La salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE), es un resultado que nadie esperaba. La comunidad internacional confiaba ampliamente que el referéndum daría como resultado la decisión de permanecer en la UE, sin embargo, para sorpresa de muchos e incluso para la población, los resultados oficiales fueron 52% de los votos a favor de la salida y 48% de los votos a favor de permanecer, un margen muy cerrado; lo anterior, con un 72% de participación.
Estos resultados marcaron la salida oficial del Reino Unido de la UE, lo que generó gran incertidumbre política y económica. El artículo 50 del Tratado de Lisboa fija dos años para negociar las condiciones de salida de alguno de los miembros de la UE, por lo que mientras este plazo se cumple los tratados europeos siguen aplicando.
Lo anterior no ha frenado el recelo por parte de la población y las primeras consecuencias comienzan a surgir, como el anuncio de dimisión del primer ministro británico, David Cameron, así como el reflejo de una nación dividida, como es el caso de Escocia, que no descarta la realización de un referendo con el objetivo de independizarse del Reino Unido para permanecer en la UE, esto debido a que un 62% votó a favor de quedarse en el bloque europeo contra un 38% a salir de éste.
También ha habido reacciones por parte de académicos y científicos a nivel mundial, como Stephen Hawking, quien junto a 150 investigadores aseguraron mediante una carta que el Brexit significaría “un desastre para la ciencia en Reino Unido” ya que muchos jóvenes científicos han sido reclutados en Europa, además de que se les otorgan becas y subvenciones para que sigan con sus investigaciones, lo que significaría que tendrían que buscar mejores oportunidades en otros países.
La consecuencia que más ha resonado del Brexit es el impacto económico a las bolsas de valores de todo el mundo, las cuales sufrieron fuertes pérdidas, así como la dramática caída de la libra esterlina que llegó a su precio más bajo desde 1985.
En el caso de la inversión británica en América Latina, si bien es importante, aún no se tienen los flujos económicos deseados, por lo que el impacto económico no representa un riesgo ya que el comercio entre ambas regiones aún es limitado.
Por ejemplo, el total de las exportaciones mexicanas que van al Reino Unido representan apenas un 0.65%, según datos del Observatory of Economic Complexity (OEC).
En respuesta a los resultados del referendo en los que se anunciaba la inminente salida de Reino Unido y a pesar de que esta relación comercial es relativamente mínima, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público justificó un recorte 31 mil 715 millones de pesos al gasto público.
Si bien México y la Unión Europea rigen sus relaciones bilaterales a través del Acuerdo de Asociación Económica, Concertación Política y Cooperación (Acuerdo Global) desde el año 2000, México y el Reino Unido a partir del año 1987 han mantenido una relación estrecha, motivo por el cual el Brexit no representa una amenaza de fractura de relaciones. Los defensores del Brexit han señalado que la salida del Reino Unido del bloque europeo podría agilizar la búsqueda de tratados comerciales con nuevos socios potenciales.
La salida de Reino Unido de la UE es un momento que dejará su marca en la historia de este siglo. Sus repercusiones son un claro ejemplo de que el mundo se encuentra ante un sinfín de fenómenos de transformación y que debemos estar preparados ante cualquier suceso que pueda comprometer a las economías mundiales y a la estabilidad social, ya que el manejo especulatorio de la información, así como las estadísticas manipuladas han generado en la comunidad internacional un vacío de credibilidad al presentar resultados que en muchos casos son contrarios a la realidad.
PRESIDENTE DE LA COMISIÓN DE RELACIONES EXTERIORES EUROPA, DEL SENADO DE LA REPÚBLICA.
TWITTER: @RabinSalazar
