Necesaria, una nueva forma de concebir a un país con un desarrollo y un crecimiento mucho más equilibrado: Ríos Piter


Intervención del Senador Armando Ríos Piter, para presentar el dictamen de Zonas Económicas Especiales, a nombre de la Comisión de Población y Desarrollo que preside

·         Me siento honrado de poder tomar la palabra como representante del Estado de Guerrero, y también porque hace aproximadamente dos años, presentamos una iniciativa de ley, precisamente para dar origen, configuración a las Zonas Económicas Especiales. 

·         Pensar en cómo construimos, cómo diseñamos, cómo planeamos y cómo trabajamos para tener un país, un México que logre estar en las dimensiones de crecimiento y de desarrollo. 

·         Ven condiciones para México (en 25 años) se ubique como la séptima economía del mundo, por su tamaño territorial, por su población, por las distintas condiciones de economía, de integración que tiene. 

·         Si se dan las condiciones adecuadas, México tenga capacidad de tener crecimientos por encima del siete por ciento. 

·         Este dictamen abre la puerta para arrancar una nueva forma de concebir a un país, con un desarrollo y un crecimiento mucho más equilibrado. 

·         Hoy el sur, que se mantiene como un ancla, que sólo se ha pensado como un territorio para atender de manera asistencial, con infraestructura adecuada, México tiene una frontera amplísima en los estados del Pacífico, precisamente con ese continente asiático. 

 

Armando Ríos Piter: Con su permiso señora presidenta. A nombre de la Comisión de Población y de mis compañeros Juan Carlos Romero Hicks del PAN, y Anabel Acosta Islas del PRI, ponemos a consideración este dictamen y de manera particular, me siento honrado de poder tomar la palabra como representante del Estado de Guerrero, y también porque junto con compañeros y compañeras, hace aproximadamente dos años, presentamos una iniciativa de ley, precisamente para dar origen, configuración a las Zonas Económicas Especiales.

Con especial atención y gusto he escuchado a mis compañeros presidentes de las comisiones que me antecedieron; y quiero poner a consideración de ustedes una reflexión de lo que puede significar esta ley, y de lo que puede significar que aquí, en el seno del pacto federal, en el Senado de la República, volvamos a pensar en cómo construimos, cómo diseñamos, cómo planeamos y cómo trabajamos para tener un país, un México que logre estar en las dimensiones de crecimiento y de desarrollo, que no solamente quienes queremos a esta querida patria, sino muchos actores internacionales ven, como un futuro posible.

Hace poco más de un año veía yo una de las proyecciones para los próximos 25 años de nuestro país, y con especial regocijo veía yo, que ven condiciones para México se ubique como la séptima economía del mundo, por su tamaño territorial, por su población, por las distintas condiciones de economía, de integración que tiene, puede estar convocado a ser esa séptima economía.

Esos habitantes que sus hombres y sus mujeres, que sus niños y niñas, que sus adultos mayores, tengan y dejen de estar en ingresos de alrededor de los 10 mil dólares al año, a estar en condiciones de entre 30, 40 mil dólares al año.

Hoy –y ya lo comentaba el senador Héctor Larios- tenemos estados de la República que han conquistado esos estadios; cuando uno revisa las tasas de crecimiento de Baja California, cuando uno revisa las tasas de crecimiento de Querétaro, o de Guanajuato, vemos cómo es posible, que si se dan las condiciones adecuadas, México tenga capacidad de tener crecimientos por encima del siete por ciento.

Muchas veces aquí se cita el crecimiento de la economía China o Subcoreana, pues esa es la condición de crecimiento que hoy tienen estados del Bajío, que han logrado integrar, por ejemplo en el sector automóvilístico, una gran capacidad de crecimiento, una gran capacidad de generación de capital humano, que representa pues una de las principales locomotoras, no solamente del país, sino del mundo entero.

A contra censo, en el estado de Guerrero –que es el que yo represento- tenemos condiciones de marginación similares en muchos municipios, igual que en Oaxaca, igual que en Chiapas, igual que en Tabasco, igual que en Quintana Roo o en Campeche, condiciones de desarrollo municipal, que están por debajo de las condiciones que tienen otras latitudes, por ejemplo, las del África Subsahariana.

Ese es nuestro país; ése es el país que hoy representamos aquí en el Senado de la República.

¿Cómo garantizamos, compañeros y compañeras, que en lugar de tener niveles de distribución del ingreso tan terribles, como los que tenemos en estas condiciones actuales, donde el 10 por ciento de la población concentra el 63 por ciento de la riqueza, podemos generar condiciones de mejor distribución?

Pues la respuesta tal vez es fácil, pero difícil de construir, y creo que este dictamen abre la puerta para arrancar una nueva forma de concebir a un país, con un desarrollo y un crecimiento mucho más equilibrado.

Hace aproximadamente dos décadas y media, un secretario de Comercio y Fomento Industrial; cuando le preguntaron cuál era la política industrial del país, señaló que la mejor política industrial que podía tener México, era que no hubiera política industrial.

Clausuró en ese momento la posibilidad de continuar esfuerzos como los que en los setentas dieron origen –y ya se ha citado aquí- a una de las principales fuentes de ingreso del país, y del mundo que es Cancún.

Cancún fue motivado precisamente porque hubo planeación, porque hubo intención, pero sobre todo porque hubo una decisión firme del Estado mexicano, de garantizar que en ese punto privilegiado, para el desarrollo turístico, se convirtiera un vergel para el mundo, para la provisión de servicios. Hoy ahí tenemos los mexicanos el principal aeropuerto de la República; no es Benito Juárez.

Bueno, esas con las condiciones que se logran cuando hay planeación, cuando hay programación presupuestal y sobre todo cuando hay seguimiento.

¿Qué queremos con esta ley? Queremos que lugares como el Puerto Lázaro Cárdenas, donde se tuvo la gran visión de integrar en ese lugar, uno de los principales puertos de llegada, de bienes y servicios, pues lograr lo que se pensó en los años setentas, que se convirtiera en el puerto más importante, no solamente de México, sino que tiene las condiciones de cabotaje, para ser el puerto más importante del mundo.

Y esto no lo digo solamente aquí yo; cuando uno revisa la saturación que tiene Vancouver, cuando una revisa la saturación que tienen los puertos de California, entonces Manzanillo y Lázaro Cárdenas, junto con Salina Cruz, en la parte Oaxaqueña, y junto con el Puerto Chiapaneco, tienen la posibilidad de expandir nuestra frontera de desarrollo y de crecimiento, precisamente en esos lugares donde impera la pobreza.

¿Y qué es lo que entonces tenemos que pensar? Cómo garantizamos que el desarrollo tecnológico, que el crecimiento de capacidades que tienen nuestros ingenieros y nuestras ingenieras, en los estados de Guanajuato y de Querétaro, bajen hacia Michoacán, bajen hacia Guerrero, bajen hacia Oaxaca, precisamente para ampliar la frontera de posibilidades de crecimiento que tiene el país.

Esa es la vocación que tiene una ley de Zonas Económicas Especiales; es cierto que no estamos inventando el hilo negro. Hay alrededor de 4 mil 200 lugares que han apostado a esta visión; la mitad de éstos han sido un fracaso en el mundo. La mitad de éstos, algunos en China, otros en la India, otros como el caso de Cuba- han estado en un contexto de protección, de parte del Estado, para tener una gran visualización de que a partir de estas zonas, no solamente es generar empleos, no solamente es generar inversiones y que unos cuantos se beneficien.

No compañeros, es generar condiciones para que la visión de integralidad que tenemos que tener como país, si en el horizonte de las próximas tres décadas, queremos que en cada niño mexicano, nazca en los Tuxtlas, nazca en La Cañada chiapaneca, nazca en los Valles Centrales de Oaxaca, o nazca en La Montaña de Guerrero, tenga las mismas posibilidades de crecimiento y de bienestar, que hoy tienen muchas latitudes del país.

Por eso, no solamente como presidente de la Comisión de Población, como guerrerense, y como militante de la izquierda estoy convencido, de que éstas son las apuestas en las que hay que tener arrojo.

Cuando el tratado de libre comercio, hace 20 años, significó enormes posibilidades para Tijuana, para Matamoros, para Ciudad Juárez, fue una gran apuesta que ha permitido que esos estados despeguen.

Sin embargo hoy el sur, que se mantiene como un ancla, que sólo se ha pensado como un territorio para atender de manera asistencial, con infraestructura adecuada, aprovechando la enorme frontera que tenemos con el mercado comercial más amplio del mundo, que es el que representa Asia –dos terceras partes del crecimiento comercial anual- eso compañeros y compañeras, es entender que México tiene una frontera amplísima en los estados del Pacífico, precisamente con ese continente asiático.

Que Acapulco puede volver a estar conectado, como lo estuvo con Manila y con Shangai, que tiene frontera Salina Cruz, precisamente con los países que hoy son los tigres asiáticos y que están creciendo.

Esa es la visión compañeros y compañeras, y como presidente de la Comisión de Población, estamos contentos de que se busque que Estado mexicano, con incentivos fiscales, con incentivos aduanales, pero sobre todo con una percepción de que hay que ponerle atención y visión colectiva al sur, pues tengamos la posibilidad de encontrar en esta ley, sacar a aquellos que desde la visión neoliberal, pensaron que no podía haber política industrial, porque solamente compañeros y compañeras, con la inversión del Estado, con la energía colectiva, con la iniciativa privada, es posible aprovechar, los retos que tenemos de subdesarrollo, pero sobre todo, las enormes oportunidades que tenemos para ser el gran país que México está convocado a ser.

Es cuanto señor presidente.

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