Le hemos dado la espalda a una de las características que nos hacen una nación rica, distinta, diversa: la lengua, lamenta Zoé Robledo


Intervención en tribuna del senador Zoé Robledo A., del Grupo Parlamentario del PRD, para presentar una iniciativa con proyecto de decreto por el que se reforma el artículo 230 de la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión.

 

Zoé Robledo A., (ZRA): Con su aquiescencia, senador presidente.

 

Compañeras y compañeros;

 

Yo creo que decir, reiterar de manera permanente la multiculturalidad de nuestro país, nuestra condición de ser una nación de muchas naciones se expresa y se manifiesta siempre de una manera muy contundente con nuestra condición plurilingüística.

 

Sin embargo, desafortunadamente, está visión no ha permeado del pensamiento ni de la Cámara de Senadores ni de la Diputados, y en realidad de nadie de la clase política.

 

Sería mucho más fácil que yo pronunciara este discurso en inglés y que me entendieran a que si lo pronunciara en náhuatl, en huichol, en tzeltal, en topolabal porque le hemos dado la espalda a una de las características que nos hacen una nación rica, distinta, diversa, porque hemos aceptado la uniformidad y la hegemonía cultural de otras partes del mundo.

 

Esa discriminación que ha sufrido constantemente el pueblo indígena mexicano, los diversos pueblos indígenas de nuestro país, se ve reflejada en el hecho de que en un país con 12 por ciento de población indígena, esta Cámara tenga un 0 por ciento de representantes indígenas.

 

Ha permeado nuestro pensamiento la idea de que tenemos una sola lengua, que tenemos una sola forma de entender el mundo.

 

Y no solamente en ese recorrido hemos discriminado a los indígenas de su situación social y política, sino que además hemos suprimido de nuestro pensamiento no solamente su cultura, sino la noción de que existe una cultura indígena que es ajena y distinta a la cultura mestiza que hemos adoptado como un ente uniformador nacional.

 

Como prueba de esto, hace unos meses, cuando aprobamos aquí en el Senado de la República una Ley Federal de Telecomunicaciones y de Radiodifusión, se soslayó por completo la riqueza cultural de nuestro país.

 

En el artículo 230 de esta ley, que seguramente todos lo recuerdan porque todos estuvieron muy involucrados en su discusión y aprobación, se planteaba que las transmisiones de concesionarios debían hacer el uso del idioma nacional.

 

Y en unos enunciados más debajo de ese mismo párrafo, del 230, se planteaba, y lo cito textualmente:

 

“En caso de que las transmisiones sean en idioma extranjero, deberá de utilizarse el subtitulaje o la traducción respectiva al español”.

 

Aquí la pregunta es recurrente, cuál es el idioma nacional, por qué únicamente se refiere al español.

 

El artículo sexto de la Ley de Derechos Lingüísticos establece lo siguiente:

 

“El Estado adoptará e instrumentará las medidas necesarias para asegurad que los medios de comunicación masiva difundan la realidad y la diversidad lingüística y cultural de la nación mexicana”.

 

Yo me pregunto qué pasa con las 363 variantes lingüísticas del país, dónde quedan las 68 agrupaciones lingüísticas, las 11 familias lingüísticas indoamericanas, qué hay de las aportaciones culturales lingüísticas que han hecho los pueblos indígenas de México.

 

Por qué continuamos con esta visión aplanadora del postcolonialismo, esta visión que quiere homogeneizar, uniformar, absolutamente todo, acabar con todo lo distinto y que considera de manera tan marginal a una parte que es tan poco marginal de nuestra cultura y de nuestra cosmovisión como mexicanos.

 

Bueno, pues qué creen, que a pesar de nuestras omisiones, nuestros errores, para algunos, no pasaron desapercibidos, no a todos les pareció que era normal que una redacción deficiente y mal estructurada de la ley acabara con la riqueza cultural de nuestro país.

 

Lo que hoy vengo a presentarles es el primer llamado de atención sobre todas y cada una de las reformas estructurales que hemos aprobado en el Senado, es la primera enmienda que nos hace otro Poder a una mala ley, a una ley que tenía errores, vacíos y deficiencias, y lo hizo la Suprema Corte de Justicia.

 

Entonces, ahí sí, compañeras y compañeros, pues se amuelan, no tienen de otra, van a tener que reconocerlo y aceptarlo.

 

Una ley maltrecha que empezaba a minar y acabar con el derecho de los indígenas a utilizar sus lenguas y su cultura con libertad a pesar de esta idea de uniformidad y que ponía en el derecho esta intención, pues tuvo un freno, tuvo una conciencia crítica distinta a la de este Senado de la República.

 

La Suprema Corte de Justicia de la Nación hace algunos días apenas resolvió un amparo promovido por Mardonio Carballo que enmendaba la ley que nosotros diseñamos y aprobamos.

 

La enmienda de esta grave omisión legislativa declaró inconstitucional la redacción de la ley. Es sorprendente de verdad la falta de atención que tiene este Senado de la República a que una ley que aprobamos nosotros se ha llamado inconstitucional porque pensamos que a partir del voto disciplinado en algunos casos o pensamos que en el momento en el que levantamos la mano o ponemos el dedo para aprobar una ley, ahí acaba nuestro trabajo.

 

Pues no, señores y señoras, ahí no acaba nuestro trabajo y la Corte nos lo está demostrando, de verdad, qué poca falta de atención expone que nos hayan enmendado la plana, que nos hayan dicho que hicimos las cosas mal y que lo dijo el Poder Judicial.

 

Es claro que el Legislativo mexicano no es infalible, es claro que a los errores que aquí se cometieron, a pesar de que se señalaron por distintas bancadas, hayan pasado de largo y que hayan tenido freno en otro Poder constituido.

 

Muchas de las reformas, de las leyes que se han aprobado aquí, muchas incluso de las reformas a la Constitución, lo hemos dicho, contenían graves errores, pues tendrá que ser otra vez la Corte, como con este tipo de amparos, como el de Mardonio Caballo, que demuestre quién tenía la razón.

 

El caso de esta resolución de la Suprema Corte nos tiene que llevar a un momento de reflexión y de humildad, a que aceptemos de que no todo lo que hacemos es perfecto, que al igual que hemos cometido aciertos, también ha habido redacciones que agravian a parte de la población de nuestro país.

 

En ese sentido, la iniciativa que hoy presento es muy simple, es intentar salvar la cara, es intentar obedecer una opinión de la Corte que no es opinable, es acatable y ya.

 

Lo único que estamos haciendo es adoptar los criterios de la Suprema Corte de Justicia para que sean enmendados en esta Ley Federal de Telecomunicaciones y de Radiodifusión.

 

Es una forma también de traer la diversidad cultural y lingüística de México a esta tribuna. Es muy probable que más del 50 por ciento de las casi 7 mil idiomas que se hablan en el mundo desaparezcan en unas pocas generaciones y los veo poco preocupados al respecto.

 

Es muy probable que el 96 por ciento de estas lenguas corresponda a las habladas por el 4 por ciento de la población, 4 por ciento de la población que es representada por el 12 por ciento de nuestro país y que también ellos entienden que tienen cierta representación política en este Senado.

 

Acostumbrados como estamos a elaborar leyes y a veces se nos olvida lo delicado de nuestro trabajo porque una ley mal redactada puede tener consecuencias que no tienen marcha atrás como la desaparición de una lengua originaria.

 

Lo mismo que ha sucedido en el caso de esta ley puede aplicarse a muchas otras aquí mismo elaboradas, y de las cuales muchas veces hacemos caso omiso a la crítica.

 

Por eso, si cerramos la boca, por lo menos abramos los ojos y sepamos lo que está haciendo la Suprema Corte de Justicia con el trabajo de este Senado de la República.

 

Quisiera, señor presidente, solicitarle y con cierta preocupación, la extensión de turno de esta iniciativa a la Comisión de Radio, Televisión y Cinematografía.

 

Es una iniciativa que atiende la parte de radiodifusión de la ley de radio y telecomunicaciones, y nuevamente, porque ya pareciera recurrente de la Mesa Directiva, se decide no turnar a la Comisión de Radio, Televisión y Cinematografía que a final de cuentas fue la dictaminadora de esta ley, enmienda esta ley.

 

Y por favor, ojalá pongan más atención a los turnos, porque es la tercera vez que no se incorpora mi Comisión, la Comisión que presido, y eso debería agraviar a todos sus integrantes, por algún acomodo que yo desconozco.

 

Entonces le solicito, se dé por enterado y nos dé una repuesta sobre la ampliación de turno de dictamen, no de opinión, a la Comisión de Radio, Televisión y Cinematografía, reitero, Comisión dictaminadora de la ley que está planteándose, se modifique.

 

Muchas gracias, compañeras y compañeros.

 

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