Hoy es el inicio de un camino ansiado por las familias de las víctimas de desaparición  forzada en México: de la Peña Gómez


Senadora Angélica de la Peña Gómez

Versión Estenográfica

Ciudad de México, a 16 de noviembre de 2017

 

Hoy es el inicio de un camino ansiado por las familias de las víctimas de desaparición  forzada en México: de la Peña Gómez

Discurso de la senadora Angélica de la Peña Gómez, del Grupo Parlamentario del PRD, durante el acto protocolario de promulgación de Ley General en Materia de Desaparición Forzada de Personas, Desaparición Cometida por Particulares y del Sistema Nacional de Búsqueda de Personas en México .

 

Angélica de la Peña Gómez (ADLPG):

Familiares de personas desaparecidas, con todo respeto.

Señoras y Señores, hoy estamos reunidos para atestiguar un acto formal de gran trascendencia: la publicación de la ley contra las desapariciones forzadas y las desapariciones perpetradas por particulares.

Este delito es uno de los más atroces que derivan en violaciones graves a los derechos humanos. Es la forma más cruenta de represión que pudiera perpetrar el servidor público o el particular que, con la autorización, apoyo o la aquiescencia de un servidor público, prive de la libertad en cualquier forma a una persona, seguida de la abstención o negativa a reconocer dicha privación de la libertad o a proporcionar la información sobre la misma.

Permítanme respetuosamente mencionar que en México veíamos lejos la situación compleja que padecía Colombia: la guerra contra los cárteles, el desplazamiento forzoso, las autodefensas, los cotos de guerrillas o del ejército y las ejecuciones extrajudiciales, todo este contexto lo veíamos lejano.

 

Seguíamos arrastrando las repercusiones de la guerra sucia, es cierto. Pero no percibíamos que lo que habían padecido otros países latinoamericanos o la Europa con el nazismo, iba a estar en el contexto nacional como un aguijón en el corazón de la Nación.

Hoy con humildad debemos reconocer que hay que aprender de lo que están haciendo nuestros hermanos colombianos.

En México familias de todas las clases sociales, nos exigen a las y los servidores públicos acciones concretas para la búsqueda de sus seres queridos.

¿Qué nos llevó a esta situación? ¿Qué dejamos de hacer que no  impidió que este grave problema creciera? Porque no reaccionamos adecuadamente ante las primeras señales que evidenciaron que la desaparición forzada de personas era una terrible realidad y no hubo la alerta desde el Estado para impedir que creciera.

Las madres, principalmente las madres salieron a las calles, tocaron puertas, se pusieron al frente las fotos de sus hijos, de sus hijas algunas menores de edad, de sus compañeros de vida. Las hermanas y hermanos se unieron a sus madres y padres. Sus propias investigaciones mostraron lo que ya no se podía ocultar, la presencia de agentes del estado, de servidores públicos quienes estaban directamente involucrados o sabían quienes lo estaban;  pero también constataron otro fenómeno: en este país hay lugares que son la tierra de nadie, o mejor dicho es la tierra bajo el control del crimen organizado.

El Senado abrió sus puertas a las familias, fuimos a sus foros, escuchamos los reclamos y nos avergonzamos por la dureza del reclamo.  Las comisiones de Justicia, de Gobernación y de Derechos Humanos del Senado,  no solo permitimos que entraran con sus fotografías y mantas a ese edificio investido de formalidad, sino que les ayudamos a colgarlas de las paredes, les escuchamos y nos aprestamos a trabajar en la construcción de los acuerdos para redactar el dictamen junto con las familias de personas desaparecidas porque sin las familias no podríamos concebir ningún texto investido de legitimidad.

Esta Ley es una buena práctica y prueba que se puede trabajar juntos el poder legislativo, sociedad civil organizada y gobierno.  No fue fácil, fue una construcción donde equipos técnicos de las comisiones dictaminadoras, jurídicos de SEGOB y PGR, organizaciones de derechos humanos representando a las familias,  y las presidentas de las comisiones fuimos poco a poco, durante meses, construyendo el marco de la puerta que hoy abrimos. No es una ley perfecta, lo será cuándo veamos que sus preceptos responden en la praxis, a las exigencias de las familias que exigen verdad y justicia.

Los tipos penales deben pasar la prueba judicial. El delito es imprescriptible, es permanente y continúo; se persigue de oficio y se procederá a la búsqueda de manera inmediata cuando exista una denuncia, un reporte o una noticia. El concepto de persona no localizada, si bien no nos satisface, no aplicará para abrir  la carpeta de investigación si quien desapareció es una persona menor de edad, o sí hay indicios de que fue involuntaria;  o si después de 72 horas la persona  continua sin aparecer.

La búsqueda a través de la Comisión Nacional de Búsqueda  y las comisiones locales y la investigación constituyen los dos pilares fundamentales de la ley. El Banco Nacional de Datos Forenses, el Registro Nacional de fosas, el Registro de Detenciones, entre otros, son las herramientas que coadyuvarán en la búsqueda, localización e identificación de las personas desaparecidas.

Las Senadoras Cristina Díaz y Pilar Ortega y su servidora, les reconocemos a las familias su confianza, su disposición para la construcción de cada artículo de la ley, incluso cediendo en algunas propuestas derivadas de sus acuerdos colectivos. Esta ley armoniza los tratados en la materia. El acompañamiento de la OACNUDH y, en especial, a Ariel Dulitzky en su calidad de Relator de Naciones Unidas fue determinante.

Hoy es un día especial porque se abre una puerta hacia un camino esperado por las familias para quienes hay una deuda impagable por todo el sufrimiento que han llevado a cuestas y que la federación y las entidades federativas deben dejar de evadir.

La Ley no es el fin, es el comienzo de un transitar con muchos retos, uno de ellos señor Presidente es reconocer la competencia del Comité Contra las Desapariciones Forzadas de la Convención para la Protección de todas las Personas contra las desapariciones forzadas de Naciones Unidas.

Hoy emprendemos un camino con certezas porque ya está delineada la responsabilidad del Estado.  Hoy decimos ¡VIVOS SE LOS LLEVARON, VIVOS LOS QUEREMOS!

Ojalá pudiéramos decir ¡NUNCA MÁS!

 

 

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