Elección de ministros a la Suprema Corte está viciada de origen: Luis Humberto Fernández


Intervención en tribuna del senador Luis Humberto Fernández Fuentes, del Grupo Parlamentario del PRD, para razonar su voto en contra del dictamen que determina que la idoneidad de los candidatos a ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Luis Humberto Fernández Fuentes, (LHFF): La elección de ministros para la Suprema Corte es de la mayor transcendencia para la salud de la República. En este proceso el Senado enfrenta un dilema: apostar a un ministro para salir al paso con la medianía, o abonar a un ministro que le abone al fortalecimiento de las instituciones.

 

La elección de ministros a la Suprema Corte está viciada de origen, está diseñada para que el Ejecutivo nunca pierda, de hecho es una de las piedras fundacionales del presidencialismo mexicano.

 

Es un proceso apurado, apretado, sin salida, con pocas posibilidades de escrutinio. Es personalísimo al Presidente, quien presenta una terna sin justificación o lógica alguna. Sólo propone los nombres, si no gustan los vuelve a proponer y si con todo esto no pasan, entonces él elige directamente. Esto hace una proclividad natural al poder.

 

Anunciamos ya nuestro voto en contra del dictamen, permítanme argumentar nuestras razones.

 

Lo más importante para ser ministro de la Suprema Corte son dos cosas: ser independiente para ser un contrapeso efectivo del poder y contar con capacidades profesionales pertinentes y de análisis para realizar el trabajo.

 

  1. La duda fundamental es la independencia del los intereses partidistas, sectarios o del Presidente en lo personal, ya que la falta de la justificación o conveniencia para la Justicia o para el Estado no lo acreditan, pero tampoco los aspirantes hacen mucho para acreditar su independencia política.

 

0La prueba de esto es que durante las disertaciones de los aspirantes a ministros frente al Pleno del Senado, la independencia del ejecutivo, la visión de la Suprema Corte en como elemento fundamental de la democracia mexicana no fueron una constante.  No había el  ánimo de mostrar cual es su filosofía jurídica frente a la realidad nacional.

 

La idea de la división de poderes es acotar al poder, evitar acciones arbitrarias, autoritarias que vulneren al ciudadano y la democracia.

 

La democracia constitucional es un sistema de engranes, en el que cada una de las instituciones tiene una función para fortalecer a todo el conjunto.  La Corte está para limitar, no para servir al poder.

 

Pero las instituciones trabajan a través de personas y si su actuar está comprometido con partidos o personas, la institución pierde su potencia.

 

Sus argumentos fueron débiles o ausentes, en su caso uno de los aspirantes con honestidad y franqueza dijo que la independencia no era un requisito constitucional, por lo tanto no estaba obligado a acreditarlo, que abonaba a la colaboración entre poderes.

 

Pero de lo que estamos hablando es de ser un contrapeso a los otros poderes.

La Corte, repito, es para limitar al Poder, no para servirle.

 

En esta terna, señores y señoras senadores, no hay más que servidumbre al poder.

 

Y segundo punto: las capacidades profesionales pertinentes.

 

En un país donde la justicia sigue siendo una deuda, donde la violación de derechos humanos le ha dado presencia a México en el Mundo, mandar una terna de abogados vinculados a la administración sin trayectoria de derechos humanos es absolutamente impertinente.

 

Mandar únicamente abogados/administradores es una  falta de sensibilidad, criterio y atención.

 

En la terna no encontramos historias de éxito, solo la medianía en el servicio público.

 

En el clásico de la administración pública mexicana, “el funcionario, el diplomático y el juez”, del Dr. Omar Guerrero, describe con puntualidad que los trabajos del Estado requieren tres tipos de actores que tienen una naturaleza diferente y por lo tanto requieren una ética y una formación diferente.

 

Un juez, no es lo mismo que un administrador. No hay elementos que los acrediten como jueces de constitucionalidad.             No hay elementos en su historia de vida profesional que los acredite como juzgadores.

 

Aquí no hay materia para ministro de la Corte.

 

Todo lo anterior porque no encontramos los elementos que los puedan acreditar como jueces justos.

 

Habiendo tantos competentes y con credenciales necesarias, en esta terna no se vio el talento y capacidades. Puedo pensar en muchas profesionales que tienen mayor posibilidad de un desempeño decoroso.

 

Aquí tampoco encontramos primacía moral, técnica, de carácter o independencia, están aquí en una propuesta sin argumentos, como lo habían dicho antes. El tema de fondo es si de verdad tiene más merito que otros profesionales del derecho.

 

¿Cuál es la Corte que queremos? ¿Realmente es lo mejor que hay en este país? ¿De verdad estaremos cómodos con la medianía de esta terna?

 

Esta terna será marcada en la memoria como la terna de la medianía, del promedio, la renuncia a buscar lo bueno, ya no digamos lo extraordinario.

 

Si estos son los mejores juristas que el presidente ve, ahora nos explicamos la crisis de justicia y derechos humanos.

 

En todo caso este proceso debe acabar hoy, es reconocido por prácticamente todos como disfuncional.

 

La atenta súplica es que rechacemos  la terna para que la Suprema Corte pueda eventualmente ganar un buen ministro y no el poder una servidumbre más.

 

Es cuanto señor presidente.

 

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