Esta nueva era de relaciones diplomáticas entre ambas naciones significará, sin duda, un cambio rotundo en el panorama internacional. El mundo podrá recordar como un hecho histórico sin precedentes la reapertura de sus respectivas embajadas.
En hechos más recientes, la consolidación de la relación Cuba-Estados Unidos se ha reafirmado con la firma del primer acuerdo bancario entre el Stonegate Bank y el Banco Internacional de Comercio (BICSA), suscrito en La Habana unos días después de la reapertura de sus embajadas.
Es evidente la firmeza de las negociaciones que ambas naciones están llevando a cabo con el objetivo de normalizar sus vínculos diplomáticos, por lo que resulta necesario reconocer la decisión del gobierno norteamericano de romper con una política exterior agresiva que mantuvo durante más de medio siglo, afectando profundamente a un país que siempre ha gozado de un gran potencial social, político, económico, cultural, entre otros; y que, según los estadunidenses, cometieron el error de no someterse a sus designios y a su poder.
Más vale hablar de la determinación de los cubanos por no sucumbir frente al bloqueo imperialista durante tanto tiempo. Hoy se avizora un momento diferente para aquel país, la oportunidad de negociar en igualdad de circunstancias con la gran potencia, ya que sin duda, el interés de los Estados Unidos por normalizar sus relaciones diplomáticas con Cuba obedece a la ruta que el presidente Obama está construyendo con miras a las siguientes elecciones presidenciales, en virtud de su propio desgaste frente a los embates de los Republicanos.
Asimismo, resulta destacable el reclamo constante por parte de un sinnúmero de actores sociales, políticos, económicos, de intelectuales y líderes religiosos de todo el mundo, contra la política exterior que por tantos años ejercieron los norteamericanos sobre Cuba.
También, existe un tema que deberá ser observado cautelosamente a nivel internacional a la luz de la normalización diplomática entre Cuba y Estados Unidos: el impacto en la sociedad cubana producto del eventual desbloqueo económico.
Notamos una serie de peligros que traería consigo la posible restauración capitalista en Cuba y que se advierten más por los probables lazos internacionales que los grupos de poder buscarían concretar para fundamentar un modelo socialdemócrata, como se observa en países europeos o un esquema como el que se estableció en China, caracterizado por un capitalismo de Estado.
Este es, en gran medida, el punto nodal en esta nueva etapa de apertura, ya que de acuerdo al modelo económico que decidan adoptar los grupos de poder en Cuba, dependerán los cambios a nivel social, cambios que deben representar más y mejores oportunidades para alcanzar niveles óptimos en la calidad de vida y que resultan impostergables para nuestros hermanos cubanos.
Integrante del grupo parlamentario del PRD en el Senado de la República.
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