Trump, nueva retórica, idéntico belicismo / El Financiero


Aunque haya dado giros retóricos en su primer “discurso ante la Unión”, Donald Trump no hizo sino matizar y articular mejor sus propuestas migratoria, de seguridad y económica. El tufo fascista se mantiene en el celebrado discurso (celebrado por sus votantes y por la ultraderecha que encuentra en Trump un héroe).

El muro va y con el muro un conjunto de políticas diseñadas para hacer criminales a todos los migrantes. Y EU debe elevar su gasto militar hasta llegar a la insultante cifra de 585 mil 300 millones de dólares (piense el lector en que el gasto militar combinado del resto de países del mundo asciende a 300 mil millones de dólares).

Trump ordena sus prioridades aunque encabeza un gobierno con muchos frentes abiertos: las protestas persisten, está enfrentado con los medios, los jueces, las mujeres y los grupos de derechos civiles. Es, como sabemos, el presidente estadounidense que arranca su mandato con la más baja aprobación histórica.

Con un gabinete incompleto –casi inexistente en su segundo nivel – y una Suprema Corte de Justicia con una ausencia importante, el gobierno ha caminado con base en las órdenes ejecutivas del presidente. Algunas de éstas han resultado muy impopulares y controvertidas hasta el grado de ser rechazadas por cortes federales.

Dos días después del discurso, su gobierno de escándalos aportó uno nuevo: la mentira del fiscal general Jeff Sessions, quien pretendió engañar al Congreso al negar reuniones con el embajador ruso durante la campaña.

En otras palabras, por tercera ocasión en menos de mes y medio un integrante del gabinete de Trump está en la cuerda floja y en el caso de Sessions por el auténtico talón de Aquiles del republicano: sus extraños vínculos con el gobierno de Vladimir Putin.

Aunque utilice un tono más pulido y pausado, Trump no puede volver a engañar a nadie. El tono conciliatorio y unificador surge simplemente de las necesidades de un gobierno que no ha podido echar a andar y con enormes dudas respecto de su capacidad para cumplir sus promesas.

Es una lástima que algunas frases casi kennedianas como “la antorcha nos ha sido entregada para iluminar las oscuridades que aún parecemos”, no hayan sido dedicadas a los inmigrantes legales e indocumentados, ya que este sector siguió siendo demonizado y señalado, sin rubor, como un grupo criminal.

La declaración de Trump sobre el tema migratorio que más llamó la atención fue hecha en un almuerzo previo con reporteros. Algunos creen que Trump estaría dispuesto a una reforma menos dura, aunque eso significaría una ruptura con su base más firme y con aliados poderosos como el procurador Jeff Sessions, feroz opositor a cualquier forma de suavización de las medidas de cacería contra los “ilegales”.

Para satisfacer a su circo, el presidente estadounidense anunció la creación de una oficina tendiente a seguir la persecución y demonización de los inmigrantes –V.O.I.C.E. Victims of crimes by immigrants–, un anuncio que provocó otra ronda de aplausos (tuvo 94 interrupciones en poco más de 50 minutos).

Los gestos de Trump parecen tener como destinatario al Congreso. Otra historia será comenzar a cumplir las promesas que a muchos oídos suenan desmedidas. Muchos se preguntan cuál será el verdadero carácter de una reforma fiscal que promete reducir carga a las grandes empresas. ¿De dónde saldrá entonces el dinero para armas y muros?

Se presume que los programas sociales serán más los afectados, incluyendo los programas de salud como Medicare y Medicaid –programas para adultos mayores y de bajos recursos, respectivamente–, así como la derogación del llamado Obamacare. Claro, Trump ni siquiera ha presentado un plan para su reemplazo.

La autora es senadora de la República.

Twitter:@Dolores_PL