La Causa y lo Causado: ¿Por qué no dejaron pasar a Pablo Gómez? / Milenio


  • Lamentablemente, la Dirección Nacional ha perdido paulatinamente independencia política debido a los acuerdos de las corrientes con personalidades políticas internas, cercanas o, incluso, externas.

¿Por qué no dejaron pasar a Pablo Gómez Álvarez como Presiente Nacional del Partido de la Revolución Democrática (PRD) en la pasada sesión del Consejo Nacional? Porque el partido está dominado por las corrientes internas; porque la fuerza política que nació para serle útil a la sociedad en su transformación se ha convertido en una franquicia controlada por sus grupos internos; porque “Democracia ya, Patria para todos”, nuestro lema, a la luz de los más recientes acontecimientos, aparece como una simple frase y no como una muestra de nuestra convicción profunda.

¿Por qué no dejaron pasar a Pablo Gómez? Porque Pablo Gómez es un hombre de izquierda, su trayectoria como parlamentario y como militante es reconocida por propios y extraños, e incluso por las mismas corrientes perredistas. Con su conducción, el PRD hubiera tenido destino propio y una línea política apegada a sus principios y programa. El Partido tendría vida autónoma como organización política de oposición de izquierda; se hubieran terminado los vínculos de la dirección del PRD y sus corrientes con el poder público; se hubiera restablecido la condición de ser un auténtico partido de oposición y se habría iniciado una ruta de recuperación de valores, principios y limpieza.

Ninguno de estos elementos fueron considerados por la cúpula partidaria, me refiero a los intereses bajo los cuales se conducen las corrientes internas, las cuales carecen de conciencia de la realidad que rodea al partido; por el contrario, las corrientes simple y sencillamente orientan sus opiniones y sus votos en el Consejo Nacional y el Comité Ejecutivo Nacional de acuerdo a sus intereses, es decir, a un reparto de espacios o a la concreción de acuerdos dentro o fuera del Partido.

La renuncia de Agustín Basave agitó las aguas, las corrientes vieron la oportunidad para reposicionarse de cara a los comicios del año siguiente y, particularmente, rumbo a las elecciones federales de 2018.

Lo que ocurrió en la pasada sesión del Consejo Nacional no fue una elección libre de los integrantes de esta instancia partidaria, como habría sido lo conducente, sino una decisión externa al partido; se trató de una acción de corte gubernamental. Lamentablemente, la Dirección Nacional ha perdido paulatinamente independencia política debido a los acuerdos de las corrientes con personalidades políticas internas, cercanas o, incluso, externas. Producto de esta pérdida de independencia es que la nueva presidencia, la interina de la interina, fue decidida desde fuera del Partido.

El país necesita un PRD con un claro perfil opositor y de izquierda para poder ser claros ante el electorado y la sociedad; la ciudadanía requiere una izquierda fuerte y unida, para enfrentar las amenazas de la continuidad de un proyecto fallido y solapador de la corrupción; así como para evitar el regreso de la derecha a la conducción nacional, su visión conservadora de la sociedad y sus acciones conservadoras.

El PRD desperdició la oportunidad de mandar un mensaje a la sociedad de que se podía hacer algo diferente, que las corrientes pudieran optar por lo que le convenía al Partido y no a sus intereses. XXX Twitter @MBarbosaMX