#MeteoritoCiudadano / Excélsior


El 17 de mayo pasado celebramos el Día Mundial de Internet. En una ceremonia en Los Pinos con líderes digitales, la comediante y bloguera Sofía Niño de Rivera le preguntó al Presidente de la República: “¿Está listo el gobierno para un pueblo educado, que su educación venga más de internet que del sistema educativo?”.

Después de contestar, Peña Nieto dejó a Sofía con la cara de what? Fue rebuscado y ambivalente. Dio la típica respuesta del político acartonado, que pertenece a otra era y que hoy está en riesgo de extinción.

En esa misma semana, se dieron otros dos eventos que ilustran los retos que ciudadanía y gobierno enfrentan en estos tiempos.

En Veracruz se aprobó una reforma para quitar el fuero, desde el gobernador hasta los presidentes municipales. Por su parte, en Jalisco aprobaron una reforma para incorporar temas de participación ciudadana. En ambos casos, las votaciones a favor en los congresos locales fueron aplastantes.

¿Se trata de respuestas oportunistas a demandas sociales?, ¿maquillajes de modernidad?, ¿estrategia electoral en el caso de Veracruz?, ¿o cambios de fondo que mejorarán la vida de las personas?

En el caso de Veracruz, se reformaron los artículos 76 y 78 del texto constitucional para remover el fuero del gobernador, los secretarios de despacho, el contralor general, los presidentes municipales y los síndicos, entre otros, respecto de los delitos del fuero común. Esta acción, impulsada por el actual gobernador, bien puede jugar a favor del partido en el poder en pleno periodo electoral, aun cuando se trata de una reforma limitada por dos razones. La primera es que, tratándose de delitos federales, como la desaparición forzada por ejemplo, la Constitución federal garantiza el fuero para los mandatarios estatales. La segunda razón es que la eventual consignación de un alto funcionario estatal por delitos del fuero común es casi imposible que se dé, porque la procuración y administración de justicia, especialmente en el ámbito local, continúa exhibiendo tasas de impunidad superiores a 90% y bajos niveles de autonomía, en jueces y policías.

En el caso de Jalisco, se incluyeron en la Constitución local figuras como: plebiscito, referéndum, iniciativa popular, presupuesto participativo, gobierno abierto, revocación de mandato y contraloría social. Hay avances interesantes, como la precisión de cuántos votos se requieren para llevar a cabo una revocación de mandato, de acuerdo con una tabulación de porcentajes de ciudadanos en cada demarcación. Sin embargo, queda la duda de si una disposición así será utilizada por los gobernadores como mecanismo de presión política a los presidentes municipales. Del otro lado de la ecuación, parece muy difícil lograr que salgan a votar la mitad más uno de los que dieron el triunfo a determinado presidente municipal, con el objetivo de revocar su mandato, sin contar con los recursos millonarios que existen durante las campañas para movilizar gente. Ésta será una de varias pruebas de fuego para la ciudadanía tapatía.

Hace 65 millones de años, supuestamente un meteorito chocó con el planeta Tierra y provocó un cambio climático de tal magnitud que llevó a la extinción de los dinosaurios. Hoy estamos viviendo un momento en el que las prácticas de corrupción e impunidad que caracterizan a la clase política, pueden iniciar su proceso de extinción, junto con quienes las llevan a cabo. El ritmo al que esto ocurra dependerá de la actitud de la gente. Por eso insisto en la relevancia de las mentalidades y los espíritus emprendedores, que empujan la frontera de posibilidades de la realidad.

Ahí están herramientas legislativas nuevas, como la posibilidad de quitar fueros o la posibilidad de revocar mandatos. Ahí están también las redes sociales e internet, para facilitar el acceso a la información y para acelerar la coordinación entre las personas.

La pregunta es, más allá de que los gobiernos, políticos y funcionarios queramos asumir una actitud nueva, ¿está lista la ciudadanía para reconocer y ejercer la responsabilidad que le corresponde?, ¿aceptará su papel de convertirse en el meteorito que provoque la extinción de los cuadros políticos obsoletos? Ése es el verdadero reto.