Necesario, cambiar la manera de analizar el paquete fiscal


Posicionamiento del GPPRD en voz del Senador Armando Ríos Piter respecto al dictamen de la Ley de Ingresos 2017

 

·         Una reforma hacendaria que a lo largo de estos cuatro años, es indispensable poner en una justa revisión sobre lo que ha logrado, y sobre todo lo que ha dejado de alcanzar respecto a lo que se propuso. 

·         Los ingresos petroleros como porcentaje de los ingresos presupuestales, hay que entender que estos cayeron de 33 por ciento que eran en el 2012, a tan sólo 14 por ciento en 2016. 

·         Especialmente tiene que ser eficaz y se tienen que rendir cuentas, porque cada vez es más derivado de ese gasto que están dando los mexicanos y las mexicanas. 

·         Hoy, el gasto corriente sigue creciendo; en este sexenio ha crecido el 12 por ciento. 

·         En la parte del gasto público, donde tenemos gran parte de las deficiencias; un aumento de la pobreza a 64 millones de pobres. 

·         No podemos pensar que frente a la caída del petróleo, que durante casi 30 años formó parte de la lógica anual de discusión de cómo funcionábamos como país, siga siendo la misma ahora que se ha acabado ese ingreso. 

·         Necesitamos reformular la forma en la que se ingresa y se gasta, para garantizar una verdadera eficacia en la forma en la que está funcionando el gasto público y la política fiscal.

 ·         Nosotros habremos de votar a favor este dictamen. 

·         Necesitamos legislar para que el Senado de la República, junto con la Cámara de Diputados, revisemos de manera integral, el paquete fiscal. 

·         El futuro nos alcanzó; se acabó el petróleo y hoy tenemos que pensar juntos cómo diseñamos un país, donde su pacto federal, permita una visión común, integrada de crecimiento, y no los parches que hoy tenemos. 

·         Tenemos que cambiar la Ley de Coordinación Fiscal del país, porque ya estuvo bueno que los gobiernos de los estados estén acostumbrados a recibir el dinero, pero no ponerse de tú a tú, en términos de ver cómo hacemos que las propias entidades federativas, sean capaces de generar ingresos propios.

 

Armando Ríos Piter: Con su permiso señor presidente.

El dictamen que revisamos el día de hoy, nos da la oportunidad de hacer reflexiones, no solamente frente a lo que hoy estamos discutiendo, sino frente a lo que ha ocurrido en los últimos cuatro años, recordando que en el 2013 se discutió aquí precisamente, en el Senado de la República, una reforma hacendaria que a lo largo de estos cuatro años, es indispensable poner en una justa revisión sobre lo que ha logrado, y sobre todo lo que ha dejado de alcanzar respecto a lo que se propuso.

La aprobación de la Ley de Ingresos para el 2017, sin duda alguna, está marcada por cambios de paradigmas en las finanzas públicas, y especialmente por la incertidumbre internacional.

Una primera necesaria condición de entender este paquete fiscal, es que se acabó la economía del petróleo. Los ingresos que anteriormente dotaron de recursos para el gasto público han ido a la baja, no solamente por la caída internacional del precio del petróleo, sino porque la propia plataforma se ha ido agotando.

Es difícil pensar en los próximos 10, o incluso 15 años, con ingresos petroleros similares a los que hemos tenido, lo que nos debe de llevar a pensar el cómo estamos generando los ingresos que permiten el gasto del gobierno.

Precisamente por eso la reforma fiscal del 2014, tuvo como objetivos despetrolizar las finanzas públicas, combatir la informalidad, garantizar la progresividad de los impuestos, así como aumentar los ingresos de la federación.

Mucho de esto se logró y se alcanzó; cuando uno revisa los montos de los ingresos petroleros como porcentaje de los ingresos presupuestales, pues hay que entender que estos cayeron de 33 por ciento que eran en el 2012, a tan sólo 14 por ciento en 2016.

Hay que decirlo con toda claridad, sería difícil entender el equilibrio fiscal del país, sino se hubiera hecho esa reforma fiscal.

Difícilmente podría haber dinero para el gasto público en educación, en salud, en distintos rubros que es indispensable contar con recursos, sino se hubiera hecho la reforma fiscal.

Se nos acabó, compañeros y compañeras, la economía donde el debate era: vamos a ver cuánto es el precio del petróleo a futuro, y con una breve variación, de uno o dos dólares, se inventaban de pronto 100 mil millones de pesos. Eso ya es imposible.

Y eso es importante tenerlo en contexto, porque aquí precisamente en esta asamblea, hace tres años, cuando nosotros discutimos la reforma fiscal, ese fue el horizonte que estábamos definiendo.

Se acabó la economía del petróleo y hay que empezar a pensar, en cómo cada peso, cómo cada centavo hoy que sale del bolsillo de los mexicanos y de las mexicanas, de las empresas del país, no solamente tiene que permitir un importante masa presupuestal para todos los recursos y para todas las necesidades que tenemos, sino especialmente tiene que ser eficaz y se tienen que rendir cuentas, porque cada vez es más derivado de ese gasto que están dando los mexicanos y las mexicanas.

Sin embargo, compañeros y compañeras, lo que nos encontramos es, que en un planteamiento que en términos de ingresos ha sido positivo, hemos tenido enormes deficiencias en la parte del gasto público.

Hoy, el gasto corriente sigue creciendo; en este sexenio ha crecido el 12 por ciento. El gasto de capital no ha crecido en términos reales, pero al mismo tiempo también se ha incrementado de manera sustantiva, el gasto en subsidios, en transferencias, donde muchas de esas transferencias y ese gasto corriente, tienen que ver con la vida del colectivo público y no con la vida de la gente; con la vida de la burocracia y no con el beneficio a los ciudadanos y las ciudadanas.

Es ahí, en la parte del gasto público, donde tenemos gran parte de las deficiencias; un aumento de la pobreza a 64 millones de pobres. Existe una enorme desigualdad en la distribución de las participaciones federales, y una enorme discrecionalidad en cuanto se le manda a cada estado de la República.

En obras, se mantiene un régimen de discrecionalidad en la asignación y licitación a grupos favorecidos. O incluso el retraso en el pago de los contratos; cuando ustedes platican con los proveedores, es evidente que la forma en la que se transfieren los recursos, está totalmente desfasado de la lógica económica elemental.

Tenemos un grave problema, compañeros y compañeras, en cómo estamos gastando, y en ese sentido, en este Senado de la República, es importante que no nos quedemos con esta discusión de los ingresos, como si fuera una discusión más.

Esta discusión ha dejado claro, frente al recorte que está planteando el gobierno federal, que la forma en la que venimos discutiendo los ingresos, los egresos, y la forma en la que supervisa y se fiscaliza el gasto público, tiene que cambiar de manera radical.

No podemos pensar que frente a la caída del petróleo, que durante casi 30 años formó parte de la lógica anual de discusión de cómo funcionábamos como país, siga siendo la misma ahora que se ha acabado ese ingreso.

Ahora, necesitamos garantizar mayor rendición de cuentas -y aquí hemos hecho un debate muy puntual en términos del combate a la corrupción- pero al mismo tiempo, necesitamos reformular la forma en la que se ingresa y se gasta, para garantizar una verdadera eficacia en la forma en la que está funcionando el gasto público y la política fiscal, para hacer un verdadero engranaje con los sectores de la economía, que hoy no está ocurriendo.

Precisamente por eso, nosotros habremos de votar a favor este dictamen. Sin embargo, queremos dejar muy clara la posición del Partido de la Revolución Democrática, no podemos esperar que el año que viene, a estas fechas, tengamos una misma forma de analizar el paquete fiscal. Se necesitan cambios en la esencia estructural, de cómo tomamos estas decisiones.

Y empecemos pensándolo en términos de las Cámaras, que representan al Poder Legislativo.

No podemos pensar, compañeros y compañeras, que el paquete fiscal se siga discutiendo de manera divida, como lo establece hoy la Constitución.

Sí, aquí se acuerdan los ingresos, y después se va a la Cámara de Diputados, a discutir de manera exclusiva el presupuesto de Egresos.

Eso no puede seguir ocurriendo de esa forma, compañeros y compañeras, necesitamos legislar para que el Senado de la República, junto con la Cámara de Diputados, revisemos de manera integral, el paquete fiscal.

El futuro nos alcanzó; se acabó el petróleo y hoy tenemos que pensar juntos cómo diseñamos un país, donde su pacto federal, permita una visión común, integrada de crecimiento, y no los parches que hoy tenemos.

Por eso el Senado hace sentido en la revisión de futuro de lo que tiene que ser el gasto público. Sí como se ingresa, pero también cómo se gasta.

Porque si queremos que las enormes disparidades que hoy existen frente al norte y el sur, se logren resolver, es precisamente a través de la política fiscal, a través de ese acuerdo convocado, como podemos pensar cómo solucionarlo en una visión progresiva, que busque la equidad en términos de ingresos, pero sobre todo también, en términos de distribución de los egresos.

Segundo punto. Tenemos que reconocer que somos un Poder Legislativo que todavía dista mucho de tener las capacidades y la fortaleza para analizar en igual de circunstancias, frente a la Secretaría de Hacienda, el paquete fiscal.

Necesitamos consolidar una oficina contundente, con gran capacidad técnica de análisis, que permita en igualdad de circunstancias, definir la política pública más importante, que es cómo generamos ingresos y cómo gastamos.

Porque hoy –hay que reconocerlo- lo que se mantiene es una posición de asimetría frente a la Secretaría de Hacienda, en cuanto a información, en cuanto a proyecciones y en cuanto a capacidades.

Tercero. Necesitamos garantizar una forma distinta de convocar a los ciudadanos y a las ciudadanas, para que el pago de los impuestos, sea verdaderamente parte de un pacto. Sea verdaderamente parte de un esfuerzo ciudadano, de un esfuerzo social, de un esfuerzo político y económico, que nos permita ver hacia dónde queremos ir como país.

Hoy ingresamos, vemos cuál es la bolsa, y después a ver cómo gastamos, pero no estamos convocando a la sociedad; no estamos convocando a la gente a decir, si la prioridad efectiva es la educación o la salud. Pongámonos de acuerdo, que la mayor parte del presupuesto tiene que ir ahí; solamente de esa forma, compañeros y compañeras vamos a poder romper las inercias clientelares, y las inercias de los grandes intereses que hoy tienen acaparados los ingresos y el gasto público.

Y cuarto -compañeros y compañeras- tenemos que entender que esto tiene que formar parte de un nuevo pacto fiscal.

Tenemos que cambiar la Ley de Coordinación Fiscal del país, porque ya estuvo bueno que los gobiernos de los estados –y es importante decirlo aquí, en la casa del Federalismo- estén acostumbrados a recibir el dinero, a extender la mano, pero no ponerse de tú a tú, en términos de ver cómo hacemos que las propias entidades federativas, sean capaces de generar ingresos propios.

Hoy el gran recorte que se tiene, es a la Federación, esperemos que sea por una virtud de mayor eficacia y por una virtud de combatir la corrupción, y de querer mejores resultados, pero si eso no lo hacemos en cada una de las 32 entidades federativas, compañeros y compañeras, vamos a seguir teniendo enormes distorsiones, donde las entidades federativas –que hoy aquí representamos 128 senadores y senadoras- tienen una inercia, y que no están incorporadas en ese esfuerzo, y que no estamos haciendo juntos, el trabajo de convocar a todos los ciudadanos y ciudadanas del país, en construir una mejor visión de cómo construimos la economía de México.

Es cuanto señor presidente.

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