El Partido de la ¿Revolución Democrática? / Excelsior


El Partido de la llamada “Revolución Democrática”, mi partido, se encuentra en la más importante encrucijada de su historia. En este momento se debate entre transformarse de fondo, revolucionarse democráticamente o encaminarse a la extinción.

El PRD se extravió en el camino. Las dinámicas de negociación entre corrientes lo hicieron excluyente y fue perdiendo la magia de la conexión con la gente. Debemos regresar al espíritu que nos dio vida y que nos convirtió en un poderoso instrumento de expresión de la energía social.

El próximo cambio de nuestro dirigente nacional sólo nos servirá si, al mismo tiempo, evolucionamos en nuestro modelo de organización, en la forma en que tomamos decisiones, y recuperamos la capacidad de representar los sueños de las personas.

En días pasados hice públicas mis aspiraciones a dirigir el PRD y, de igual forma, lo hicieron otros compañeros. Siguiendo un ánimo democrático, creo que es indispensable realizar un debate entre nosotros, y por eso he llamado a uno. Hay que dar respuesta pública a preguntas de interés para toda la militancia y los ciudadanos simpatizantes con las causas de la izquierda.

¿Realmente estamos comprometidos con realizar una transformación de fondo en el PRD?, ¿cuál modelo de partido necesitamos?, ¿cómo lo podemos construir para responder a las exigencias del país?, ¿cómo vamos a garantizar que del PRD emanen los gobiernos más transparentes y los representantes populares más honestos y eficientes?, a fin de cuentas ¿cómo vamos a definir a nuestros candidatos para que estén libres de cualquier sospecha y antecedente criminal? Debemos garantizar que nunca se vuelva a repetir un caso Abarca.

No más pragmatismo político-electorero. Nuestro principal esfuerzo debe ser reencontrarnos con la gente. El PRD debe reivindicarse como el principal partido de izquierda, pero con capital propio. No debemos aliarnos con organismos políticos con los que no compartimos una visión de país, ni con quienes basan su fuerza alrededor de un proyecto personal.

El PRD también debe reflexionar en la forma en que toma decisiones. Las corrientes y sus mayoriteos no deben ser la principal forma de definición sobre su vida interna. No deben prevalecer los acuerdos entre cúpulas sin consultar a las bases. Tenemos que discutir ¿cómo debe darse un nuevo equilibrio de fuerzas?, ¿cómo tener un partido verdaderamente representativo de sus militantes?

En este último punto es que toma especial importancia el proceso para renovar a nuestra dirigencia. El PRD no puede ser visto como una empresa donde, ante la crisis, se reúne el consejo de dueños con la única intención de encontrar un nuevo director, venga de donde venga. Esta situación nos llevaría a una lógica de gatopardismo, “cambiamos para que todo siga igual”.

¿Cómo garantizar que el mérito militante sea la columna vertebral que le dé vida al PRD?, ¿cómo hacemos que los jóvenes vean que el activismo político es una ruta para poder alcanzar sus legítimas aspiraciones? En la respuesta a estas preguntas está la clave para recuperar la confianza de los diferentes sectores, sobre todo de la juventud.

La próxima elección de nuestro dirigente nacional es el primer paso en esta dirección. Por eso es tan importante el proceso a seguir. Ahí están las claves de una verdadera intención, o no, de cambio a fondo.

En este proceso de renovación de dirigencia, el partido tiene la obligación de dignificar el trabajo de los miles de militantes que lo conforman. Hay que poner atención en el significado de las palabras y los símbolos. En la elección de un nuevo dirigente nacional, el respeto a los estatutos y a los años de militancia significa respeto a la defensa de una ideología, a la pertenencia de un grupo, al compromiso consistente como opuesto al oportunismo.

La Revolución Democrática en la que creo tiene que ver con volver a otorgar su justo valor a señales que son importantes, esencialmente importantes, porque son símbolos colectivos.

El día en que regresemos a la ideología política la dignidad, el honor y la lealtad a una causa, ese día, no sólo el PRD, sino también la izquierda, y el país como un todo, habrán cambiado de verdad. Ésta es la ruta que requerimos como partido para transformar a México.

Twitter: @RiosPiterJaguar