La Causa y lo Causado: Contrastar para diferenciar / Milenio


  • La Ciudad de México es la entidad en donde se han llevado a cabo los mayores esfuerzos por cumplir la normas ambientales, sin embargo, por la ausencia de diferenciación, los costos de la aplicación de este programa han corrido a cargo únicamente del gobierno de Miguel Ángel Mancera.

La relación entre el Gobierno de Enrique Peña Nieto y el Gobierno de Miguel Ángel Mancera debe ser institucional. Pero a la par de la relación entre niveles de gobierno para la adecuada coordinación de los ámbitos federal y local, también deben existir contrastes, deslindes, marcar las diferencias e incluso rivalidad. Debe terminar el tiempo de las fotos de convivencia gustosa entre el Jefe de Gobierno y el Presidente de la República. Debe existir un auténtico contraste de propuestas y de acciones de gobiernos. No podemos ignorar la ineludible comparación entre lo nacional y lo local.

 

No tiene por qué extrañarnos esta situación. Desde 1997, cuando por fin los habitantes de la Capital pudieron elegir a sus gobernantes y el PRD ganó por primera ocasión la Jefatura de Gobierno, se estableció esta suerte de contraste. La izquierda siempre había sido muy celosa de sus competencias. Después de décadas, en las cuales el Presidente de la República decidía sobre el futuro de la capital, a partir de 1997 las decisiones de la Ciudad se toman en la Ciudad.

 

En estos dos meses del Hoy No Circula Ampliado quedó claro que la calidad del aire en la Ciudad no depende únicamente de un programa. Se requiere una política integral y una eficaz coordinación en su aplicación. La Ciudad de México es la entidad en donde se han llevado a cabo los mayores esfuerzos por cumplir la normas ambientales, sin embargo, por la ausencia de diferenciación, los costos de la aplicación de este programa han corrido a cargo únicamente del gobierno de Miguel Ángel Mancera.

 

En el tema ambiental, el Gobierno de la Capital fue cediendo las decisiones a las instituciones federales. La Comisión Ambiental de la Megalópolis asumió el control. Me refiero a las contingencias ambientales y a la determinación de la nueva escala de calidad del aire a 150 IMECAS para declarar una contingencia. Lo que vimos en días recientes fue la actuación de la Procuraduría Federal del Medio Ambiente clausurando verificentros en la Ciudad;  es decir, aplicando acciones que son de la competencia local. Existen evidencias de corrupción en los verificentros, pero el hecho de que la Federación haya invadido funciones, tendría que haber tenido una respuesta mucho más fuerte por parte del Gobierno de la Ciudad.

 

La actitud de la autoridad federal fue exhibir al Gobierno capitalino. Con arrogancia, la autoridad federal intentó demostrar su superioridad jerárquica sobre las autoridades locales. Fue un desplante mediático para generar la impresión de que la corrupción en los centros de verificación se localizan en la Ciudad de México. Por supuesto que pueden existir actos de corrupción, una circunstancia presente en todas las entidades que integran la Megalópolis y no exclusivamente en la capital del país.

 

El contraste entre el Gobierno capitalino y el federal es útil para identificar las diferencias, para que la ciudadanía de la capital y del país pueda comparar las dos administraciones en sus aciertos y en sus errores.

 

No pasa nada sin las fotografías públicas del Gobierno de la Ciudad con el Gobierno Federal. La Ciudad no las necesita. La sociedad capitalina siempre había visto en su gobierno una posición de firmeza. Ahora será útil una diferenciación, un contraste, y si es necesario, una rivalización. XXX TWITTER: @MBarbosaMX