Necesario avanzar en la protección de los derechos de las niñas, niños y adolescentes


Benjamín Robles

Intervención en tribuna del Senador Benjamín Robles Montoya, durante la discusión del dictamen por el que se reforman los párrafos cuarto y sexto del artículo 18 y el inciso c) de la fracción XXI del artículo 73 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

 

Benjamín Robles Montoya (BRM). Gracias senador presidente, compañeras y compañeros.

 

Creo que todos, casi todos los senadores integrantes de estas Comisiones Unidas sin duda que coincidimos en la relevancia que reviste este tema de justicia penal para adolescentes, particularmente pues en el contexto de máxima protección de los derechos humanos y del interés superior de las niñas, de los niños que hemos establecido ya en la ley suprema de nuestro país.

 

Me parece concretamente que la Ley Federal de Justicia para Adolescentes expedida en 2012 y que quedará de alguna forma abrogada con esta reforma representó sin duda un avance muy importante en materia de protección de derechos de las niñas, de los niños y de los adolescentes porque sentó las bases de un procedimiento que tenía entre sus premisas el principio de mínima intención así como el cuidado del honor, de la reputación así como la salud física y mental de los menores.

 

Eso sin duda que no fue un asunto menor y menos aun cuando en nuestro país enfrentábamos como sin duda seguimos haciéndolo una situación de descomposición social  en la que desafortunadamente cientos de jóvenes engrosan las filas de la delincuencia organizada, en la que cientos y tal vez miles de niños y adolescentes ven a los narcotraficantes como ejemplos a seguir y aspiran a convertirse en uno de ellos y lo digo porque seguramente ustedes recordarán que hace algunos pocos años el país veía con asombro el caso de “El Ponchis” un muchacho de apenas 14 años de edad que pertenecía a un cartel de narcotráfico y que según se dijo en ese momento participó en robos, en homicidios y decapitaciones desde antes que tuviese los doce años de edad y en aquella ocasión pues no faltaron  las voces de muchas personas que cansados de tanta violencia, de tanta criminalidad, de tanta impunidad clamaban porque se le castigara a este joven como si fuese un adulto. Y muchos se referían a él con menosprecio, incluso con mucho odio.

 

Yo estoy convencido, lo digo con claridad que se muchacho de 14 años era más bien un síntoma, un triste ejemplo de lo que han hecho… del mal que han hecho tantos y tantos gobiernos omisos ante la violencia y la descomposición, pero también de lo que hemos hecho mal todos nosotros como sociedad.

 

Y volviendo al tema específico de la Ley  de Justicia para Adolescentes que nació precisamente para solventar los vacíos legales y la incertidumbre jurídica que quedaron evidenciados con  este caso del  “Ponchis”.

 

Ahora compañeras y compañeros, pues estamos por aprobar una nueva disposición acorde con el sistema de justicia acusatorio, pero en el que tendremos sin duda la responsabilidad de seguir avanzando en la protección de los derechos de las niñas, de los niños y de los adolescentes de manera particular.

 

Y como esta reforma es únicamente el fundamento constitucional para  la legislación única en la materia que creo que no está por demás conminar desde ahora que las y los Senadores, precisamente a eso, a que expidamos una Ley que avance en la protección de los derechos de los adolescentes que se vean involucrados en un asunto penal.

 

Esa será, lo adelanto sin duda premisa fundamental del PRD, del Grupo Parlamentario del PRD en la construcción de esta nueva disposición, es cuento señor presidente.