Impulsa Lorena Cuéllar medidas para reconocer importancia económica del trabajo del hogar


Intervención de la senadora Lorena Cuéllar Cisneros, del Grupo Parlamentario del PRD, para presentar iniciativa por la que se adiciona el artículo 164 del Código Civil Federal.

 

Lorena Cuéllar Cisneros (LCC): Con su permiso, señor presidente.

Compañeras y compañeros senadores.

Las tareas domésticas tradicionalmente han sido consideradas como una obligación relegada al género femenino, sin otorgárseles la importancia que merecen en su aportación a la economía del hogar.

 

En los últimos años se ha dado un importante avance en cuanto a su reconocimiento, situación; de acuerdo con la Cuenta Satélite de Trabajo no Remunerado de los Hogares en México elaborada por el INEGI, el valor económico de las labores domésticas y de cuidados no remunerados respecto del PIB nacional es del 24.2%, alcanzando un valor de 4.1 mil millones de pesos.

 

La importancia del trabajo del hogar es tal que representa un porcentaje mucho mayor del PIB que el de otras actividades, tales como las manufactureras con 16.7 por ciento o el comercio de 15.5 por ciento, lo cual nos muestra que las mujeres y hombres que la realizan en realidad están llevando a cabo una labor de suma relevancia para la economía, la sociedad y muy particularmente para su familia.

 

Debemos reconocer también que cuando hablamos de trabajo del hogar, estamos hablando de una actividad que están realizando las mujeres en una mayor proporción, datos de INEGI señalan que la participación de las mujeres en trabajos del hogar tiene un valor de 47,400 millones de pesos mientras que la de los hombres sólo alcanza los 16,900 millones de pesos.

 

Lo anterior sucede como consecuencia de una sociedad que por años ubicó a las mujeres en el espacio doméstico y a los hombres en las actividades públicas, generando situaciones de desigualdad que persisten en la actualidad.

 

Si se observa la dedicación por género al trabajo en general, o dicho de otra manera, la carga global de trabajo soportada por mujeres y hombres, se puede comprobar una contribución desigual al mismo en donde las mujeres asumen el 54.8% de la carga global de trabajo, mientras que  los hombres les corresponde el 45.2% restante.

 

Además, según se deduce de las Encuestas de Empleo del Tiempo, las mujeres dedican menos tiempo que los hombres a todas las categorías de actividades, con la única excepción de aquellas que tienen que ver con el cuidado del hogar y de la familia.

 

A pesar de que los patrones en el empleo del tiempo de mujeres y hombres parecen estar acercándose, existen diferencias significativas tanto en el porcentaje de personas de cada sexo que dedica parte de su tiempo a las distintas actividades, como en el tiempo empleado en las mismas.

 

Las mayores diferencias se concentran en el empleo del tiempo dedicado a las aficiones y la informática, y al trabajo remunerado que siguen siendo actividades que llevan a cabo los hombres. Esto porque culturalmente el cuidado de los hijos y el hogar siguen siendo hasta la fecha trabajos femeninos.

 

Además, uno de los fenómenos sociales más relevantes de la sociedad mexicana contemporánea es la creciente incorporación de las mujeres al mercado de trabajo. En las últimas décadas se ha dado un mayor acceso de las mujeres a la educación y la reducción de las tasas de fecundidad, así como la transformación de los valores sociales,  que han dado lugar a un proceso de  cambio que se expresa en la mayor participación de las mujeres en el ámbito público y, al mismo tiempo, en la persistencia de la división sexual del trabajo tradicional: el trabajo remunerado, asignado a los hombres y el trabajo doméstico y de cuidado no pagado, asignado a las mujeres.

 

A pesar de que estos cambios han significado que las mujeres representen ya  el 25% de la Población Económicamente Activa del país (hablando de trabajo remunerado); eso no exime a este porcentaje de mujeres de ser las principales proveedoras del trabajo del hogar.

 

La irrupción de las mujeres en los espacios públicos ha dejado velada una realidad que ha cambiado poco en la esfera doméstica: las mujeres siguen siendo –por mucho- las responsables de las tareas del cuidado y la reproducción de la vida familiar.

 

Estos cambios sociales que han abierto las puertas a las mujeres para insertarse en la vida económica, aunados a la persistencia de los roles de género, ocasionan  una enorme tensión en su vida cotidiana: la necesidad de combinar el trabajo remunerado con las responsabilidades familiares.

 

Por otra parte, las políticas públicas siguen siendo en su mayoría acciones encaminadas a responder a una imagen familiar compuesta por  el padre proveedor, la mujer ama de casa,  hijas e hijos. Este sesgo que persiste en las acciones de gobierno llega a ser negativo para el género femenino porque no facilita su ingreso y permanencia en el mercado de trabajo y porque ignora las responsabilidades que los hombres necesariamente habrán de asumir en el hogar ante los nuevos roles sociales.

 

Diversos sociólogos han referido que las instituciones refuerzan y reproducen los roles de género y las jerarquías que sobre estos se construyen y han coincidido en la necesidad de crear políticas de conciliación con corresponsabilidad social para impulsar la participación de hombres y mujeres en el cuidado de las personas y del hogar.

 

Atendiendo a esto, la presente Iniciativa busca dar respuesta a las necesidades inmediatas de transformación del modelo de organización social del cuidado y trabajo del hogar, que tradicionalmente ha sido asignado a las mujeres pero que en las condiciones de la economía actual resulta ya obsoleta.

 

Este tipo de políticas, llamadas por algunos autores como  de conciliación con corresponsabilidad son prácticamente inexistentes en México, de ahí la necesidad de iniciar un proceso de debate público sobre el tema de las desigualdades de género en el ámbito laboral y su relación con el hogar y sus integrantes.

 

Este debate es indispensable para posicionar en la agenda gubernamental el tema de las tensiones y dilemas que enfrentan las mujeres, con el objetivo de transformar la concepción, fundamentación y diseño de las políticas y programas de gobierno que tienen impacto en la vida laboral, personal y oportunidades de desarrollo para las mujeres.

 

Se trata de plantear como prioridad la intervención gubernamental con la finalidad de convertir la conciliación con corresponsabilidad social en objeto de la política pública. De igual manera es importante incluir en el debate la idea, promovida por la Organización Internacional del Trabajo, en torno a la doble capacidad de la conciliación y de los cuidados, como generadores de empleo y como proveedores de protección.

 

En suma, la propuesta busca dar respuesta y modificar la situación de  mujeres que enfrentan inequidades en el ámbito público, y la que viven en sus familias, pues trabajan más en el hogar que sus contrapartes los compañeros hombres.

 

Las mujeres mexicanas dedican 373 minutos cada día a diversas actividades del hogar, más de tres veces que los 113 minutos destinados por los hombres, según cifras de la OCDE.

 

En algunas de las tareas realizadas en casa, las diferencias de género son mayores: en el cuidado de los hijos, las mujeres destinan 53 minutos al día y los hombres solo 15; ellos pasan 75 minutos diarios realizando actividades rutinarias como limpieza, preparación de alimentos o lavado de ropa, mientras que ellas le dedican 280 minutos al día, casi el cuádruple de tiempo.

 

Consideramos que esta propuesta busca atenuar la desigualdad entre hombres y mujeres, reconociendo la importancia del trabajo el hogar, incluido el cuidado de los hijos. Se reconoce asimismo que este trabajo implica una contribución a la economía de las familias y una condición para el sostenimiento del hogar, razón por la cual se incluye en el artículo 164 del Código Civil para asegurar que las personas (hombres o mujeres) que están contribuyendo de esta manera a la economía de sus hogares sean reconocidas por la ley.

 

Es cuanto, Señor Presidente.

 

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