Empoderar a las niñas / Revista Siempre


La niñez es una etapa fundamental de aprendizaje que sin duda tiene efectos durante toda la vida de las personas; por ello, las niñas, niños y adolescentes son particularmente importantes. Lo que suceda en su infancia tendrá gran influencia en el resto de sus vidas y, en este sentido, en la vida de sus comunidades; influye de diversas formas en su desarrollo cognitivo.

La infancia es una etapa de la vida para comprender, asimilar e interiorizar sus derechos humanos, compromisos, nociones, reglas, valores y formas de conducta dentro de comunidad, sin embargo y a pesar de los esfuerzos de la comunidad internacional, a través del diseño y aprobación de diversos tratados internacionales, la situación de vulnerabilidad a la que se enfrentan las niñas, niños y adolescentes es preocupante.

En medio de los avances en favor de los derechos universales, aún perduran prejuicios que limitan los derechos de las niñas, originados principalmente por el estereotipo de género que comienza a padecer desde que nacen y sobrevive en las sociedades y en sus familias por su condición de género. Estos prejuicios dan lugar a conceptos culturales tanto en las familias como desde las instituciones sociales y educativas con base en los cuales, a las niñas se les educa para ser sensibles, serviciales, sumisas, hogareñas y femeninas con una fuerte inclinación a ser frágiles y dependientes como derivación del perfil de futura madre y esposa.

En lo que respecta a México se han fortalecido sus instrumentos jurídicos y los mecanismos de política pública que tienen como propósito generar un contexto de igualdad real para que las niñas y los niños tengan las mismas oportunidades para desarrollar todas sus potencialidades.

Sin embargo, según datos de la UNICEF, en México:

Existen 57 millones de niños que no asisten a la escuela, de los cuales, 31 millones son niñas.

La cifra de embarazos prematuros ha incrementado en los últimos años, siendo las niñas de zonas rurales y marginadas las más proclives a este tipo situación. Muchas son víctimas de violencia sexual.

Como consecuencia, se ha acrecentado el alto porcentaje de niñas y adolescentes que desertan sus estudios, limitando sus oportunidades de desarrollo a futuro.

El embarazo adolescente es a la vez causa y producto de las desigualdades económicas, étnicas, generacionales y la falta de información para que pueda ejercer de manera veras sus derechos sexuales y reproductivos.

La mayoría de las madres adolescentes se encuentra en una situación de exclusión y marginación, de modo que sus hijas e hijos tienen altas probabilidades de continuar el patrón, transmitiendo la pobreza de generación en generación.

La prevención de los embarazos no deseados podría evitar aproximadamente una cuarta parte de las muertes maternas, incluyendo aquellas ocasionadas por abortos clandestinos.

El informe “Una mirada al feminicidio en México: 2010-2011”, elaborado por el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio, señala que de enero de 2010 a junio de 2011, se registraron 1,235 asesinatos de mujeres en ocho entidades de la República Mexicana: 320 en Estado de México, 169 Tamaulipas, 168 Sinaloa, 142 Jalisco, 138 Nuevo León, 125 Distrito Federal, 102 Oaxaca y 71 Sonora. El 41 por ciento de las víctimas eran jóvenes de 11 a 30 años de edad; 35 por ciento tenía de 31 a 50 años, y 13 por ciento más de 50.

Con la finalidad de hacer un llamado urgente para colocar los derechos de las niñas como una prioridad, el 19 de diciembre de 2011, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Resolución 66/170 en la que declara el 11 de octubre como el Día Internacional de la Niña, con el objetivo de reconocer los derechos de las niñas y los problemas excepcionales que las niñas confrontan en todo el mundo.

El tema escogido para la celebración del Día Internacional este año es La Igualdad de las niñas = Logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible: Datos sobre la situación mundial de las niñas. Su progreso no sólo es bueno para ellas; también lo es para sus familias, comunidades, naciones y el mundo. Si bien se han producido avances a nivel mundial con relación a la igualdad entre los géneros a través de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, las mujeres y las niñas siguen sufriendo discriminación y violencia en todos los lugares del mundo.

La igualdad entre los géneros no es solo un derecho humano fundamental, sino la base necesaria para conseguir un mundo pacífico, próspero y sostenible.

Un entorno de desarrollo donde existe la igualdad sustantiva, de oportunidades y tratos, de acceso a la educación, la salud y el esparcimiento, por mencionar algunas, es una condición sin la cual es difícil pensar que en sus vidas en cada etapa etérea podrán erradicarla discriminación, la exclusión y la marginación social.

En nuestras manos está garantizar a las niñas y a las adolescentes el acceso a la educación incluida la educación integral de la sexualidad, el acceso a servicios de salud sexual y reproductiva, y a no contraer matrimonio infantil, temprano y forzado que las priva de su autonomía, su educación y su salud.

Todo lo que hemos realizado se torna insuficiente para cambiar la situación de millones de niñas, el reto sigue siendo que los preceptos legales que derivan de las leyes, impacten de manera verificable en los tres órdenes de gobierno.

Por lo tanto el Día Internacional de la Niña es una oportunidad para impulsar la acción colectiva para poner fin al ciclo de violencia contra niñas y mujeres, además de implicar a los hombres y a los niños en la promoción de la igualdad de género, se convierte entonces, en un recordatorio del compromiso que tenemos para mejorar la calidad de vida de las niñas en el mundo.

Por estas razones es importante que conmemoremos, como lo determinó la Organización de Naciones Unidas, este día como el Día Internacional de la Niña.

@angelicadelap    

Presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del Senado de la República