El acuerdo de Asociación Transpacífico en la geopolítica mundial / La Crónica de Hoy


El 5 de octubre de este año los líderes de Australia, Brunei Darussalam, Canadá, Chile, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur, Estados Unidos y Vietnam firmaron el Acuerdo de Asociación Trans-Pacífico (AATP). Dada su relevancia para el futuro del mundo, es obligado analizar el marco conceptual y de referencia que instituye al acontecimiento.
La globalización es un proceso irreversible que propicia cada vez una más intensa disputa entre los Estados/Nación para obtener el control geopolítico y el máximo beneficio de los capitales financiero, productivo y comercial, a largo plazo, exige competir en un único y gran mercado mundial.
En este jaleo, obviamente los países más poderosos pretenden fortalecer su influencia a largo plazo en las áreas o regiones que ya dominan y reducir la de sus adversarios.
Las claves del fenómeno son la interdependencia económica, la gobernanza mundial, el control de los recursos energéticos y de las materias primas o de subsistencia, el desarrollo científico, la innovación tecnológica, las comunicaciones y transportes, la concentración de la riqueza, la desigualdad, el cambio climático, la diversidad cultural, el crimen organizado, el terrorismo, el poder militar y nuclear.
El principal eje de la economía global y de los desafíos geopolíticos es el Océano Pacífico y los principales polos estratégicos son EUA, China, India, Rusia, Brasil y Alemania en Europa occidental. Ninguno está dispuesto a aceptar el dominio de otro y, cada cual, hará las alianzas que considere pertinentes de acuerdo a sus circunstancias concretas. Más allá de su soberana voluntad, el resto de los países, con algunas excepciones, está sujeto a los intereses y decisiones de una u otra de las naciones dominantes. La relación de México con EUA es un claro ejemplo de ello a nivel mundial.
La región Asia-Pacífico concentra el 60% de la población mundial y 17% de la superficie terrestre. Entre 1980 y 2012 su PIB se multiplicó once veces, en dólares corrientes pasó de 16.8% a 31.4%. A la vez, China ha sido preponderante en la región, pues en ese periodo su PIB nominal se multiplicó 40.7 veces, más que ninguna otra economía en el mundo desarrollado (EUA 5.6%, Alemania 4%, Japón 5.5%, Francia 3.7% y España 6%) o emergente (Brasil 16.3%, México 5.1% e India 10.7%).
Así, la intención del AATP –principalmente de EUA- es moderar la ascendencia de las economías emergentes de la región, destacadamente China, Rusia e India, porque de otra manera no habría condiciones para una competencia mundial equitativa.
Al respecto, en un primer acercamiento, debe considerarse que la economía de los 12 países firmantes del ATTP actualmente supone el 40% del PIB mundial, 25% del comercio internacional y 28% de la Inversión Extranjera Directa.
El PIB de Estados Unidos y Japón es el 79% del conjunto de los países firmantes, los otros 10 países representan el 21%. La aportación  mexicana es el 1.4%: casi nada. De acuerdo con esta correlación de fuerzas, debe evaluarse la balanza de ventajas y riesgos para cada uno de sus signatarios, en el entendido de que el sentido común establece que más ventajas y menos riesgos tiene “Goliat”. Es decir, de entrada, al interior del AATP es imposible la competitividad equitativa que se reclama en la geopolítica mundial.
Con la experiencia de 21 años de vigencia del TLCAN, que tuvo resultados negativos para México porque no desarrolló el libre mercado, es que debe analizarse la estrategia de política exterior y económica de México en la región Asia-Pacífico.
Sería insensato el titubeo y, más aún, ser “los bueyes de una carreta” a la hora de evaluar las ventajas y las desventajas en los sectores financiero (capital especulativo), agroalimentario (tanto en productos básicos como procesados)  e industrial (específicamente en rubros como el automotriz, textil, farmacéutico), considerando los derechos de autor y de patente, las telecomunicaciones, la innovación tecnológica, los recursos naturales, especialmente los hídricos y energéticos, la protección del medio ambiente, entre otros, pero sobre todo el nivel del bienestar de los seres humanos.
Podemos adelantar que el ATTP afectará negativamente a México. La estrategia debe ser impulsar otra visión de la globalización centrada en la cohesión económica de América Latina y los llamados BRICS.

Senador del PRD
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