El populismo y EPN / Excelsior


Durante la presentación del Tercer Informe de Gobierno, Enrique Peña Nieto identificó al populismo como la gran amenaza que enfrenta el país. Una breve revisión de los resultados económicos permite ver que hay peores riesgos para el país que aquel en el que el Presidente busca poner énfasis.

La Reforma Fiscal aprobada al inicio de esta administración tenía por objetivo dotar al Estado mexicano de recursos para combatir a la pobreza, dinamizar el crecimiento y descansar el esfuerzo tributario en los segmentos de contribuyentes con mayores ingresos.

En su momento, el apoyo a la reforma por parte del Congreso de la Unión estuvo condicionado a metas de austeridad, a la reingeniería del gasto público para hacerlo funcionar como una verdadera palanca de desarrollo, y a que el gobierno generara los bienes y servicios públicos necesarios para el desarrollo de la sociedad.

A dos años de distancia, los resultados económicos arrojados son contrarios al acuerdo parlamentario al que me refiero. Y no sólo eso, se han generado escándalos de corrupción y de conflictos de interés que restan legitimidad y han mermado dramáticamente la confianza pública.

El gobierno de Peña Nieto ha fallado en todas sus expectativas de crecimiento para la economía nacional. Para 2013 se aprobó un crecimiento de 3.5% y terminamos apenas con 1.8 por ciento. En 2014 se aprobó un 3.9% y cerramos en 2.7%, y para este año la cifra aprobada fue 3.7% y la expectativa actual de cierre ronda 2.4 por ciento.

Con estas tasas de crecimiento, Peña y su gabinete económico nos quedan a deber, al primer semestre de este año, un millón 54 mil 268 empleos. Es decir, el crecimiento económico en este gobierno está lejos del necesario para dar trabajo a un millón 100 mil jóvenes que cada año ingresan al mercado laboral.

Según el Coneval, hay 56 millones de mexicanos que viven en pobreza. Tan sólo a lo largo de esta administración, entre 2012 y 2014, la cifra se incrementó en dos millones. De igual forma, se mantiene una desigualdad atípica sostenida, con un coeficiente de Gini de 0.441 para 2012, México pertenece al 25% de los países más desiguales del mundo.

Al lado de este mal desempeño en materia de crecimiento y empleo, está el dato de la economía informal. Al cierre del año pasado, la informalidad en México se ubicó en 57.9%, esto es, prácticamente seis de cada diez oportunidades de trabajo están en la economía informal. De ahí que más de la mitad de los empleados no tengan acceso a instituciones de salud.

En paralelo a esta situación, el gobierno ha incrementado el endeudamiento para las generaciones futuras. El saldo de los requerimientos financieros del sector público ha pasado de 37% del PIB en 2011 a 48% del PIB, propuesto para 2016.

A la par del mal desempeño económico, está la corrupción y la impunidad. A la serie de escándalos de conflictos de interés que han rodeado la actual administración federal, podemos añadir los escándalos en las entidades federativas. El más reciente es de los 11 mil 620 millones de pesos de irregularidades encontradas por la Auditoría Superior de la Federación durante la administración del gobernador Javier Duarte de Veracruz, con las mayores afectaciones en los sectores de educación y salud.

Ante este escenario no debe sorprendernos que en el Reporte de Competitividad Global 2015 del Foro Económico Mundial, México esté considerado entre los países con mayor desvío de recursos del gobierno a nivel mundial.

Las metas económicas y de gasto público no alcanzadas se traducen en una pésima calidad en educación pública, en salud, en seguridad pública y en justicia, lo que conduce a violaciones continuas a los derechos humanos de millones de mexicanos y malestar generalizado. De acuerdo con la encuesta BGC-Excélsior de agosto pasado, el pesimismo en torno a la situación general del país está en uno de los niveles más altos del sexenio y la opinión negativa sobre la situación actual de la economía ha pasado de 56% a 67 por ciento.

El Presidente critica el populismo, pero no explica qué entiende como tal. Parecería que busca tejer una cortina de humo frente a los malos resultados económicos, bajo crecimiento, desempleo, incremento de la pobreza, desigualdad y corrupción galopante. Será mejor que ponga atención a aquello que hoy le toca atender.