No al impuesto al cacao / La Crónica de Hoy


El pasado 8 de septiembre llegó al Congreso de la Unión el Paquete Económico 2016, integrado por la Iniciativa de Ley de Ingresos de la Federación y el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación. Esta ley es medular porque abarca y toca todas las actividades del quehacer de los mexicanos en su aspecto diario, es decir, afecta sus actividades cotidianas.

 

De allí una preocupación en mi calidad de senador, y en especial como representante de mi estado natal Tabasco, pues tengo información que en esta nueva edición de la Ley de Ingresos se pretende un incremento de impuestos a la industria del chocolate.

 

Esta industria que se nutre básicamente del fruto y grano del cacao se considera factor fundamental de la economía tabasqueña y golpeará a la gente a la cual le da empleo si se llegara a gravar.

 

Cuando se sube el impuesto a este producto las justificaciones son variadas, y en los últimos años el pretexto ha sido el combate a la obesidad. Nadie puede estar en desacuerdo en el combate a este mal que afecta a miles de jóvenes y adultos mexicanos; el daño radica en esta apreciación equivocada: que el chocolate es un producto chatarra.

 

El cacao y su derivado, el chocolate, no es un alimento dañino, sino por el contrario, tiene un origen natural y una calidad alimenticia que generaciones de mexicanos siempre hemos consumido y que está arraigada en nuestra cultura desde tiempos anteriores a la llegada de los españoles.

 

El pretexto que se busca para subir los impuestos a la industria que trabaja con el chocolate es el combate a la obesidad. De forma equivocada se ha hecho una vinculación arbitraria entre el cacao y su producto el chocolate con la obesidad y el sobrepeso, sin que existan los estudios científicos ni las evidencias de que tal relación exista realmente. Se nutre de supuestos.

 

Como un dato interesante sirva el presente: en el 2014 los países en el mundo que mayor consumo hicieron del chocolate fueron Suiza y Austria, que registraron un consumo por persona, respectivamente, de 11,9 kg y 8,8 kilos. Esa cantidad es muy superior al consumo de México, el cual es apenas de 700 gramos por persona (per cápita, según dicen los economistas). O sea, el consumo en nuestro país no llega ni al kilogramo; y en cambio las tasas de obesidad en adultos ocupa el segundo lugar a nivel mundial.

 

Otra comparación válida por ser un país de cultura latina como Brasil es que su consumo de chocolate es poco más de dos veces mayor al de México y su nivel de obesidad es mucho menor al nuestro. Las razones de la plaga de la obesidad hay que buscarlas en otro lado y no en el cacao ni en el chocolate.

 

La permanencia de los impuestos actuales no ha tenido un impacto significativo en la recaudación, y que en esta nueva Ley de Ingresos se pretenda subir o se suba aún más la carga fiscal, es muy negativo o francamente nocivo para una industria que aporta a la economía nacional más de 30 mil empleos directos; y en remuneraciones su beneficio ronda los 3,500 millones de pesos; del total del cacao que se produce en el país nosotros consumimos el 98%.

 

Estos datos tienen un interés especial que me llaman mucho la atención, pues el estado que tengo el honor de representar en el Senado –Tabasco- es el principal productor nacional al contribuir con el 67% del total del grano, luego le sigue Chiapas, con un 31%. Otros estados que reúnen las condiciones climáticas para su cosecha y producción son: Guerrero, Oaxaca y Veracruz, todos ellos en el sureste de México, la zona más pobre del país.

 

Además es digno de hacerse notar que México es un potencial productor de este producto que importa alrededor de 63 mil toneladas de cacao en grano por año. Esto constituye un gasto de divisas que bien se podría evitar.

 

Concluyo mi breve exposición con la certeza de que el cacao no es un producto chatarra sino un regalo del campo de México para el mundo, pues de nuestro territorio es originario y forma parte hasta de nuestro patrimonio cultural.

 

Finalmente, tengo como legislador la creencia absoluta de que no debemos seguir golpeando al campo mexicano con mayores cargas fiscales. El campo y sus productores necesitan auténticos apoyos y no mayores cargas fiscales. XXX TWITTER @SenadorMayans