Nosotr@s / Excelsior


México es un país de jóvenes y mujeres que representan un extraordinario bono poblacional. Bien aprovechados, estos sectores determinarán el desarrollo nacional que nos convierta en potencia mundial para 2030.

A finales de los años 60, se realizaron en México las primeras proyecciones de población con el objetivo de dibujar escenarios demográficos a futuro. En ese entonces se pensaba que para el año 2000 llegaríamos a ser alrededor de 150 millones de habitantes, si continuábamos con las tasas de crecimiento observadas.

Así que en 1970 el gobierno decidió modificar lo que consideraba una tendencia poblacional de muy rápido crecimiento. Por ello, el gran cambio demográfico, entre 1970 y el año 2000, fue una política de reducción de la fecundidad que incorporó conceptos de salud reproductiva.

En esos 30 años, la tasa de fecundidad pasó de 6.8 hijos en promedio por mujer, a sólo 2.65 hijos.

En ese mismo periodo de tiempo, la esperanza de vida pasó de 61 a 73 años y se observó la mayor cantidad de población migrante a Estados Unidos, con 500 mil mexicanos saliendo en los años pico.

Estas cifras nos dibujan un panorama muy general de los tres componentes básicos de la dinámica demográfica nacional: el nacimiento, la muerte y el movimiento de las personas, dentro y fuera del territorio mexicano.

La Dra. Silvia Giorguli, presidenta del Colegio de México, presentó esta información a finales de febrero pasado en el Senado de la República, durante la primera mesa de diálogo de la Comisión de Población y Desarrollo.

Estas mesas constituyen la iniciativa denominada “Nosotr@s”, cuyo objetivo es revisar temas relevantes para la vida cotidiana de las y los mexicanos, sobre cómo funciona actualmente nuestra población.

Aunque suene a obviedad, un país sin su gente no es nada, no existe. Sin embargo, de manera absurda se ha quitado el análisis poblacional del centro del debate de nuestras políticas públicas. Es fundamental darle prioridad a la dupla Población-Desarrollo para entender el presente y, especialmente, determinar el futuro de México.

De acuerdo con Silvia Giorguli, a partir del año 2000 hay un cambio de paradigma en el tema de población. Más allá del crecimiento poblacional, ahora el elemento central en la discusión sobre la dinámica demográfica es el cambio de la estructura poblacional por edades.

Es evidente que México requiere una nueva Ley de Población que sustituya a la actual, que data de 1974, y que resulta obsoleta frente al panorama vigente.

Considerar transversalmente la variable demográfica es fundamental para darle coherencia a la planeación de temas de salud, educación, seguridad y pobreza, que permita maximizar el valor de los “bonos demográficos” con que cuenta el país.

Hasta el momento no se han entendido estas ventanas de oportunidad. Se ha pensado, equivocadamente, que son activos dados, como frutos de un árbol que simplemente hay que ir a cortar. En lugar de alinear todas las políticas públicas, para garantizar su mayor aprovechamiento, la falta de atención ha significado un desperdicio histórico.

Por esta razón, la iniciativa “Nosotr@s”, como eje articulador de los esfuerzos de distintas instancias, públicas y privadas, para diagnosticar, entender y planear, será fundamental.

Tan sólo un ejemplo, la población de 0 a 19 años alcanzó su máximo entre 2013 y 2014. Se trata de 46 millones de niños y adolescentes con necesidades particulares en salud, vacunación, prevención, educación y empleo. Aquí existen dos focos rojos que, de nos ser atendidos rápido, pueden tener consecuencias devastadoras: en el rango de edad de 15 a 19 años, las mujeres tienen la tasa más elevada de embarazos adolescentes de la OCDE; en los varones, la tasa de muertes violentas ha crecido más del doble para la última década. Sería imperdonable dejar de lado estos fenómenos —y con ello a su suerte— a miles de personas.

Expandir y articular el mercado educativo y el laboral, garantizar la participación de las mujeres en ellos, así como la sostenibilidad de nuestros esquemas de jubilación, son claves para maximizar, en lugar de tirar a la basura, los bonos, demográfico y de género, con que todavía contamos.

Si queremos que México se encuentre dentro de las siete primeras potencias mundiales, a partir del año 2030, tenemos que aprovechar lo que todos Nosotr@s, l@s mexican@s, representamos.

Twitter:  @RiosPiterJaguar