Premiar a Gonzalo Rivas, una oportunidad para reconocer a las víctimas del sistema político mexicano: Zoé Robledo


Intervención en tribuna del senador, Zoé Robledo, del grupo parlamentario del PRD, para hablar a favor del dictamen por el que se concede la Medalla Belisario Domínguez a Gonzalo Rivas.

 

Zoé Robledo A. (ZRA): Hablar de un héroe, hablar de un mártir, hablar de un mártir es hablar también de sus victimarios.

 

El objetivo de la Medalla Belisario Domínguez sigue siendo recordar a nuestro héroe Belisario Domínguez; recordar al héroe, recordar también a la víctima.

 

Hablar de Belisario Domínguez también debe de ser hablar de sus victimarios, es recordar que su victimario no solamente fue Victoriano Huerta, también fue victimario de Belisario Domínguez el enorme desorden nacional que en 1913 permitió la impunidad y la violencia que le quitó la vida.

 

Como dijo Belisario en aquel famoso discurso de 1913: “no se ha hecho nada en bien de la pacificación del país, sino que la situación actual de la República es infinitamente peor que antes.”

 

Más de un siglo después parece que México ha regresado a un estado de desorden similar; la fallida guerra contra el narco, la consolidación de la violencia como lenguaje público, la corrupción que erosiona y merma la confianza en que las cosas pueden ser mejor para todos y la falta de un estado de derecho que pueda solventar y corregir estas deficiencias,  han provocado un ambiente muy parecido a aquel en el que el senador de Comitán fue privado de su vida.

 

El acto de Gonzalo Rivas aquella tarde del 12 de diciembre de 2011 fue sin duda heroico; su heroísmo salió muy caro, Rivas perdió su vida y ese mismo día Jesús Alexis Herrera de 22 años y Gabriel Echeverría de 20 también perdieron la vida en manos de policías.

 

Aquí está el informe de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos sobre los hechos de ese día.

 

Por eso hoy yo creo, amigas y amigos senadores y senadoras, que hay que entender las cosas como son.

 

¿Gonzalo Rivas es un héroe? Sí, claro que lo es. Pero ¿quiénes son los victimarios de Rivas? Hay un discurso que me niego y me negaré siempre a enarbolar que pretende decir que los normalistas de Ayotzinapa son sus victimarios.

 

No lo son. No, señores y señoras, no nos equivoquemos.

 

Si vamos a darle la Belisario Domínguez a Gonzalo Rivas como un acto de división, de polarización entonces, señoras y señores, no hemos entendido nada.

 

Gonzalo Rivas no es evidencia de un grupo de estudiantes que reclamaban una audiencia con el gobernador, estaban ejerciendo un derecho político que consagra la Constitución.

 

Gonzalo Rivas no es la víctima de un grupo de estudiantes que ese día, pedían lo que por ley es su derecho: el reinicio de clases.

 

Es hora de decirlo como es, el reconocimiento que le haremos a Gonzalo Rivas  es porque es una víctima del desorden nacional que permite que no haya estado derecho que garantice la seguridad

 

El desorden nacional e permite que las fuerzas del orden maten a dos jóvenes estudiantes, al desorden nacional que hace que se suspendan clases, que se juegue con la educación como si fuera un juguete del gobernador, que no exista capacidad de diálogo, el desorden nacional que crea la desigualdad social, política y económica.

 

El desorden nacional que además ha marginado a los normalistas, que ha permitido  el clasismo que los ha sentenciado, el desorden nacional que permite que un teniente de fragata acabe reparando gasolineras en uno de los estados más peligroso de nuestra nación, el desorden nacional que permite que haya zonas del país que sean demasiado peligrosas para trabajar en una gasolinera.

 

Ese desorden nacional nos invita a todos a una enorme reflexión.

 

El desorden nacional que permite que una simple protesta por el derecho más básico a la educación acabe con la vida de tres mexicanos inocentes.

 

Premiar a Gonzalo Rivas sí, pero porque es un símbolo, quizás más poderoso y más importante que tenemos hoy en día para hablar de las víctimas del sistema político mexicano.

 

Hablar de Rivas, emparejarlo a Belisario Domínguez debe de ser oportunidad para recordar lo que el chiapaneco hizo; qué mejor oportunidad entonces para recordar lo que dijo el doctor de Comitán

 

“Vigilen de cerca todos los actos públicos de nuestros gobernantes: Elógialos cuando hagan bien, critíquenlos siempre que obren mal. Seamos imparciales en nuestras apreciaciones, digamos siempre la verdad y sostengamos con firmeza entera y muy clara. Nada de anónimos ni seudónimos. Nada de silencio”.

 

Honremos pues su palabra y digámoslo claro. Nuestro sistema es uno que no provee oportunidades, que no provee estado de derecho, que humilla, destruye, mata, que roba, que al final, incluso después de todo ello, utiliza para su beneficio ya no las vidas sino las muertes de los mexicanos para promover agendas políticas, para grillar, para polarizar.

 

Un sistema político en que ser valiente sigue saliendo muy caro.

 

Un sistema político que criminaliza a los jóvenes, que estigmatiza a los estudiantes más abandonados, un sistema político que no puede proteger la vida de dos personas que quieren dar clases, un sistema político que tampoco pudo proteger en su hora y en su momento a un héroe que salvó la vida de muchos más y que también muere por tener que hacer el trabajo que le corresponde al sistema político, a las autoridades ausentes o las autoridades negligentes, un sistema político que no aporta orden, que no aporta ni siquiera  bomberos a un incendio.

 

Un sistema político que no aportó en su momento fuerzas entrenadas de seguridad a una zona de alta tensión, que se preocupa más por perseguir y estigmatizar a jóvenes a los que no les ha dado oportunidad, ni esperanza y que ha estado en deuda con los mexicanos para construir la paz social, la educación y proveer de oportunidades que merecen.

 

Señoras y señores. Sí, Gonzalo Rivas merece la Belisario Domínguez, si y sólo si se convierte en un símbolo de que por fin el sistema político mexicano reconoce sus grandes fallas, como un símbolo de que junto a él murieron dos jóvenes y luego 43 permanecen el día de hoy desaparecidos, y luego cientos de miles y todos -aunque de manera distinta- todos, víctimas del sistema político, del desorden nacional, de políticas fallidas, de políticos insensibles.

 

Que quede claro, Gonzalo Rivas no sólo murió héroe, murió víctima, víctima de nuestro enorme desorden nacional, como Belisario Domínguez hace un siglo fue una víctima del corrupto sistema político de su época; un sistema político que en ambos casos fue incapaz de proteger lo único que nos debería importar: la vida y la libertad.

 

Gracias.

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