La presidencia de la Asamblea Constituyente / Revista Siempre


Todos la quieren

Por Miguel Barbosa Huerta

El pasado 15 de septiembre, la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México (CDMX) arrancó sus trabajos inmersa en múltiples problemas. Problemas que son producto de las omisiones del Congreso de la Unión en la reforma política del entonces Distrito Federal, concernientes a la instalación de la Asamblea y al inicio de su funcionamiento. En la junta de instalación fue evidente la falta de oficio político para suplir estas omisiones. La condición constitucional de aprobar todo, desde el más mínimo detalle hasta los aspectos de mayor trascendencia para la ciudad por dos tercios de los integrantes, es decir, por al menos 67 votos, si bien establece una garantía para evitar el abuso legislativo, también constituye un reto permanente para alcanzar acuerdos; me refiero a acuerdos lógicos y naturales, no a chantajes, ni a condiciones de sometimiento.

Lo primero que tendrá que hacer la Asamblea Constituyente será aprobar su reglamento de funcionamiento, tarea que no resultará nada fácil. Inmediatamente después, elegir a su mesa directiva y definir e integrar sus comisiones. No se trata de un simple arreglo administrativo o de un reparto proporcional de posiciones. Se trata de un constituyente plural integrado por destacadas personalidades. Se espera de las diputadas y los diputados constituyentes altura de miras y responsabilidad. Si por días o por semanas los constituyentes se pierden en discusiones procedimentales y en arreglos internos, si la discusión de lo fundamental de la ciudad no aparece o se deja para después, la ciudadanía de todo el país estará ajena al proceso constituyente de la ciudad.

La Mesa Directiva de la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México debe ser presidida por la izquierda. Esto significa que un integrante del PRD o de Morena la conduzca. No es concebible, de acuerdo con la posición y orientación política de la mayoría de la ciudadanía, que el PRI o que el PAN la presida. En la capital, estos dos partidos carecen de una representación política real; en la integración de la constituyente se beneficiaron del modelo mixto que establecieron como condición para que hubiera reforma constitucional en materia del entonces Distrito Federal.

El PRI pretende presidir la Asamblea. En una visión leal a su vieja tradición autoritaria, quiere ejercer la Presidencia de la Mesa Directiva. El PRI que regresó al poder en el 2012 no fue un PRI renovado, fue el partido de siempre con las mismas deformaciones, desviaciones y vicios de aquél de hace más de ochenta años. El PRI al insistir en poner al presidente de la Asamblea Constituyente comete otro error de ésos que “no entiende que no entiende”, de ésos que lo mantienen aislado y sin comprender la realidad que lo rodea.

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El PAN nunca ha sido una fuerza predominante en la Ciudad de México. Su presencia se circunscribe a dos delegaciones políticas: Benito Juárez y Miguel Hidalgo. A pesar de los múltiples intentos del PAN por oponerse al gobierno capitalino, su presencia política no resulta significativa. Una eventual presidencia del PAN en la constituyente sólo serviría a los propósitos de control del PRI, iría en contra de los intereses de la mayoría de la ciudad y trataría de imponer una visión autoritaria y conservadora para la capital.

Apenas han transcurrido las primeras sesiones de la Asamblea Constituyente, Morena ha expresado una intención de oponerse a todo y a todos. Sería lamentable que, en aras de una presunta diferenciación del resto de los partidos, Morena adoptara como estrategia este tipo de comportamiento. Sería lamentable por varias razones, pero principalmente porque perjudicaría a la ciudad y a sus habitantes. En estos momentos resulta ilusorio pensar en una acción unida de la izquierda en la ciudad, la lógica rumbo a la sucesión en la capital y el país se ha impuesto ya, sin embargo, en la discusión de fondo de la ciudad subsisten coincidencias.

A las y los diputados constituyentes del PRD corresponde sacar adelante el proyecto de Constitución que el jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, envió. No sólo se trata de impulsarlo en los términos en los cuales fue entregado, sino analizarlo para reformarlo, mejorarlo y enriquecerlo. Lo importante será que el PRD no sucumba a las acciones de confrontación de Morena, ni a los chantajes e intento de imposición del PRI o del PAN.

El proceso constituyente de la Ciudad de México aún no logra capturar el interés de la sociedad, esto dependerá de que los integrantes eleven la mira y transiten lo más pronto posible a la discusión de los temas de fondo de la ciudad, que tienen que estar plasmados en su Constitución. El primer paso para lograr esto es la elección de una mesa directiva con experiencia, sensibilidad y cuya presidencia recaiga en una personalidad de la izquierda.

@MBarbosaMX

Coordinador parlamentario del PRD en el Senado de la República