Sin la voz de Aristegui al aire, el gran perdedor es la audiencia: Zoé Robledo


Intervención en tribuna del senador Zoé Robledo A., del Grupo Parlamentario del PRD, para presentar un punto de acuerdo para exhortar al Instituto Mexicano de la Radio a considerar la apertura de un espacio en sus emisoras y programación para adherir a Carmen Aristegui.

 

Zoé Robledo A., (ZRA): Muchas gracias, senador Presidente; compañeras y compañeros legisladores:

 

Quiero evitar repetir los planteamientos que ya se han hecho y que suscribo, todos y cada uno de ellos, y sólo quiero ser enfático en algo: sin la voz de Aristegui al aire, el gran perdedor es la audiencia, es principalmente la audiencia y, en ese sentido, la democracia mexicana.

 

El conflicto de MVS y Aristegui ha revelado muchas cosas, muchas cosas que estaban ahí y que quizás no estábamos atendiéndolas de la manera correcta, pero hay una que no se ha tratado con la profundidad que amerita, y no se ha tratado, a pesar de que acabamos de aprobar la ley general en materia de transparencia, me refiero a la falta de transparencia que existen en la industria de los medios de comunicación en México.

 

Y es que, como lo ha señalado ya Carlos Bravo, regidor en un artículo, en el caso de MVS y Carmen Aristegui, se hizo explícito ese problema, que tiene que ver con que los concesionarios tienen, en su materia y en su obligación, cuestiones como el gasto de publicidad oficial, la falta de conocimiento público sobre la relación que tienen los periodistas con los medios en donde trabajan.

 

Y yo creo que aquí hay que tener claro algo, y sería responsable por parte del Senado, que lo discutiéramos, que la radiodifusión esa final de cuentas, por mandato constitucional, un servicio público de interés general.

 

Por esa razón, el uso del espectro de radiodifusión en México ha estado vinculado históricamente a nociones de pluralidad, es decir, lo que tutela la propiedad pública del espectro radioeléctrico, además de la eficiencia, es la libertad de expresión y el derecho a la información.

 

Por estas razones, vengo a plantear una pregunta, además de presentar este punto de acuerdo, que suscribimos el Senador Mario Delgado y su servidor.

 

Y la pregunta tiene que ver con lo siguiente, ¿por qué no son los concesionarios del espectro radioeléctrico de nuestro país, sujetos obligados de transparencia? Los elementos que podrían presentarse para hacer esta exigencia, tienen que ver con tres cosas particulares: primero, en que la reforma constitucional en materia de transparencia, se estableció como sujeto obligado a cualquier persona física o moral que ejerza recursos públicos.

 

Segundo, que los concesionarios son personas físicas o morales titulares de una concesión.

 

Tercero, el espectro radioeléctrico es un bien del Estado.

 

Por lo tanto, podría considerarse que los concesionarios que usan, aprovechan, explotan las bandas de frecuencia del espectro radioeléctrico, ejercen un recurso público. Esto podría permitirnos que los términos, las condiciones, los derechos, las obligaciones, los costos y beneficios del contrato de MVS y, en este caso Carmen Aristegui, pues fueran totalmente públicos y transparentes.

 

Esto, a su vez, permitiría sentar un precedente en la apertura de la industria a los medios de comunicación en México.

 

¿Por qué me parece esto tan relevante? Se acaba de dar a conocer que en el contrato entre Carmen Aristegui y MVS, había una cláusula que establecía que ante un diferendo se obligaban las partes a la entrada de un árbitro, un árbitro que, en este caso, tenía nombre y apellido, se trataba de José Woldenberg.

 

Este árbitro debió haber sido llamado para, justamente, atender el diferendo entre esas partes, y se ha revelado que a pesar de dos solicitudes por parte de Carmen Aristegui para que el árbitro entrara a mediar entre la empresa y la periodista, esto no ocurrió así. ¿Por qué no ocurrió? Por diferentes razones. Y ahí tendrá que dar una razón y suposición la empresa, pero entre otras cosas, porque el contrato no era conocido, no era transparente, a pesar de que tiene que ver justamente con un bien del Estado mexicano.

 

Además de este planteamiento, es que el senador Mario Delgado y su servidor, hemos creído pertinente que mientras encuentra una solución a este conflicto, la voz de Carmen Aristegui en beneficio de su audiencia, en beneficio de las personas que todos los días la escuchan, encuentren un espacio, y en este caso, sea el gobierno federal, a través del IMER, que consideren la apertura de un espacio en sus emisoras y programación, para que la periodista Carmen Aristegui, su voz no sea silenciada. Esto, mientras se busca en el momento en el que hicimos este planteamiento, una solución entre las partes.

 

Pero también creo que este diferendo nos debe de llamar a los mexicanos, en nuestra calidad de audiencia, a otro tipo de actitudes y de manifestaciones.

 

Vean, compañeras y compañeros, hace un par de años, en Guatemala, el gobierno de aquel país, también quiso silenciar al periódico, al periódico de Guatemala. ¿Qué se hizo? se estableció una campaña que se llamó: “Si nos callan como individuos, no nos callarán como pueblo”.

 

Organizaron lo que se conoce como financiamiento de masas que, a partir de la solicitud de donaciones, permitió que a pesar de quitarle todos los recursos por parte de la publicidad gubernamental, hoy el periódico sigue existiendo.

 

Lo mismo estamos viendo en Venezuela con las periodistas Luz Mely Reyes y Laura Weffer, con el Efecto Cocuyo, que a partir, lo mismo, de pequeñas donaciones de sus audiencias, siguen al aire.

 

Me parece que no falta ser solidarios, hay que serlo, pero además, hay que pasar de la solidaridad activa a la acción de financiamientos de espacios que hoy, sin ellos, no solamente pierde la audiencia, reitero, pierde toda la democracia mexicana.

 

Apoyar a la transparencia, la objetividad e independencia es buscar alternativas para que estas voces sigan al aire.

 

Porque a todos nos conviene, creemos que Carmen Aristegui debe de volver al aire, porque como lo dijo Julio Scherer, el 6 de noviembre de 1976, en la primera editorial de la Revista Proceso, luego del golpe a Excélsior, nos sigue comportando la generosa solidaridad de un amplio grupo de mexicanos que se niega a que el país se cubra completamente por el silencio.

 

Es cuanto, senador Presidente.