Menstruación: Tema de derechos humanos / Milenio – Suplemento


  • El derecho a la salud de las mujeres incluye también acceso a las toallas sanitarias y tampones como productos de primera necesidad.

¿Es la menstruación una cuestión de derechos humanos? Absolutamente sí. Cada mes menstrúan más de 2,000 millones de mujeres en todo el mundo. La menstruación es algo integral y normal en la vida de la mayoría de las mujeres.
Por ello, la higiene menstrual es fundamental para el bienestar y dignidad de las niñas y mujeres; sin embargo, el silencio y el estigma que rodean el tema, hacen que este cuidado íntimo no esté entre las prioridades de la agenda de política pública.
En México, la vida fértil de una mujer promedio es de casi cuatro décadas. En condiciones regulares, su ciclo mensual durará 28 días, con cinco días de menstruación. Tomando en cuenta la recomendación de usar una toalla o tampón cada cuatro horas durante el ciclo menstrual, tenemos que, al mes, una mujer utilizará aproximadamente 30 unidades.
El cálculo para un año es de 360 toallas o tampones. Si esta mujer llega a la menopausia a los 50 años y comenzó su ciclo a las 13 años, significa que utilizará 13,320 toallas femeninas o tampones durante su vida fértil, con un costo promedio de dos pesos por unidad, esto representa un costo de 26,400 pesos.
La integración de la mujer al espacio público ha propiciado el desarrollo comercial de las toallas femeninas desechables y tampones, sin embargo, la política pública es omisa y espera que las mujeres y niñas se arreglen por su cuenta y en silencio.
¿Cómo se puede decir que se piensa en las niñas y las mujeres si no se reconocen sus necesidades especiales en cuanto a sanidad e higiene que están presentes cada mes en su configuración biológica? En nuestro país, ninguno de los principales programas sanitarios ha examinado realmente las necesidades de la mujer en relación a la menstruación: por ello, es un reto de la política pública el abordar los desaños y las dificultades que las mujeres enfrentan durante su menstruación.
Y es una obligación estatal el garantizar que cada niña y mujer tenga la posibilidad de gestionar su menstruación de forma higiénica -donde quiera que esté- en la intimidad; con seguridad y dignidad.
En ese sentido, la escuela representa el choque inicial con la menstruación. Allí, muchas niñas carecen de productos adecuados y a veces se les niega un espacio íntimo, higiénico y seguro. Muchas chicas menstrúan en el aula, con la consecuente timidez y humillación que a veces provoca que dejen de asistir durante esos días o incluso abandonen los estudios, fundamentales para su futuro.
La carencia de recursos económicos para adquirir toallas y tampones, debido a los precios exorbitantes o la falta de acceso a productos como toallas o tampones hacen que se busquen otras alternativas, como ropas viejas, trapos, periódico y hasta tierra: además, la falta de acceso al agua potable las obliga a lavar sus ropas en agua sucia y, por vergüenza de secar las ropas manchadas al aire libre, suelen volvérselas a poner húmedas; prácticas que pueden provocar infecciones y enfermedades vaginales, vulnerándose el derecho a la salud.
El impuesto que se paga por productos de higiene menstrual es una disposición tributaria discriminatoria, pues se cobra exclusivamente a las mujeres; en ese sentido, es importante que la Secretaría de Hacienda reduzca el porcentaje del impuesto sobre el valor agregado (IVA) o incluso que estos productos queden exentos del pago de dicho impuesto.
Igualmente importante, es que el Sistema Nacional de Salud implemente campañas informativas sobre la importancia de la higiene menstrual, como parte del derecho a la salud de las mujeres. Asimismo, deben fomentar el uso de productos para el manejo de higiene menstrual alternativos, que sean amigables con el medio ambiente, como son la copa menstrual y las toallas sanitarias lavables, lo que podría hacer mediante la distribución gratuita de los mismos. Es una obligación estatal el garantizar que cada niña y mujer tenga la posibilidad de gestionar su menstruación de forma higiénica -donde quiera que esté- en la intimidad, con seguridad y dignidad.

Angélica de la Peña Gómez, Presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del Senado de la República.