Y ahora, ¿hacia dónde el PRD? / Revista Siempre


El resultado de las elecciones del pasado 5 de junio obliga a un análisis sobre el rumbo de la democracia, los partidos políticos y la correlación de fuerzas en el escenario nacional. Las elecciones se desarrollaron en la mayor hostilidad. Policías protegiendo a operadores electorales, denostaciones, en un clima que hizo colindar la violencia de los grupos organizados con la política.

El balance nos muestra que el PRI pasó de gobernar nueve estados con una población de 25,390,052 a gobernar cinco entidades con una población de 12,644,625. Perdió 50% de la población que antes gobernaba, mientras que el PAN pasó de gobernar dos estados con una población de 9,135,204 habitantes a gobernar siete entidades con una población de 25,848,520. Ahora gobernará 180% más población. Morena tiene un crecimiento menor al esperado y no consolida ningún espacio como propio.

Para el PRD el balance de las elecciones es una reflexión mayor. En cinco entidades alcanzó menos de 10% de la votación: Tamaulipas, 1.21%; Chihuahua y Sinaloa, 2.34%; Puebla, 3.84%, y Aguascalientes 5.15%. En Zacatecas (18.50%) e Hidalgo (15.10%) se posicionó como la tercera fuerza política, mientras que en Tlaxcala (29.91%) y Oaxaca (24.96%) ocupó la segunda posición, aunque en este último estado hace seis años, en alianza con Acción Nacional, ganó la gubernatura con más del 50% de la votación. En Quintana Roo, Durango y Veracruz participó en alianza con Acción Nacional y, pese a que se ganaron las tres gubernaturas, en ninguno de estos casos el candidato provino de las filas del PRD.

Lo más importante de esta elección es que mostró que no aprendimos nada. Las decisiones de grupo fueron más importantes que la competitividad electoral. Las alianzas desdibujaron el partido, pero no porque la esencia de éstas sea mala, sino por los conflictos internos y la incapacidad de lograr acuerdos que hicieron que perdiera competitividad, en particular en Oaxaca y Zacatecas.

Hoy el PRD parece haber perdido su vocación y ambición nacional. Espera el agradecimiento del PAN como un acto de caridad. El PRD deberá entrar en un profundo proceso de reflexión que defina su identidad y agenda para los próximos años y proponer futuros frente a la situación política nacional y al nuevo estadio del capitalismo. Hoy la agenda de reforma del PRD radica en tres puntos sustanciales: i) un nuevo diseño institucional que permita incluir nuevos grupos, expresiones y causas y romper el secuestro por parte de grupos y tribus; ii) una agenda creíble y progresista que dé rumbo al país frente al complicado contexto nacional, y iii) mecanismos de lucha y comunicación que hagan un contrapeso efectivo al poder, sumen prestigio y credibilidad ante la sociedad.

En su momento fui un ferviente impulsor de las alianzas; ese momento ha pasado. Hoy el PRD tiene que enfrentar los retos con cuadros propios que permitan un relevo generacional y oxigenación de la vida pública.

Si el PRD no emprende una reforma profunda renunciará a un proyecto nacional que es necesario para el país y a ser una izquierda democrática, unida, progresista, dialogante y congruente. El país necesita una izquierda funcional. El PRD ha sido un activo del sistema político y el contrapeso más efectivo al poder en los últimos años, no es patrimonio de tribus y grupos. La apuesta por su reencausamiento y fortaleza es un asunto al que no podemos renunciar.

@LuisHFernandez

Senador de la República