Operación Monarca / Excélsior


“¡Nosotros no somos víctimas! ¡Somos poder! Somos hijos de quienes se desprendieron de su tierra y apostaron todo por un mejor futuro. No venimos a pedir nada gratis ni que nos vean en un pedestal. Los migrantes somos fuertes y estamos acostumbrados a luchar y ganarnos las cosas. No tenemos miedo y si lo tenemos, ¡nos aguantamos! Pero es muy triste llegar aquí y escucharlos sin proyectos ni planes concretos para potenciar nuestras capacidades y, sobre todo, verlos llenos de división. La pregunta del millón es: ¿será que algún día podamos cambiar nuestra historia y que el gobierno pueda unirse y poner a la patria primero?”.

Así hablaron los llamados Dreamers en el Senado de la República el viernes pasado. Más de cuarenta jóvenes se plantaron frente a nosotros, un par de senadores y de diputados, para expresarse como se debe, con firmeza y sin pelos en la lengua.

Con dignidad y contundencia, los jóvenes reclamaron que frente al riesgo que viven ahora en Estados Unidos, de este lado el gobierno no les plantea ningún plan concreto. “No somos ni de aquí, ni de allá…”, dijo uno de ellos “…allá nos amenazan y aquí no nos ofrecen nada”.

La victoria de Donald Trump, más allá de la incertidumbre que inyecta al mundo y del miedo que ha sembrado entre nuestros migrantes, nos ha permitido redescubrir lo que ha estado ahí siempre desde hace años: el gran “bono migrante”, la gran valía del capital humano bicultural que tenemos, y que como país hay que defender con garras y dientes, más allá del tibio actuar del gobierno de Peña Nieto.

Por ello, durante las últimas dos semanas he comenzado a organizar un proyecto al que hemos bautizado Operación Monarca. Ya he empezado a socializarlo con algunos de mis compañeros senadores de las principales entidades expulsoras de migrantes, entre ellas: Michoacán, Guanajuato, Oaxaca, Jalisco, así como Guerrero, la entidad que represento.

La Operación Monarca consiste en un movimiento binacional para tejer alianzas entre ciudadanos, empresarios, políticos y actores sociales de México y EU, que busca la tolerancia y la empatía entre los pueblos; que aspira a tender puentes y a trabajar juntos de ambos lados de la frontera, con el fin de dotar al capital humano de la región de oportunidades de desarrollo, seguridad y bienestar.

Para iniciarlo, debemos actuar con humildad. Es fundamental escuchar con atención a nuestros migrantes y entender qué es lo que necesitan de parte de su país de origen para sentirse atendidos y protegidos tanto en EU como en México en caso de regresar. Encontrar juntos respuestas a ¿cómo evitar que se lastimen sus derechos allá?, o ¿cómo garantizar su reincorporación social y económica de este lado de la frontera? Tenemos mucho que aprender de ellos. Debemos dejar de verlos exclusivamente como quienes envían remesas a sus familias, y reconocerlos como el “capital bicultural” más potente que tenemos en nuestro país.

Los propios Dreamers se describen como “oro molido” desaprovechado y como talentos desechados que están comprometidos con apoyar a México. Ellos tienen un ingrediente fundamental que acá en México aún es incipiente: el respeto por la ley y la convivencia en un Estado de derecho.

California es un gran ejemplo de aquello en lo que puede convertirse México. Es un emblema de desarrollo, prosperidad, innovación y ciudades santuario. Es un territorio de oportunidades con reglas claras y que se respetan. Tan sólo Los Ángeles es la ciudad con más mexicanos en el mundo, después de la Ciudad de México.

Precisamente por esta razón, este lunes estaré de visita en ese estado con mis paisanos guerrerenses y de otros estados, que como muchos otros connacionales son un ejemplo de valentía, compromiso y emprendimiento, para escucharlos, conocer sus preocupaciones, experiencias y aprender de ellos. También quiero ofrecer mi trabajo como legislador para hacer valer su voz de este lado de la frontera, e invitarlos a formar parte del proyecto Operación Monarca para construir juntos el futuro que México merece.

Llegó el momento de reencontrarnos y reunificarnos como nación y apostar por la armonía, la misma que hace posible el vuelo de las mariposas Monarca por cientos de kilómetros. Ésa es la ruta si aspiramos a construir el gran país que estamos convocados a ser.

Twitter: @RiosPiterJaguar