El minimizar los hechos delictivos como los principios de mes, trata de ocultar la gravedad de la fuerza y el poder que han llegado a acumular el crimen organizado en diversas zonas del país, provoca que no se atienda el problema de manera adecuada.
Para erradicar la delincuencia no es necesario sólo más policías y más armas. Por más que la estrategia se concentre en “desmantelar” a los grandes cárteles de las drogas y las bandas criminales más atroces, mientras las condiciones económicas de la población sigan deteriorándose, no importan cuantos delincuentes detengan, siempre habrá más gente dispuesta a ocupar un lugar a cambio de los recursos que les permitan subsistir.
Desde hace cerca de 20 años, desde que la izquierda gobierna la ciudad, hemos implementado políticas de desarrollo social y educativas que mejoran la calidad de vida de los capitalinos, lo que contribuyó a revertir el grave problema de delincuencia por el que atravesaba el Distrito Federal, convirtiéndolo actualmente en una de la entidades más seguras el país.
Es cierto que las políticas de seguridad generan resultados a mediano y largo plazo, sin embargo, a nivel federal llevamos al menos una década con la misma estrategia y lejos de ver resultados, se acumulan consecuencias y el crimen se fortalece.
Con más de la mitad de la población en condiciones de pobreza y ninguna política para revertir dicha situación, ninguna estrategia contra el crimen organizado será efectiva, debemos acabar con la pobreza, ésta es la única forma de “desmantelar” a los grandes grupos criminales.
