Siria. la cruzada neocolonialista de occidente


Siria se ha convertido en el blanco de una guerra neocolonialista emprendida por la OTAN y las potencias occidentales. El pretexto ideológico radica en el presunto gobierno dictatorial que dirige el país, a pesar de que éste es reconocido como legítimo por la mayoría de los Estados miembros de las Naciones Unidas. Históricamente, estas potencias han considerado a Siria y a todos los países de Medio Oriente como territorios repartibles y apropiables; jamás les han reconocido como pueblos soberanos, dignos del respeto internacional.

El conflicto en Siria, surgido hace más de un lustro, ha sido nombrado por los especialistas “la guerra de los gasoductos”. El gobierno de este país fue, en su momento, aliado de la Unión Soviética, para serlo después de la Federación de Rusia. En atención a estas alianzas, Siria se negó a pactar en 2008 un acuerdo económico con los gobiernos estadounidense, inglés y francés para permitir la construcción de un gasoducto que fuera desde Arabia Saudita hasta el Mediterráneo, atravesando territorio sirio. Este proyecto pretendía abastecer de gas a la región europea y disminuir la presencia de Rusia como proveedor energético. El gobierno optó por apoyar, en su lugar, los mega proyectos gasíferos liderados por la Federación de Rusia.

Los planes de Rusia provocarían un cambio en el panorama geopolítico, posicionando a Irán y a la Federación en la zona euro-occidental y modificando el estatus de Irak como aliado de occidente. La guerra de intereses que se desató como consecuencia del proyecto estuvo disfrazada de un conflicto ideológico, político y cultural, como se ha hecho tantas otras veces en la historia. La receta fue la misma: un dictador que provoca un levantamiento civil armado en su contra, mismo que deberá ser apoyado por occidente al coincidir con sus presuntos valores democráticos y de respeto a los derechos humanos.

El ataque que efectuó Estados Unidos contra Siria este 7 de abril estuvo justificado en una base totalmente subjetiva. De acuerdo con el gobierno de Donald Trump, el bombardeo químico del que fue víctima una ciudad Siria habría sido causado por la propia fuerza aérea del país; sin embargo, esta acusación no ha sido verificada por ninguna instancia internacional, como tampoco se han exhibido pruebas fehacientes de la responsabilidad del ejército sirio. Trump ha utilizado este supuesto para intentar demostrar que los rusos no son sus aliados, como afirma el Partido Demócrata. Al hacerlo, generó una acción militar que producirá decenas de bajas civiles por razones tácticas.

El ataque en contra de la República Árabe Siria debe ser condenado unánimemente, al tratarse de una agresión a un Estado soberano y de pleno derecho, miembro de las Naciones Unidas. México no debe apoyar, ni abierta ni encubiertamente, las decisiones irresponsables de Donald Trump, cuya ofensiva en contra de nuestro país está también en curso.

Sen. Dolores Padierna Luna

Coordinadora del Grupo Parlamentario PRD