Que el Presidente venga a rendir cuentas y el Legislativo ocupe el lugar que le corresponde en el control del ejercicio gubernamental: Alejandro Encinas


Intervención en tribuna del senador Alejandro Encinas Rodríguez, del Grupo Parlamentario del PRD, para hablar sobre un dictamen de las Comisiones Unidas de Reglamentos y Prácticas Parlamentarias y de Estudios Legislativos, el que contiene proyecto de decreto por el que se reforman y derogan diversos numerales del artículo 7º de la Ley Orgánica del Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos.

 

Alejandro Encinas Rodríguez (AER): Muchas gracias, Senadora Presidenta.

 

Compañeras y compañeros Senadores:

 

Cuando el 1º de septiembre del año 1988, Porfirio Muñoz Ledo interpeló al Presidente Miguel de la Madrid en la presentación de su Informe, se colapsó una de las piezas que formaban parte del engranaje más importante del sistema presidencialista de nuestro país.

 

El día del informe, que como bien lo señaló aquí la Senadora Martha Tagle, se entendía entonces como el “Día del Presidente”.

 

Y la interpelación de Muñoz Ledo al Presidente de la Madrid, más allá del hecho anecdótico, representaba un hecho ineludible, la correlación de fuerzas y el ejercicio del poder en nuestro país habían cambiado, pero las instituciones públicas se negaron a entender esa realidad y lejos de enfrentar los cambios que se requerían para establecer una nueva relación entre el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo, se orientaron fundamentalmente, como siempre, a la protección de la figura presidencial.

 

Y eso conllevó a que en los informes presidenciales subsecuentes, particularmente durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, y más adelante con Ernesto Zedillo, el día del informe se convertía en un momento de confrontación, descrédito del trabajo legislativo con el ejercicio que debía realizarse respecto a la rendición de cuentas del Ejecutivo al Congreso de la Unión.

 

Vinieron las interpelaciones, las tomas de tribuna, las expresiones a veces extremas de la oposición en aras de criticar y descalificar al Presidente de la República, y consecuencia de ello, más adelante, durante el gobierno de Vicente Fox se canceló el proceso de rendición de cuentas del Ejecutivo al Congreso de la Unión, y se optó, no por enviar sólo el texto de un informe al Congreso a través de un emisario, ahora el Secretario de Gobernación, sino se optó por renunciar a una de las atribuciones y facultades más importantes del Congreso de la Unión, que es el de la fiscalización y el de la rendición de cuentas por el Ejecutivo Federal en una labor fundamental del Poder Legislativo.

 

Y hoy formalizar esa situación, no solamente es mantener esta indiferencia a entender que este país ha cambiado, sino continuar renunciando a nuestras facultades y al contrapeso que el Poder Ejecutivo debe realizar sobre el Ejecutivo Federal.

 

La solución debería de ser otra, debería de regresarse no sólo a la presencia del Ejecutivo ante el Congreso a informar y a rendir cuentas de su gestión, sino también abrirse al debate, a la réplica con las y con los legisladores.

 

No veo por qué seguir eludiendo esta situación y seguir protegiendo  la imagen de un Presidente renuente a rendir cuentas, y más en los momentos tan difíciles que vive nuestro país.

 

Hay muchas experiencias en los gobiernos locales donde no sólo el Ejecutivo local escucha los posicionamientos previos de los grupos parlamentarios, sino que acepta preguntas y réplicas de los legisladores en donde, por ejemplo, en la Ciudad de México quien tiene la última palabra siempre en el Informe es el Poder Legislativo; no el Presidente de la República, porque el 1° de septiembre y la rendición del Informe, lejos de ser el día del Presidente, debe de ser el día del Congreso de la Unión cuando el Ejecutivo rinde cuentas y es sometido al debate, al escrutinio y al balance de los integrantes del Poder Legislativo.

 

Creo que deberíamos de retomar muchas iniciativas que en ese sentido se han presentado y establecer una nueva relación entre poderes respetando el ámbito de la división entre los mismos, pero respetándonos, en primer lugar, a nosotros mismos para ejercer plenamente nuestras facultades de fiscalización y de control político y parlamentario, y seguir en el mismo escenario donde se presenta un texto y luego viene una glosa que se convierte en un trámite absurdo e innecesario con una pasarela de Secretarios ante el Pleno de las comisiones de ambas Cámaras ha demostrado que es un fracaso, y más aún ese extremo que es haber establecido el derecho a la pregunta parlamentaria por parte del Congreso, cuando debería el Ejecutivo rendir cuentas ante el Pleno del Congreso o ante cada una de las Cámaras.

 

Yo los convoco a que hagamos una revisión de esta situación y espero que dignifiquemos el desempeño de nuestras funciones para que el Presidente venga a rendir cuentas y para que el Legislativo ocupe el lugar que le corresponde en la división de poderes y en el control parlamentario del ejercicio gubernamental.

 

Por esa situación, nosotros votaremos en contra.

 

Muchas gracias.

 

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