Debemos reconocer que la violencia no es un fenómeno indígena: Zoé Robledo


  • Hay una gran oportunidad para que la política se reencause y empiece a ofrecer soluciones para los mexicanos.

 

Intervención en tribuna del senador Zoé Robledo, del Grupo Parlamentario del PRD, para hablar sobre los asesinatos de alcaldes en el territorio nacional.

 

Zoé Robledo A. (ZRA). Con su permiso, señor presidente.

 

En estos momentos tan graves, tan tristes, tan trágicos que vive el país, nadie puede regatearle ningún esfuerzo, ninguna voluntad a la búsqueda de soluciones duraderas a la búsqueda de la verdad, a la búsqueda de garantías de no repetición porque por más discursos que digamos, por más  posiciones políticas que tengamos si no encontramos los espacios para que esto no vuelva a ocurrir en el país.

 

Que Pungarabato o que San Juan Chamula no vuelvan jamás a ser la referencia de una política que ha fallado, entonces habremos faltado a nuestra responsabilidad política de representación popular.

 

Creo que es hora de que a la indignación al dolor le sumemos un poco más de reflexión, más reflexión que vaya en el sentido no solamente de la necesaria verdad, no solamente de la fundamental justicia, sino de la reflexión de por qué pudo pasar esto, qué elementos estuvieron presentes que propiciaron que uno y otro asesinatos se dieran este fin de semana negro de nuestros país.

 

Porque a pesar de la cercanía geográfica de los dos estados, a pesar de las igualdades en términos de la pobreza, a pesar de que ambos estados tienen una historia triste de violencia hay razones muy diferentes que explican Pungarabato y que explican San Juan Chamula.

 

En mi representación política estoy obligado a intentar plantear y reflexionar sobre el caso que ocurrió en los altos de Chiapas, y creo aquí que no debemos de acostumbrarnos en este tipo de historias, que todo este lenguaje conceptual que le hemos dado a entender el origen y el sentido de la violencia desde coordenadas estrictamente racionales, que tienen que ver con amenazas, con usos y costumbres, con venganzas, con confrontaciones de plazas, con guerra entre cárteles, con  formas violentas de resolución de conflictos, solamente han servido para volver nuestra realidad más tolerable, solamente ha servido para intentar hacerla un poco menos trágica y un poco más normal, y que en ese sentido no estamos capturando las dimensiones del fenómeno social y eso solamente nos va a llevar a un fracaso tras otro y a un alcalde muerto y a otro y a otro más.

 

Por eso, es que las posibles soluciones de fondo, las posibles soluciones duraderas partirán de hacer un buen diagnóstico como punto de partida y por lo menos a mi me queda muy claro que para el caso de Chiapas esto es fundamental, desde que diagnóstico partimos, porque había alertas de los conflictos de Chamula y no son alertas que se hayan prendido hace un año o más, son alertas permanentes de uno de los espacios de mayor conflicto en Chiapas, San Juan Chamula.

 

Y ahí es donde también hay que reconocer que hubo alertas que pudieron haber evitado esto, el propio EZLN lo advirtió y no es un dato menos, ratifica que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional tiene un pulso muy fino y que además entiende lo que está pasando en la región.

 

Hay que darles un espacio de reconocimiento que posiblemente pueda ser el inicio de un proceso incipiente de reconciliación integral de todo Chiapas.

 

Pero volvamos a estos diagnósticos, si la inestabilidad es consecuencia de compromisos electorales no cumplidos, pues, luego entonces habría que  discutir, aprobar y sancionar e implementar mecanismos democráticos como la revocatoria de mandato en el espacio municipal.

 

Creo que ésta puede convertirse en una vía institucional de solución de conflictos de gobiernos que no están correspondiendo a las expectativas de sus electores, siempre será mejor tener una alcalde depuesto que uno muerto.

 

Si el diagnóstico pasa por políticas públicas derivadas de la asignación de recursos escasos destinados a la obra pública o a programas sociales, pues entonces creo que la propuesta debe de acompañarse por una revisión exhaustiva de la ejecución de políticas públicas relacionadas a ese presupuesto, con el propósito de transparentar la asignación de los contratos y de la obra pública y de los programas sociales.

 

Vivir en la identidad indígena por usos y costumbres tampoco debe de significar vivir en la opacidad y en la poca transparencia, ya desde hace varios años toda la región se ha intentado entender y solucionar con el manejo discrecional de montos millonarios por parte de alcaldes.

 

Ahora si el diagnóstico es de orden electoral y partidista, pues, entonces convendría trabajar de fondo en una reforma que suscriba territorialmente a los pueblos indígenas y permita que la vida con respeto a los usos y costumbres se empate al sistema político y al sistema partidista.

 

Por esa misma razón yo he estado planteando que se instale un grupo interdisciplinario que promueva condiciones para una paz sustentable y duradera, no solamente para Chamula sino para toda la región, porque ahí está Chenalhó y ahí está Atila, y una larga lista de municipios que empiezan a tener y a presentar el mismo tipo de variables que pueden predecir nuevos actos de violencia.

 

En Chiapas y con énfasis en la zona indígena hay un colectivo de científicos sociales que estudian, que viven en Chiapas, que lo entienden mejor que a veces las propia representación política popular y que desafortunadamente y paradójicamente no están vinculados con el ejercicio de políticas públicas.

 

Creo que intentar anular el conflicto derivado de diferencias religiosas, partidistas, campesinas e incluso éticas puede permitirnos entenderlo de una forma mucho más amplia e integral.

 

Creo que podemos encausar una ruta que no busque destruir y que sea a partir de mecanismos que se han probado en zonas de altísimo conflicto y que han dado buenos resultados como podemos resolver esto con opciones y con soluciones distintas.
En ese sentido, el primer paso para abonar un proceso de reconciliación integral y construcción de paz duradera en la región pasa por reconocer a quienes son los interlocutores validos, no habrá solución posible si además de reconocer interlocutores no se reconoce también los antecedentes históricos, los antecedentes políticos que han determinado de alguna forma por qué las cosas son como son y no son de otra manera.

 

Generar un espacio para entender la pluralidad como conglomerado humano, entender la complejidad que significa ser chiapaneco y entender que no es solo la pluralidad de la cultura, sino la composición social e la entidad, que no solamente es la pluralidad sino la marcha de la economía, que no es solamente Chamula en donde la estructuración política aunada a la cada vez más fragmentada población, aunada a la desigualdad social, lo que debería de estarse poniendo a examen en este momento.

 

Creo que debemos de reconocer que la violencia no es un fenómeno indígena, la violencia no es un fenómeno geográfico, no es un fenómeno cultural, es un fenómeno político y como tal, hay que reconocer que donde ha habido violencia es porque ha fallado la política, y reconocer al mismo tiempo que ahí es donde puede la política servir para encontrar soluciones verdaderas en donde una coopere con la otra.

 

Por eso, creo que hay que ir por más política, por una mejor política con más principios, con más ética, más razones distintas a las que nos acostumbramos ya a tener, que nunca vuelva a ser valido decir que el discurso que matarse entre ellos es parte de los usos y costumbres, que solucionar las cosas de manera violenta es algo propio de la zona de San Juan Chamula.

 

Por eso, senador Roberto Gil, es que me permito poner a consideración de la asamblea otro punto resolutivo, un cuarto punto resolutivo para que sea en este espacio de la pluralidad, en este espacio del diálogo, en este espacio del acuerdo que debe de ser el Congreso de la Unión, en donde se pueda encontrar soluciones duraderas a San Juan Chamula, a Pungarabato y a todos los municipios que viven una inestabilidad permanente y que hace que los pobladores de esas localidades pasen a ser ciudadanos de segunda categoría.

 

Me permito entregarlo, señor presidente, para ponerlo a consideración.

 

Compañeras, y compañeros, hay un gran desorden debajo del cielo, por eso es que hay una gran oportunidad para que la política se reencause y empiece a ofrecer soluciones para los mexicanos, lo mismo para los de San Juan Chamula y a los de cualquier otro rincón de nuestro país.

 

Es cuanto, muchas gracias.