Queremos un embajador que sin temor vea por los nuestros: Benjamín Robles


Intervención en tribuna del senador Benjamín Robles Montoya, del Grupo Parlamentario del PRD, para dar un posicionamiento acerca del nombramiento de Miguel Basáñez como embajador de México en Estados Unidos.

 

Benjamín Robles Montoya, (BRM): Gracias, senador presidente.

 

Compañeras y compañeros senadores.

 

Que para nuestros paisanos, que para nuestros paisanos, el país del sueño americano no se convierta en una pesadilla; que la soledad que sienten estando ellos lejos de su país tampoco devenga en desamparo; que, por el contrario, ellos sepan que México les tiende el cálido manto, pues, a pesar de estar en otro territorio, lo sabemos bien, llevan muy adentro del alma nuestra patria.

 

Que inclusive tengan ellos una certeza de que en su compleja vida de migrante, detrás de las letras de sus nombres latinoamericanos, estamos 120 millones de personas que los consideramos hermanos, hermanas, y por lo tanto, los hemos de defender ante cualquier circunstancia, ante cualquier agravio.

 

Palabras como éstas, compañeras y compañeros, palabras como éstas queremos escucharle decir la inmensa mayoría de los mexicanos a nuestro embajador en la Unión Americana.

 

Y claro, también que actúe en consecuencia.

 

Queremos un embajador sin temor, que vea por los nuestros y acuda ante las instancias necesarias para velar por su seguridad, por su integridad y por su dignidad.

 

Un embajador sin compromisos e intereses por encima del deber de auxilio que reclaman allá los jornaleros, las trabajadoras domésticas, los estudiantes y aún también los empresarios mexicanos allá en los Estados Unidos.

 

Un embajador que se entregue a la diplomacia con aplomo, sí, pero también que apoye de primera mano a tanta gente nuestra que sufre y pasa noches y días asoladas por el temor y la fatiga.

 

Este término al que voy a referirme, me parece importante: certidumbre. Necesitamos un embajador que otorgue certidumbre a los mercados, sí, pero que su primera labor sea garantizarla para nuestros paisanos.

 

Yo también, como se decía hace un rato aquí, yo también escucho a Trump hablar con tal insensatez, con tal violencia y desprecio hacia nuestra gente que la verdad siento por él una pena y por quienes están creyendo en su parafernalia. Pero me preocupa, compañeras y compañeros, me preocupa que el territorio y el contexto se vuelvan cada vez más hostiles para las y para los mexicanos.

 

Porque ustedes y yo sabemos, compañeras y compañeros, que las palabras se transforman pronto en voluntad y luego se transforman en acciones.

 

Me preocupa que en los hechos se comience a comprobar una escalada racista de penosas consecuencias para todos, incluyendo por supuesto a los migrantes, pero también para todas las minorías, para el resto de las minorías de América.

 

Porque en el fondo, en el fondo, compañeras y compañeros, el peligro de la segregación y el desprecio hacia unos, es que muy pronto se contagia hacia los otros. Porque en el fondo, el peligro de la segregación y el desprecio hacia unos lo más que demuestra es la intolerancia hacia la diversidad humana, la misma, la misma que ha ocasionado las peores tragedias mundiales a lo largo de la historia.

 

Necesitamos por lo tanto —y esto debe quedar muy claro hoy que nos hemos reunido para debatir sobre el nombramiento de un nuevo embajador mexicanos en los Estados Unidos—, que necesitamos un representante político, sí, pero sobre todo lo que necesitamos es un representante nacional, que vea por la nación, es decir, por las personas mexicanas y sus valores, por sus intereses y anhelos.

 

Varios senadores, varios senadores aquí hemos actuado y efectuado giras de trabajo y encuentros cotidianos durante nuestra gestión con paisanos y organizaciones en los Estados Unidos. Yo mismo acudo casi mensualmente a reunirme con los miles de oaxaqueños que allí residen y ellos, ellos, senadoras y senadores, me hablan de sus sueños, pero también me hablan de sus dificultades.

 

Ellos me han dicho que desean un embajador así, un embajador cercano, alguien con quien puedan acudir cuando estuvieran ante un problema y también que pudiera acudir cuando estuvieran celebrando un logro.

 

Evidentemente, de manera estratégica, necesitamos revisar diversos temas. Por ejemplo, el asunto energético es uno de ellos; las bases de nuestra relación comercial en tiempos de severa devaluación de nuestra moneda; o el apoyo a los empresarios y estudiantes mexicanos que buscan oportunidades de crecimiento; o el endurecimiento de la vigilancia fronteriza y las deportaciones insensibles; o nuestra postura, senadoras y senadores, sobre la inamovilidad de su Congreso en relación a la reforma migratoria; la relación entre países durante su próximo proceso electoral; o el nuevo orden diplomático ante Cuba y el resto de Latinoamérica, entre algunos puntos.

 

Pero sin duda,  el centro, el carácter de nuestra postura es la exigencia de un nuevo trato. Así es, compañeras y compañeros: un nuevo trato hacia nuestra gente es la primera condición que el embajador debe asumir como encomienda y misión prioritaria.

 

Un embajador que construya un trato entre iguales gobiernos y entre iguales seres humanos. Uno donde primen el respeto y la dignidad. Uno que abra un nuevo capítulo de encuentro solidario entre vecinos.

 

Ésa, creo sin duda, es la exigencia de nuestro tiempo, pero sobre todo, senadoras y senadores, es la exigencia humanitaria de millones de paisanas y paisanos mexicanos.

 

Y no dejaré la tribuna, senador presidente, sin cumplir una encomienda que me hiciera hace un rato mi compañero senador Fidel Demédicis: pedirle al embajador que recuerde los nombres de muchos mexicanos que han sido asesinados allá en Estados Unidos.

 

En el 2007, Iván Ariza Guajardo o Francisco Domínguez Rivera; o Noé Rojas Godínez, que fue asesinado por policías de San Diego, California; o en el 2010 Jorge Alfredo Solís Palma.

 

Y decirle también, en nombre de mi compañero senador Demédicis, que, siendo también él un académico, revise ese capítulo agropecuario del Tratado de Libre Comercio que implica muchas desventajas para nuestra nación y sin duda también podemos escuchar lo mismo desde el otro lado de nuestra frontera.

 

Es cuanto, senador presidente.

 

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