Sabinal es un río de colores, forma y vida / Revista Siempre


Pequeñas acciones, grandes cambios

A lo largo de la historia, los ríos han sido fundamentales para la humanidad. El Nilo, el Tigris, el Huang He o el Támesis son el génesis de grandes ciudades. Igual el Papaloapan o el Grijalva aquí en el sur de México.

Tuxtla Gutiérrez se fundó también al costado de un río que los zoques llamaron Quishtimpak y que por allá de los años veinte y treinta comenzó a llamarse río Sabinal por la abundancia de árboles de sabino que crecían en sus orillas y que marcaba el límite norte de la ciudad: el cauce del Sabinal circundaba el antiguo Parque Madero, el Zoológico de la Ciudad y el Jardín Botánico y más allá la salida al antiguo camino al Cañón del Sumidero.

El Sabinal nace en un ojo de agua ubicado en Berriozábal de donde fluye de poniente a oriente para desembocar en el Grijalva, en un sitio conocido como Nido de las Águilas. Su longitud es de aproximadamente 35 kilómetros que, al paso del tiempo, fueron devorados por el crecimiento de la ciudad y el río dejó de ser fuente de vida para convertirse en cauce para descarga de drenajes y deshechos, del que los tuxtlecos nos acordábamos sólo en tiempo de lluvia, como en 2003, cuando el cauce original, alterado por este desarrollo urbano desordenado, combinado con el calentamiento global, provocó su trágico desbordamiento y el registro de centenares de familias damnificadas.

Hoy, desde hace algunas semanas, el río Sabinal se ha desbordado nuevamente. Pero es un desbordamiento que esta vez no es trágico sino festivo, un desbordamiento que llena de colores y formas el tramo del río que atraviesa la parte central de la ciudad.

Desde la quinta oriente hasta la tercera poniente, los muros de piedra que contienen el Sabinal están llenos de lagartos, de flores, de aves, de conejos, corazones gigantes y seres imaginarios estampados por diversos artistas venidos de la misma Tuxtla y de otras regiones, entusiasmados por la iniciativa encabezada por el maestro Hugo Huitzi, quien pudo reunirlos por primera vez a todos para una tarea tan estimulante.

La iniciativa “Río Sabinal: Porque te quiero te rescato” hizo posible que esta arteria fundamental de la capital chiapaneca renaciera con el trabajo de más de una docena de jóvenes creadores de arte urbano, eso que a veces con desdén solemos llamar grafiti y que, en un primer ejercicio de intervención masiva de un espacio, permita que la ruta del antiguo Quishtimpak comience de nuevo a ser un sitio para reencontrarse con la ciudad, con el arte, con la naturaleza y con nuestra historia.

En los casi dos kilómetros de intervención de esta primera etapa participaron Pita Sandía, Deken Kodek, Rose Elote, Sago y Ckazpa entre muchos otros. Todos ellos, jóvenes y muy jóvenes creadores formados en la intervención urbana anónima combinada con educación universitaria en artes visuales.

Hoy, Chiapas recibe a una nueva generación de creadores visuales que se suma a la que encabezan Nacho Chincoya, Rafael Galdámez y el mismo Hugo Huitzi, y qué mejor manera de presentarse que con un trabajo colectivo como éste: Tuxtla es cuna de grandes artistas y se merecía un trabajo como el que todos estos creadores le han obsequiado. El río Sabinal es parte de nuestra historia como tuxtlecas y tuxtlecos, y llenarlo de colores y formas es una estupenda manera de reapropiarnos de este espacio público tan significativo y reconciliarnos con la ciudad. Muy bienvenido el esfuerzo colectivo para convertir pequeñas acciones en grandes cambios.

Llenemos de color y vida nuestra ciudad y nuestro estado. Empecemos Ya.

@zoerobledo

Senador por Chiapas