El petróleo mexicano y el ingeniero Heberto Castillo / La Crónica de Hoy


Heberto Castillo Martínez nació el 23 de agosto de 1928, en Ixhuatlán de Madero, Veracruz, motivo por el cual fue recordado en la sesión del pasado miércoles de la Comisión Permanente del Congreso de la Unión.

 

Durante la presidencia de José López Portillo, Heberto Castillo despertó la conciencia nacional en defensa del petróleo, denunció la corrupción y las incongruencias de la política energética imperante; rechazó la petrolización de la economía nacional y la explotación irracional de nuestros recursos energéticos; se opuso sistemáticamente a la política de endeudamiento y explotación indiscriminada del sector energético, misma que conduciría al empobrecimiento de los mexicanos y a la progresiva pérdida de la soberanía nacional.

 

Resulta relevante recordar la figura de Heberto Castillo como luchador social y defensor de uno de los bienes más importantes del país como lo es el petróleo, toda vez que en la actualidad la empresa productiva Pemex ha dejado de ser la empresa sostén de las finanzas públicas para convertirse en una carga por sus niveles de deuda y la constante reducción de la producción de petróleo que, junto con los bajos precios internacionales, tienen en jaque la viabilidad operativa de la empresa.

 

Pemex está indisolublemente atada al destino financiero y económico del país, por lo que el anuncio de la calificadora internacional Standard & Poor’s (S&P) de que la deuda neta del Gobierno se ubicó en 42 por ciento del PIB en 2015, y se prevé que para 2016 llegue al 45 por ciento, mientras que se estima que para 2018-2019 se acerque a 47 y 48 por ciento del PIB, respectivamente, constituye un señalamiento preciso de que los constantes déficits fiscales tienen acotado el margen de acción del Gobierno Federal.

 

Ese diagnóstico y el análisis de las perspectivas del país hicieron que la misma calificadora S&P cambiara de “estable” a “negativa” la perspectiva financiera de Pemex y sus subsidiarias.

 

Por su parte, la calificadora Moody’s, en esta misma semana, anunció que espera que se realice una nueva capitalización a las finanzas de Pemex, en virtud de que, según sus informes, la deuda de la empresa productiva asciende a 86 mil millones de dólares al 31 de diciembre del año pasado, aunado a un pasivo laboral que ronda los 72 mil millones de dólares, llegando a una deuda total de 158 mil millones de dólares.

 

En febrero de este año, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público recortó 100 mil millones de pesos el presupuesto de Pemex, en el contexto de la depreciación del peso y la caída del precio del petróleo. Se adujo en ese momento que los proyectos de inversión que se consideraron rentables ya no lo eran al tener un precio del barril de petróleo de 25 dólares, por lo que no valía la pena realizarlos y se decidió posponerlos o diferirlos.

 

Las dudas sobre el manejo financiero de Pemex son muchas y no comenzaron ni terminaron con la aprobación de la Reforma Energética, pero sí se agravaron. Las dudas tras el recorte presupuestario de inicio de año eran de sentido común: ¿Cómo Pemex puede ser competitiva si enfrenta un recorte de esa magnitud, al mismo tiempo que se reconoce la necesidad de realizar una capitalización para mantenerla a flote?

 

Se le pide a la principal empresa productiva del Estado que concentre su capacidad financiera en los proyectos verdaderamente rentables, aquellos que representan la mayor posibilidad de retorno inmediato y alto de sus inversiones.

 

Al mismo tiempo, se retienen y disminuyen los recursos por inversiones que Pemex realizó en los campos que fueron licitados en las distintas rondas a empresas y consorcios privados.

 

Tales montos representan un gran diferencial ya que, como hemos dicho antes, la Secretaría de Energía pretende que Pemex reciba por el “justo valor correspondiente” de sus inversiones alrededor de 4 mil 600 millones de pesos y no los más de 70 mil 600 millones de pesos a que asciende el valor de las inversiones afectadas en las áreas totales no retenidas en la Ronda Cero.

 

A la memoria del ingeniero Heberto Castillo, yo y otros mexicanos y mexicanas tenemos el firme compromiso de defender la riqueza petrolera, señalar críticamente los aspectos de una mala Reforma Energética y proponer alternativas. En eso seguiremos. XXX Twitter @ SenLuisSanchez