Propone Lorena Cuéllar otorgar a trabajadores domésticos oportunidades para vivienda, mejores servicios de salud y pago similar a utilidades


Intervención en tribuna de la senadora Lorena Cuéllar Cisneros, del Grupo Parlamentario del PRD, para presentar proyecto de decreto que reforma la Ley Federal del Trabajo en materia de derechos para las y los trabajadores domésticos.

 

Lorena Cuéllar Cisneros, (LCC): Con su permiso, senador presidente.

 

Compañeras y Compañeros Senadores.

 

En México, las y los trabajadores del hogar se encuentran entre los grupos de trabajadores más vulnerables y constituyen una parte fundamental de la fuerza de trabajo en los esquemas de empleo informal.

 

Estas personas trabajan para hogares privados, muchas veces sin contrato y bajo condiciones laborales deplorables, sufriendo incluso explotación laboral y abusos a sus derechos humanos.

 

De acuerdo con el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación, el trabajo doméstico consiste en el trabajo realizado en un hogar y para él, incluidas las tareas domésticas, el cuidado de niños y niñas y otros cuidados personales.

 

Por su parte, la Ley Federal del Trabajo, lo define como la actividad en donde un trabajador presta servicios de aseo, asistencia y demás, propios o inherentes al hogar de una persona o familia.

 

Para diferenciar el trabajo doméstico remunerado del no remunerado, los trabajadores han reivindicado su actividad económica y productiva llamándola “trabajo del hogar”.

 

Al respecto, cabe mencionar que aunque la Organización Internacional del Trabajo,  sigue refiriéndose a esta actividad como “trabajo doméstico”, a través del Convenio 189 sobre las trabajadoras y los trabajadores domésticos, todavía hasta la fecha muchas personas e  instancias de gobierno se sigue utilizando este término.

 

Diversas organizaciones de la sociedad civil han llamado la atención sobre la necesidad de cambiar este término por el de trabajo del hogar, ya que la idea de “domesticidad” no contribuye al reconocimiento pleno de los derechos de las personas.

 

En palabras de algunos expertos, la expresión “trabajo doméstico” es anacrónica y tiene una connotación de pertenencia de la trabajadora al hogar, como si fuera un objeto de su propiedad.

 

En el convenio ya referido de la OIT, y que aun no ha sido ratificado por nuestro país, se ha reconocido la contribución que las y los trabajadores del hogar hacen a la economía mundial, y que incluye el aumento de las oportunidades laborales para las trabajadoras y los trabajadores con responsabilidades familiares, el cuidado de personas de edad avanzada, niñas y niños así como personas con discapacidad.

 

A pesar de su importancia, una de las causas por las cuales el trabajo doméstico sigue infravalorándose, es que éste es realizado principalmente por mujeres y niñas, muchas de las cuales son migrantes o forman parte de comunidades marginadas y vulnerables a la discriminación.

 

La ubicación de estas personas en el imaginario social, así como su condición de mujeres en la mayoría de los casos, y su calidad de indígenas en muchos otros, los convierte en un grupo vulnerable.

 

Esta discriminación ha traído consigo problemas para lograr el acceso de estas trabajadoras y trabajadores a sus derechos humanos y laborales.

 

Además, el trabajo del hogar es poco visible debido a que se desarrolla en el ámbito privado, razón por la cual las y los trabajadores son más propensos a sufrir violaciones a sus derechos laborales y humanos.

 

Por ello, es necesario combatir la informalidad y la falta de valoración por parte de la sociedad hacia este trabajo, ya que esas condiciones han generado una serie de problemáticas para quienes se desempeñan en esa ocupación.

 

De acuerdo con el Instituto Nacional de las Mujeres, las problemáticas más comunes que enfrentan estas trabajadoras y trabajadores, se encuentran asociados con los bajos salarios, la carencia de seguridad social, falta de capacitación, discriminación y violencia.

 

La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del segundo trimestre de 2013, señala que el 4.5 por ciento del total de la población ocupada en el país, eran trabajadoras y trabajadores domésticos, representando 10.5 por ciento de las mujeres y el 0.7 por ciento de los hombres ocupados.

 

A esto debe agregarse, que además de ser un trabajo desempeñado principalmente por mujeres, en su mayoría es llevado a cabo por indígenas provenientes de zonas rurales o en situación de pobreza.

 

Dicho en cifras, podemos resumir el tema de la siguiente manera:

 

El 76 por ciento de las trabajadoras y trabajadores del hogar no cuentan con ninguna prestación laboral y perciben un salario mínimo o menos por jornadas de 35 o más horas por semana.

 

Apenas un 2.2 por ciento tiene un contrato escrito, el 76.1 por ciento no goza de ninguna prestación laboral y tan sólo el 2.2 por ciento cuenta con acceso a servicios de salud como prestación laboral.

 

Hay 2.2 millones de personas dedicadas al trabajo del hogar en México, de las cuales 9 de cada 10 son mujeres.

 

El 13 por ciento cubre una jornada superior a las 48 horas semanales, el 34.6 por ciento percibe un salario mínimo o menos y tan sólo 2 de cada 100 tienen acceso a servicios médicos como prestación laboral.

 

El 45.8 por ciento cuenta con estudios de primaria, el 6.9 por ciento es analfabeta. Los trabajadores domésticos con mayor nivel de instrucción son los choferes en casas particulares.

 

Bajo este contexto, es urgente colocar en la agenda pública la situación de desventaja que viven las mujeres y hombres que se desempeñan como trabajadores del hogar y, sobre todo, plantear una estrategia integral de acciones legislativas que les permitan acceder y garantizar plenamente  sus derechos.

 

Las personas que trabajan como empleadas del hogar, difícilmente cuentan con redes de apoyo, debido a que, en su mayoría, no son originarias del lugar donde trabajan, lo cual dificulta que su familia cercana pueda apoyarlas o apoyarlos.

 

También, no cuentan con estos apoyos porque los horarios se les dificultan para que estén en posibilidad de que hagan gestiones de acercarse a programas sociales.

 

Con la presente Iniciativa, como ya se mencionó, además de cambiar el término de Trabajadores Domésticos a Trabajadores del Hogar; en términos de las condiciones laborales, queda suprimido el eximir al patrón de la obligación de reinstalar a los trabajadores del hogar, mediante el pago de indemnizaciones que establece la Ley.

 

 

Asimismo, se establece la obligación de un pago extraordinario, simultáneo al que en las empresas se otorgan por concepto de utilidades, por un monto equivalente a un mes de salario de los trabajadores.

 

En el caso de la vivienda, las y los trabajadores del hogar no son sujetos de inscripción en el fondo de ahorro para la vivienda, ya que la propia ley absuelve a los empleadores de la obligación de pagar aportaciones. Por ello propongo suprimir el artículo en donde se estipula dicha obligación.

 

Finalmente, en materia de salud, propongo establecer la obligación de que el patrón no solo a brinde la llamada “asistencia médica”, sino un proceso integral que comprende la consulta médica, medicinas, y en caso de tratarse de una enfermedad crónico degenerativa, la rehabilitación

 

En suma, con la presente Iniciativa se pretende otorgar a los trabajadores domésticos oportunidades para vivienda, su reinstalación en caso de controversia, tener mejores servicios en materia de salud y recibir un bono anual por un concepto similar al que otorga las empresas por utilidades.

 

Es cuanto, señor presidente.