La Causa y lo Causado: Adiós al GIEI / Milenio


El Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) de la Comisión Interamericana de Derecho Humanos (CIDH) se va, tras de sí,  deja una estela de dudas sobre la capacidad del Estado mexicano para impartir justicia.

 

Los 43 desaparecidos de Ayotzinapa, los terribles hechos de los municipios de  Iguala y de Cocula, de la noche del 26 y de la madrugada del 27 de septiembre de 2014, conmocionaron a la opinión pública y pusieron en entredicho a las instituciones del Estado.

 

El 12 de noviembre de 2014, a petición expresa de los familiares de las víctimas, el Gobierno de la República solicitó a la CIDH la presencia del GIEI.

 

Debido a la presión nacional e internacional, que demandaban la localización de los normalistas desaparecidos y castigo a los culpables, el gobierno pensó que la presencia de este grupo serviría para transparentar y dar legitimidad a la investigación.

 

Así ocurrió. Los perfiles y la experiencia de los integrantes del GIEI dieron esperanzas y confiabilidad a que se llegaría a fondo en las investigaciones; que el gobierno tenía voluntad de realizar una indagatoria abierta al escrutinio público.

 

El problema fue que en sus conclusiones preliminares y finales el GIEI discrepó con los resultados de la investigación publicados por la Procuraduría General de la República (PGR), entonces dirigida por  Jesús Murillo Karam.

 

En la verdad histórica del Procurador General, los 43 normalistas fueron quemados hasta ser reducidos a cenizas en el basurero de Cocula y después, dichas cenizas fueron arrojadas al río. En las conclusiones del GIEI esto no ocurrió así. A partir de esta contradicción comenzaron los dimes y diretes, las descalificaciones y las terceras opiniones.

 

Desde el principio, para algunos, la presencia de este grupo fue incomoda. No concebían la idea de que especialistas extranjeros metieran las narices en este caso.

 

El problema de fondo está en que desde el poder se decidió que sólo se ejerciera acción penal contra las bandas del crimen organizado y las autoridades municipales involucradas de manera directa, dejando intacto la red de relaciones políticas y económicas que rodearon estos hechos. Esta decisión propició la duda y la incertidumbre sobre esta importante investigación.

 

Quienes piensan que con la partida del GIEI el tema se agota, que poco a poco la desaparición de los 43 normalistas se perderá en el olvido, se equivocan.

 

Estos lamentables acontecimientos son un tema transexenal. Los hechos de Iguala volverán cada 26 de septiembre, no como una efeméride de un puñado de familiares o una demanda de un grupo reducido de la sociedad, sino como una exigencia de justicia de la ciudadanía en general.

 

Se trata de una asignatura pendiente, de una deuda presente del Estado mexicano con la sociedad mexicana y la comunidad internacional.

 

Paulatinamente, se conocerá la verdad sobre los hechos de Iguala y Cocula, quedarán al descubierto las relaciones, la complicidades y los involucrados.

 

Quienes en estos momentos ven partir a los integrantes del GIEI y respiran aliviados, porque no fueron alcanzados por la justicia, no deben cantar victoria. Tarde o temprano, se conocerá la verdad y los involucrados tendrán que enfrentar sus responsabilidades y presentarse ante la justicia. XXX    TWITTER:  @MBarbosaMX