Prevalencia de los derechos humanos y el Estado de derechos, punto de partida para atajar al extremismo: de la Peña Gómez


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Ciudad de México, a 25 de Enero de 2018

 

Prevalencia de los derechos humanos y el Estado de derechos, punto de partida para atajar al extremismo: de la Peña Gómez

 

Discurso de la senadora Angélica de la Peña durante el Acto de Conmemoración Anual en Memoria de las Víctimas del Holocausto y en Homenaje a Don Gilberto Bosques Saldívar.

 

Angélica de la Peña Gómez (ADLPG):

Nos reunimos nuevamente, al igual que en años anteriores, para honrar a las víctimas del holocausto y dar continuidad a nuestro compromiso indeclinable en la lucha contra el antisemitismo, el racismo y toda forma de intolerancia o violencia.

“La construcción de la paz en el mundo comienza en la mente de las mujeres y los hombres”, esto es lo que nos dice la UNESCO para invitarnos a reflexionar sobre la importancia de sembrar la semilla de la paz en nuestras niñas y niños. En nuestros días, no basta con combatir el extremismo violento: debemos prevenirlo, y para ello se necesita lo que se conoce como “poder de persuasión”, en sus diversas formas, a fin de prevenir una amenaza que se alimenta de interpretaciones distorsionadas de la cultura, de odio y de ignorancia.

Nadie nace siendo un extremista violento: los extremistas violentos se hacen y se fomentan.  Y para atajar el proceso de radicalización hay que partir de los derechos humanos y el Estado de derechos, del diálogo más allá de todas las diferencias, del empoderamiento de todas las jóvenes y todos los jóvenes, y empezando, lo antes posible, en las aulas escolares.

De ahí la trascendencia de que el 27 de enero sea la fecha proclamada oficialmente por la Asamblea General de las Naciones Unidas como Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto, día de la liberación por las tropas soviéticas del campo nazi alemán de concentración y exterminio de Auschwitz-Birkenau en 1945; y fecha en la que decidimos reunirnos para conmemorar y recordar a todas aquellas personas que han sido víctimas de crímenes de lesa humanidad.

Momentos de la historia en donde el ser humano muestra lo peor de sí y nos recuerda de la manera más oscura que homo homini lupus, el hombre es el lobo del hombre. Por ello, este día es para recordarnos que no podemos olvidar.

No debemos olvidar que millones de personas indefensas de origen judío fueron perseguidas y asesinadas junto a sus seres queridos, ya fuese por su origen étnico, su preferencia sexual, su discapacidad, su condición física o su ideología política, en busca de una limpieza y pureza racial que sólo se explica por la estupidez y la sinrazón de aquellos que eligieron sentirse superiores y omnipotentes sobre los demás.

Tampoco debemos soslayar las condiciones que permitieron a un hombre crear un movimiento, incluso legitimado por la inconformidad social, apoderarse de un partido e instrumentar todo un sistema xenófobo que fue capaz de perpetrar las peores atrocidades de las que la humanidad tenga memoria y que, por muy poco, estuvo a punto de hacerse del control de todo un continente (y después quien sabe qué hubiera pasado).

Al principio, la comunidad internacional tardó en reaccionar, hay que decirlo, las potencias europeas no pudieron poder resistencia y, por momentos, parecía que la Gran Bretaña y los Estados Unidos, a la distancia, calculaban las dimensiones del conflicto con una lógica costo – beneficio. Cuando la amenaza se desbordó y la maquinaria comenzó la fase de exterminio sistemático, ya era demasiado tarde.

Por estas razones me parece que de todo lo que se puede decir sobre el significado y las lecciones de uno de los más lamentables episodios de nuestra historia, siempre es mucho mejor comenzar la reflexión desde el enfoque de la UNESCO, porque justo la mejor manera de honrar a estas víctimas es no volver a repetir nuestros errores y fomentar, desde abajo, el antídoto a estos crímenes: la educación de la Paz, de la armonía y el respeto que debe prevalecer tanto entre las personas como entre las Naciones, como bien lo señaló el Presidente Juárez en 1867.

Y es que algo nos pasa cuando a pesar de las sombras heredadas del holocausto, seguimos observando en muchos lugares del mundo situaciones inscritas en delitos de lesa humanidad. Quiere decir que no hemos hecho lo suficiente. Que la UNESCO, los propios Estados y nuestras sociedades; todos los esfuerzos para educar en la paz, para que los museos sigan en pie, para recuperar las historias de los pueblos masacrados por el nazismo u otras formas de fanatismo, para que la reconciliación emprendida por todos para levantar nuevamente esos lugares y esas vidas, de todas y todos, y desde el enfoque de la paz, han sido insuficientes.

Permítanme recordar a Amos Oz, quien enfatiza que el holocausto constituye un asesinato colectivo contra el judaísmo, pero todos, individuos y colectividades, somos capaces de cometer las peores injurias, de manera que al comprender esta primaria tendencia nos puede ayudar tener los autocontroles que nos desarmen del mal.

Y desde este aspecto, recordarlo en una historia donde toda criatura humana habita en los pliegues de un volcán que amenaza sublevarse sin aviso previo, y como  los habitantes conocen lo que puede pasar en cualquier momento, tienen dificultades para conciliar el sueño debido al previsible despertar de la lava.

Pero nosotros mismos hemos gestado al volcán, si me permiten la metáfora de Oz, pues no sabemos cuándo hemos dejado de ser perseguidos para ser perseguidores de los otros, de los que son diferentes y piensan diferente, pero todos estamos viviendo alrededor de este volcán que hemos creado y que puede explotar en cualquier momento, porque en nuestro imaginario no hemos decidido vivir sino en las faldas del mismo.

El reto de construir una humanidad más humana no puede dejar de ser una consigna que nos motive a seguir viéndonos en lo que somos y en lo que nos podemos convertir, los monstruos que motiven al volcán a arrasar a quienes se encuentre al paso, o en los hacedores de una nueva realidad cuya concreción, por cierto, depende totalmente de nosotros mismos.

Por eso el Holocausto es el evento más significativo de la historia del pueblo judío moderno y por supuesto uno de los acontecimientos que más ha cimbrado a la humanidad y en muchos sentidos el más devastador de su historia. 4 años y medio les llevó a los nazis exterminar a más de seis millones de judíos, de los cuales un millón y medio eras niñas y niños. Muchos otros tuvieron una segunda oportunidad, algunos de ellos gracias a un mexicano excepcional.

Don Gilberto Bosques, a quien nos referimos siempre con la mayor admiración y respeto, vivirá por generaciones en el corazón de las familias de todas aquellas personas a quienes les salvó la vida y les brindó una perspectiva de futuro. La obra y el legado de Don Gilberto Bosques son de alcance universal, y constituyen el reflejo de uno de los capítulos más honrosos y brillantes de la historia diplomática mexicana.

Para el Senado y para la Comisión de Derechos Humanos que presido, conmemorar cada año este día desde nuestro espacio de trabajo parlamentario, ha sido un verdadero honor. Este es el último mensaje que doy en mi calidad de Senadora de la República y quiero agradecer, en particular, al Comité Central de la Comunidad Judía de México, al igual que el acompañamiento de los Embajadores tanto de Israel como de Alemania en este cometido común que, insisto, me llena de orgullo.

En memoria de todas las víctimas del holocausto y con mención especial a Don Gilberto Bosques Saldivar, les solicito de la manera más atenta que podamos rendir un minuto de silencio de pie.

Por su atención, Muchas gracias.

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