Un decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación el 18 de enero de 2016 declaró la última semana del mes de abril de cada año como la Semana Nacional de Seguridad Social, la cual tuve el privilegio de impulsar en el Senado de la República a través de un punto de acuerdo.
La edición de este año se tituló: Panorama de las Pensiones en México: Recomendaciones, propuestas y otras realidades. Dio comienzo el lunes 25 de abril y concluye hoy, 29 de abril.
A los muchos lectores de Crónica les quiero compartir, de una manera breve, los temas abordados en esta semana.
El primero se dedicó al análisis de las recomendaciones y propuestas respecto a las pensiones —es de tal importancia y magnitud el tema, y todo lo que tenemos que aprender y poner al día respecto a ellas, que dedicamos una segunda mesa para desahogar este punto—.
La tercera mesa se dedicó al análisis de la búsqueda de una solución integral sobre las pensiones en dos instituciones básicas para el desarrollo de México: las universidades públicas e instituciones de Educación superior.
Dimos foro y voz y escuchamos a las autoridades de estas instituciones y la clase trabajadora aprendiendo de ambas visiones.
Y la última mesa lleva por título: Inversión de los fondos de pensiones de México en el contexto de inestabilidad económica y financiera.
A primera vista, las pensiones parecieran un asunto muy técnico, por su cercanía con la actuaría y la numerología propia de éstas. Lo es en principio, pero detrás de números y cifras está lo realmente importante, que es el tema humano, es decir, el trabajador, el individuo, la persona que después de un largo ciclo de vida laboral tiene el derecho y la realidad económica de gozar de una pensión que le va permitir vivir el resto de su vida con dignidad y —como dijo uno de los ponentes— morir con dignidad. Concepto fuerte que a la mayoría no le agrada escuchar y menos enfrentar, pero que es tan real como que el sol alumbra el cielo todos los días.
Y es real, sin posibilidad de evasivas, que los recursos —el dinero, pues— de las pensiones tienen que producirse de alguna manera, y que, según van cambiando las tendencias económicas del mundo y las particularidades de nuestra economía, debemos ir ajustando con creatividad un nuevo modelo de seguridad social.
Esta Semana de la Seguridad Social ha sido novedosa y rica en nuevas visiones del tema que casi a todos nos incluye, pues también es necesario escribir con claridad meridiana que no todos los trabajadores mexicanos están inscritos en un sistema de protección social y que este privilegio tenemos que extenderlo a la mayor parte de los trabajadores de nuestro país.
Ésta es una lucha de dimensión descomunal, pero si no lo hacemos nosotros, ¿quién lo hará?; y si no empezamos ahora, ¿cuándo lo haremos?
En las mesas de trabajo han participado grandes estudiosos del tema, gentes del sector público nacional, funcionarios del BID y la OCDE, líderes de importantes sindicatos nacionales.
Todas estas voces de los más distintos ámbitos de la seguridad social se unen en el mismo objetivo: escuchar propuestas, resolver financiamientos, buscar nuevos esquemas de distribución del producto del trabajo, administrar acuerdos y desacuerdos, todo ello, con el diálogo y la interlocución como la principal herramienta de trabajo.
Este día terminamos los trabajos de la edición 2016 de la Semana de Seguridad Social, y de inmediato nos sentaremos a analizar todo lo dicho por los ponentes y participantes. Sólo me resta en esta ocasión agradecer con mucha admiración y afecto de nuestra parte a cada uno de los expositores y al público que ha participado en todas las sesiones, demostrando su creciente interés sobre el tema.
Espero que el tiempo, que es el gran escultor de la política y de la vida humana, nos permita el privilegio de volver a vernos en la siguiente edición de la Semana de Seguridad Social en 2017. Mientras tanto, gracias a todos.
Senador del PRD por Tabasco
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