, apoyo y aprovechamiento en materia dirigida a los adultos mayores.

 

Raúl Morón Orozco, (RMO): Compañeras senadoras, compañeros senadores.

 

Esta iniciativa de reforma a la Ley General de Educación que hoy presento tiene como objeto avanzar en el reconocimiento y la armonización en nuestra Ley General de Educación de los nuevos enfoques en lo que respecta a los derechos de los adultos mayores.

Este sector de la población también debe ejercer su pleno derecho a la educación, tal y como lo afirma la CEPAL: “el principio de la titularidad de derechos debe guiar las políticas públicas”.

 

Debemos pasar del modelo de asistencia a la gente mayor a la concepción de los derechos para los adultos mayores. Esto implica una modificación drástica en la lógica de elaboración de leyes, políticas y programas, como una visión de la existencia de personas con mayores necesidades que deben ser asistidas, a la visualización de sujetos con derechos que obligan al Estado y al resto de la sociedad.

 

Las personas de la tercera edad poseen un conjunto de habilidades de aprendizaje de sus experiencias previas y no son educandos menos activos o menos motivados que la gente joven. Los estudios que se han hecho sobre la capacidad de aprendizaje demuestran que no existe ninguna disminución en este aspecto antes de los 75 años.

 

La mayoría de las personas de edad puede lograr altos niveles de capacidad intelectual. Su capacidad para aprender no disminuye, ni necesariamente permanece estática.

 

En algunos casos, incluso, puede aumentar la capacidad para aprender. La enfermedad a veces puede ser un obstáculo para el aprendizaje, pero esto no necesariamente siempre tiene que ser así. Actualmente, la mayoría de las personas de edad mayor se encuentran en mejores condiciones de salud que hace unas décadas; y ciertas dificultades, tales como los problemas de la vista, pueden superarse en relativa facilidad.

 

Reconocer el aprendizaje previo significa reconocer la riqueza y la sabiduría de las experiencias vividas. No basta con que a las personas mayores se les brinde acceso a los servicios existentes, es igualmente importante crear entornos educativos que reconozcan y apoyen todo tipo de aprendizaje y de experiencia previa.

 

La educación permanente no puede defenderse exclusivamente como un medio de adaptación del trabajador a los requerimientos del empleo. Por ello la educación y la formación a lo largo de la vida, aparecen también como una dimensión social. El aumento de la esperanza de vida, provoca la aparición de más tiempo libre y mejor calidad de vida. Esta opción requiere una oferta de actividad educativa variada a fin de continuar y ampliar al desarrollo de los ciudadanos en la sociedad.

 

La educación en y con las personas mayores encuentra aquí su razón de ser. Las nuevas demandas de la amplia cúspide de la pirámide poblacional estimulan el paso de la educación entendida como formación para unas etapas determinadas, a una mayor visión de la educación como proyecto vital a lo largo de toda la vida.

 

Partimos de entender la vejez en perspectiva educativa, como una etapa vital que es la culminación misma de la vida humana, un momento de sabiduría y experiencia. El ex Secretario General de las Naciones Unidas, Kofi Annan, en el discurso de apertura de la II Asamblea General sobre el Envejecimiento, celebrada en Madrid en abril de 2002, afirmaba, cito, “las personas de edad no son una categoría aparte. Todos envejecemos algún día, si tenemos ese privilegio. Por lo tanto, no consideremos a la persona de edad un grupo aparte, sino como lo que nosotros mismos seremos en el futuro. Reconozcamos que todas las personas de edad son personas individuales, con necesidades y capacidades particulares y no un grupo en el que todos son iguales porque son viejos”, termina la cita.

 

En este sentido, hemos de destacar que creemos en la posibilidad de que la Educación con los adultos mayores, despierte nuevas posibilidades y capacidades de encaminar al propio sujeto hacia metas de autorrealización y desarrollo personal y social.

 

No estaríamos haciendo justicia si olvidamos que las mayores y los mayores tienen un campo fértil de construcción, de cultura y nuevos proyectos equivalentes o superiores a cualquier otra edad, siempre y cuando se les faciliten las cauces de expresión.

 

El modelo en el que se sustenta la presente iniciativa es el de autorrealización y expresión. En él la educación juega un importante papel. Ya no se trata de divertir o entretener al mayor, ni de mantenerle ocupado sin más, sino que las propuestas, socioeducativas, sirvan de vinculo al individuo, independientemente de la edad cronológica, consiguiendo así mantener niveles normales de desarrollo, a partir de considerar sus características y necesidades fisio-biológicas, de pensamiento, de motricidad y de aprendizaje, por eso en esta iniciativa se impulsa  el enfoque de adulto mayor que plantea la gerontología, así como  los métodos, técnicas y recursos didácticos para apoyar la enseñanza aprendizaje de estas personas desde el enfoque de la pedagogía gerontológica.

 

Así la educación a lo largo de la vida, ha de plantearse como proyecto eminentemente activo, participativo y constructivo, a través del cual se disciplinan expectativas, optimizan capacidades, se fomenta la libertad y se fomenta la autonomía.

 

La Declaración Universal de los Derechos Humanos proclamada por la Asamblea General de la ONU, en 1948, expresa en su artículo 26, que todos tenemos derecho a la educación, señalando algunas de las características que le son propias: supone el desarrollo personal integral, juicios de valor y el perfeccionamiento como componente utópico.

 

Para nuestra Constitución, la participación en el ejercicio educativo es un derecho que corresponde a una totalidad de los mexicanos, sin prejuicio de edad o estado biológico. Fue en el Plan Viena en el que se abordó por primera vez el derecho a la educación de las personas adultas mayores; y por lo tanto, debe ser conceptualizada y atendida por los Estados desde un enfoque de la teoría de la continuidad y del modelo de participación, lo que se promueve por medio de la presente iniciativa.

 

Por tal motivo, es decisivo afirmar que el derecho a la educación es un derecho humano para todos. La educación para las personas adultas mayores tiene que convertirse en un compromiso por parte del Estado y de toda institución, por lo que debe también transformarse en una prioridad de los gobiernos y cumplir con los compromisos asumidos a nivel internacional en la materia.

 

Esta iniciativa también está sustentada en el contenido del derecho a la educación que establece la Declaración de los Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y el Pacto de San José, asimismo, en las recomendaciones hechas por los organismos de la Organización de las Naciones Unidas en la materia.

 

Es así que en esta propuesta de decreto, se adiciona la fracción XV Bis al artículo 7, así como las fracciones IX Bis, IX Ter, IX Quáter y IX Quintus al artículo 14, de la Ley General de Educación, para establecer los derechos educativos de los adultos mayores en los siguientes términos:

 

Promover el conocimiento y respeto a los derechos del adulto mayor para erradicar los estereotipos negativos de que son objeto y promover la valorización del proceso de envejecimiento y la vejez.

 

Incorporar en los planes y programas de estudio de todos los niveles educativos, contenidos relativos al proceso de envejecimiento, al respeto a los derechos del adulto mayor, al respeto y la valorización de las personas adultas mayores, a fin de contribuir a la eliminación de los prejuicios, maltrato, exclusión y discriminación contra la vejez.

 

Promover programas, cursos y actividades académicos que fortalezcan la enseñanza y aprendizaje de los adultos mayores, acordes a las características propias de esta etapa y a las competencias que requieran desde el enfoque de la educación para la vida.

 

Promover la aplicación de métodos, técnicas y recursos didácticos acordes a las condiciones del aprendizaje del adulto mayor, con sustento en los elementos aportados por la pedagogía gerontológica, incluyendo un modelo pedagógico para la educación especial de los adultos mayores.

 

Y por último, promover programas de educación en los que el adulto mayor sea el maestro, para beneficiar la convivencia entre generaciones y la satisfacción de las inquietudes intelectuales y culturales.

 

Por su atención, muchas gracias.

 

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