Pablo Gómez / Milenio


Pablo Gómez Álvarez debe sustituir a Agustín Basave en la Presidencia Nacional del Partido de la Revolución Democrática (PRD). En estos momentos, el Partido requiere tener en su dirección nacional a un inconfundible rostro de izquierda. Un fundador del partido, un personaje con trayectoria, un cuadro que conozca a fondo los entretelones de nuestra organización, que no sucumba a la lógica de corrientes, que pueda debatir con las otras fuerzas políticas, que pueda comunicar a la sociedad nuestro programa y que acentúe el perfil opositor del PRD.

 

El PRD elegirá este fin de semana un presidente interino del interino, algo así como un intrauterino. ¿En qué momento se da este cambio? El cambio se produce en una coyuntura compleja para el país. En el plano internacional destaca la salida de Inglaterra de la Unión Europea y sus consecuencias en la economía global, así como los lamentables atentados terroristas en varias partes del mundo. En lo nacional, el combate a la corrupción se ha convertido en la principal demanda social, pero el Gobierno le regatea a los ciudadanos transparencia y rendición de cuentas.

 

Nos encontramos en un momento en el cual el gobierno de manera torpe reprime a los opositores a la reforma educativa y en que las elecciones del 5 de junio definieron un nuevo escenario rumbo a la sucesión del 2018, donde la presencia del PRD amenaza con ser marginal.

 

El país necesita una voz fuerte de izquierda en todos los temas de la agenda nacional e internacional. Desde el Partido debemos tener opinión permanente sobre el combate a la corrupción, sobre el desarrollo de la economía, sobre las políticas ambientales, sobre el Estado laico; puntos de vista respecto a temas como la regularización de la marihuana, los matrimonios entre personas del mismo sexo y el autoritarismo del Gobierno. Ya no podemos continuar como una izquierda que sólo se mira al espejo y se consume en sus conflictos internos.

 

Necesitamos que el PRD se haga escuchar ante el Gobierno, que contraste con otros partidos y marque la diferencia con las otras izquierdas.

 

Pablo Gómez debe ser presidente del PRD, porque necesitamos un partido en el cual la política de alianzas para las elecciones de 2017 y 2018 se construya y decida en el seno del partido. Se puede ir en alianza o no. Se puede abrir un debate sobre qué le conviene más al partido, pero lo importante es que seamos los perredistas los que decidamos sobre este tema. Ante los resultados del pasado 5 de junio, el PRD requiere reagrupar su voto duro, tender puentes con las fuerzas progresistas y de izquierda, cerrar la puerta a las alianzas con la derecha y el PAN, y recuperar su perfil opositor al Gobierno.

 

Con la Presidencia de Pablo Gómez se abriría la puerta para que las corrientes dejaran de dominar la vida partidaria, que son una de las causas principales de la situación por la cual atraviesa nuestro partido. Este fin de semana, el Consejo Nacional del PRD tiene la oportunidad de separarse del modelo de corrientes y retomar el camino como un partido con un proyecto nacional útil para el pueblo de México.

 @MBarbosaMX